«Una persona común y corriente visualiza primero los riesgos antes de tomar una decisión, pero el emprendedor primero ve las oportunidades y luego se ocupa de los riesgos». Así me dijo hace poco una persona que fundó su primer proyecto empresarial a los 22 años, siempre ha sido su propio jefe y actualmente, décadas después de aquel comienzo, está levantando desde cero una empresa de turismo.
La visualización es un ejercicio intelectual y emocional. Descartamos ciertos aspectos del cuadro para enfocarnos en algunos, los que suelen tener mayor importancia para nosotros, y a partir de allí tomamos decisiones. Esto aplica tanto a la vida diaria como a los negocios, y prueba de ello es cuando una persona tiene en mente un proyecto empresarial propio. Muchas veces hacia donde va la mirada, allá mismo le sigue el resultado.
Ciertamente se deben evaluar los pro y los contras, comparar las metas esperadas con los recursos disponibles, para saber calcular el riesgo. El problema está en cuando el riesgo -o el temor al mismo- determina por sí solo la decisión.
¿Las posibles consecuencias negativas te impiden avanzar? Para evitarlo, puedes aplicar los siguientes pasos:
1. Define claramente tu visión: hacia dónde puede llegar esa nueva idea, qué potencial de crecimiento tiene, qué necesidades de nuestro mercado objetivo va a solventar. Más que un producto o servicio en específico, el potencial comprador está buscando soluciones.
2. Decide la estrategia más adecuada: qué soluciones le ofrecerás a tu cliente, qué canales utilizarás para hacerle llegar el mensaje y comunicarte con él. Y ahora sí, piensa en qué estrategias serán las más adecuadas para contrarrestar las situaciones adversas.
3. Aprende: el emprendedor suele ser una persona experimental por naturaleza, va y hace, y corrige errores sobre la marcha, sin conformarse con lo que le cuentan. Por ello, no está demás aprender lo más posible de libros, ebooks, cursos, de otras personas que han estado donde actualmente nos encontramos con nuestro proyecto empresarial, pero sobre todo aprender de aquello que no salió como se esperaba, pues cometer errores es inevitable, pero el aprendizaje es opcional.
Si tienes una idea de negocio -o varias, el emprendedor suele ser, además, polifacético- pero sientes que el miedo podría paralizarte, piensa en esta VIA: Ver, Implementar, y Aprender. Visualizando los ángulos correctos encontrarás la vía para no perderte.