Por Brett Arends
En tiempos turbulentos, Warren Buffett comparte su filosofía con los accionistas; la defensa es el mejor ataque
De cuando en cuando, surgen voces críticas que aseguran que Warren Buffet ha perdido su magia, que es demasiado viejo y anticuado, que ya no entiende las cosas, que en esta ocasión está equivocado.
Así ocurrió durante la burbuja de Internet, cuando Buffett recibió burlas por no unirse a la fiesta. Y volvió a ocurrir el año pasado. Después de que el Promedio Industrial Dow Jones cayera por debajo de los 7.000 puntos, Buffett fue criticado por haber entrado a invertir durante la crisis demasiado pronto y demasiado audazmente, haciendo grandes apuestas por Goldman Sachs y General Electric durante los últimos meses de 2008 y alentando al público a comprar acciones.
Ha llegado la hora de que esas voces críticas se sienten en la mesa de Buffett para comerse un pastel de humildad, sus propias palabras y su pavoneo.
Recientemente, Berkshire Hathaway —el holding de Buffett— reportó un alza de 61% en sus ganancias del año pasado a US$5.193 por acción, mientras que su valor contable subió 20% a un máximo histórico. Las acciones Clase A de Berkshire, que bajaron a casi US$70.000 el año pasado, han repuntado a US$120.000.
¿Y las apuestas por GE y Goldman? Hasta ahora, Berkshire se ha embolsado miles de millones de dólares. Y cualquiera que hubiera seguido el consejo de Buffett de invertir en el mercado bursátil en octubre de 2008, incluso a través de un simple fondo indexado, habría ganado alrededor de 25%.
Obviamente, esto no es nada nuevo. Cualquiera que hubiera comprado una participación de US$10.000 en Berkshire Hathaway a principios de 1965 ahora tendría unos US$80 millones.
Clima de miedo
¿Cómo se las arregla? Buffett compartió sus principios con los nuevos inversionistas en su carta a los accionistas divulgada la semana pasada:
Manténgase líquido. «Nunca dependeremos de la bondad de los extraños», escribió. «Siempre organizaremos nuestros asuntos de manera que todas las necesidades de dinero en efectivo que tengamos se vean empequeñecidas por nuestra propia liquidez. Además, esta liquidez se verá constantemente suplida por un surtido de ganancias de nuestros múltiples y diversos negocios».
Compre cuando todo el mundo está vendiendo. «Hemos invertido mucho dinero durante el caos de los últimos dos años. Ha sido un período ideal para los inversionistas: un clima de miedo es su mejor aliado… Las grandes oportunidades llegan con poca frecuencia. Cuando llueve oro, agarre un cubo, no un dedal».
No compre cuando todo el mundo está comprando. «Aquellos que invierten sólo cuando los comentadores son optimistas acaban pagando un precio muy alto por tener una certeza insignificante», escribió Buffett. El corolario obvio es ser paciente. Sólo puede comprar cuando todo el mundo está vendiendo si antes se controló cuando el resto estaba comprando.
Valor, valor, valor. «A la postre, lo que importa en la inversión es lo que paga por un negocio —mediante la compra de una pequeña parte en el mercado bursátil— y lo que ese negocio gana en el siguiente decenio o dos».
Crecimiento drástico
No se deje atraer por las historias de gran crecimiento. Buffett les recordó a los inversionistas que él y el vicepresidente ejecutivo de Berkshire, Charlie Munger, «evitan negocios cuyo futuro no podemos evaluar, por muy excitantes que sean sus productos».
La mayoría de los inversionistas que apostó por la industria automotriz en 1910, por el sector aéreo en 1930 o por los fabricantes de televisores en 1950 acabó perdiendo hasta la camisa, incluso a pesar de que sus productos cambiaron el mundo. «El crecimiento drástico» no siempre lleva a altos márgenes de ganancias y elevados retornos de capital. ¿Les suena de algo China?
Entienda qué es lo que posee. «Los inversionistas que compran y venden basándose en comentarios de analistas o de los medios de comunicación no nos interesan», escribió Buffett.
«Queremos socios que se unan a Berkshire porque quieren hacer una inversión a largo plazo en un negocio que ellos mismos entienden y que sigue políticas con las que se identifican».
La defensa es el mejor ataque. «Si bien hemos estado por detrás del índice S&P 500 en algunos años que fueron positivos para el mercado, nos ha ido consistentemente mejor que al S&P en los once años en los que obtuvo resultados negativos. En otras palabras, nuestra defensa ha sido mejor que nuestro ataque, algo que probablemente continuará».
Fuente: http://EscuelaParaRicos.net