La persona Proactiva cultiva y desarrolla una conducta orientada a tomar iniciativas. Esto no es lo mismo que concebirla en el extremo opuesto de una persona Reactiva. No es así de simple.
Por otra parte la persona Reactiva no puede calificarse desde la lógica de la acción o reacción, estas calificaciones no le hacen mérito. La persona Reactiva es simplemente alguien que no toma iniciativas con regularidad y actúa en función de estímulos específicos.
No existe nada malo, “per se”, en ser Reactivo. Es más, éste sesgo conductual puede ser beneficioso en muchas circunstancias, porque de hecho involucra la asunción de menos riesgo y mayor control de las situaciones. Las personas Reactivas son conservadoras, calculadoras, y esto no es negativo, al menos no en la lógica del juicio previo que ignora las particularidades de un evento. Reactivas son TODAS las personas en determinado momento y circunstancia.
¿Por qué entonces se ha desarrollado tanto la apología de la persona Proactiva?
Esencialmente por un motivo: la importancia que tiene tomar la Iniciativa con regularidad.
Iniciativa significa “proponer” algo que sirva para iniciar alguna cosa, tener la capacidad de idear, inventar o emprender. La Iniciativa pone en marcha procesos que de otra manera permanecerían inactivos. Esta es su importancia, y por ende la virtud de una persona Proactiva.
Tomar la Iniciativa con regularidad y ser considerada una persona Proactiva, no es garantía de alcanzar siempre los resultados que se esperan, de ninguna manera. Asumir que una persona Proactiva es el factor que hace virtuosa una labor e incrementa las probabilidades de éxito, es una consideración que no tiene sustancia.
En realidad las personas Proactivas yerran con más frecuencia que las Reactivas, fallan más que aquellas que esperan el desenvolvimiento de los hechos y reaccionan en consecuencia, con mejores fundamentos para la toma de sus decisiones.
Al tomar la Iniciativa, la persona Proactiva genera cambios en la forma que se hacen las cosas y el carácter que tienen determinados procesos. En esto se destaca su conducta. Los cambios son provechosos cuando las acciones habituales no conducen a beneficio.
En ése sentido, la persona Reactiva no siempre “produce” los cambios que exigen ciertos eventos, especialmente aquellos que no van por el curso deseado.
El mundo funciona hoy en una dinámica que necesita Iniciativas y las premia, por eso destaca la consideración del hombre Proactivo, pero las estructuras y los sistemas que sostienen las actividades humanas precisan respuestas y reacciones que generen homeostasis y allí encuentra sitial el hombre Reactivo.
1.- La persona Proactiva no puede calificarse exclusivamente como una persona orientada a la Acción.
Esta no es una interpretación correcta.
Las personas Reactivas también actúan, y lo pueden hacer muy bien.
Tomar Iniciativas es una cosa y ser una “persona de acción” es otra. Quién toma una Iniciativa hace “algo” que las demás personas no hacen, o dicho de otra forma “actúa” en algo que no merece la atención de los demás. Ésa es la diferencia. No es el mero hecho de actuar, más bien hacerlo cuando los demás permanecen inmóviles al respecto.
Curiosamente, son las personas Reactivas las que habitualmente brindan el apoyo fundamental cuando las Iniciativas se producen y las respuestas o los procesos cambian. Las personas Reactivas evalúan los “nuevos estímulos” y actúan en consecuencia, convirtiendo las Iniciativas en procesos continuos y sostenibles. Si no sucediera esto, toda Iniciativa quedaría huérfana y carecería de efectividad.
2.- La persona Proactiva es inconformista y rebelde.
La mente de la persona Proactiva entiende que siempre existen muchas opciones para hacer algo, unas mejores que otras. Nunca asume que las cosas se estén haciendo de la mejor forma. Esto lo convierte en un inconformista. Y no es que solo mantenga esta postura, en realidad actúa en consecuencia y toma la Iniciativa. Esto lo convierte en una persona rebelde.
No todas las situaciones se adecúan a estas conductas, por ello es un error asumir que las personas Proactivas son virtuosas por antonomasia.
Evidentemente existen circunstancias en las que nada es más valioso que una persona que se resiste a los moldes y está convencida que hay muchas opciones para resolver algo. En esos casos se perfecciona la actitud de una persona Proactiva. Todo depende de la naturaleza de las situaciones y los hechos.
Las personas Proactivas son funcionales cuando las acciones o tareas se desenvuelven en escenarios poco estructurados y con incertidumbre, hechos cambiantes y dinámicos. Son también muy efectivas cuando las acciones se llevan a cabo en “soledad”, lejos de “mandos naturales” y apoyo significativo.
Por otra parte, las personas Proactivas no siempre destacan donde los Sistemas están bien estructurados y funcionan eficientemente. Un Sistema tiene mayor poder y alcance que un Individuo, y allá donde opere apropiadamente prevalece en relación a lo que puede conseguir una persona Proactiva.
Las personas inconformistas y rebeldes son ciertamente importantes para los Sistemas, pero solamente en el largo plazo, cuando así lo determina el interés estratégico y no la mera coyuntura.
3.- La persona Proactiva no necesariamente es un Líder, y un Líder no necesariamente es una persona Proactiva.
Asociar estas cualidades no es acertado, y lamentablemente se lo hace con frecuencia.
El Líder responde a muchas más variables, no solamente al hecho de ser quién tome Iniciativas.
Personas Reactivas pueden liderar muy bien los esfuerzos de equipos que precisamente estén “reaccionando” ante un evento.
La persona Proactiva, en cambio, puede carecer de la capacidad para organizar y dirigir el esfuerzo de otros cuando se ha activado un nuevo proceso.
El Líder es un “animal de equipo”, y la persona Proactiva frecuentemente se distancia del grupo para activar sus inquietudes. Ese “cliché” que supone que Líder es aquel que “da el paso al frente” lo ha situado siempre muy cerca de la persona Proactiva, pero es solamente eso: un cliché. El Líder puede tomar la Iniciativa muchas veces y eso no lo convierte en una persona Proactiva. Y al tomar la Iniciativa está efectivamente liderando un cambio, pero eso no la hace un Líder.
La persona Proactiva comanda sus propios actos, aquellos orientados a generar cambios, el Líder comanda grupos de personas que tienen un objetivo común. Hay diferencias.
4.- Adaptación vs Cambio.
Tener la habilidad de adaptarse constituye una Fortaleza del carácter, tener la capacidad de generar un cambio es una virtud. Las fortalezas se construyen, las virtudes se cultivan.
Adaptarse apropiadamente a los cambios es un rasgo distintivo de las personas Reactivas, y un mérito indudable, por esto es un error calificarlas con ligereza.
Una persona que “reacciona bien” o “reacciona con propiedad” es valiosa desde cualquier punto de vista. Estos son los individuos que transforman “reacciones” en “respuestas”, entendiendo que las primeras se hallan más cerca de lo visceral y las segundas de la razón.
La capacidad de adaptación conquista todo evento, la capacidad de generar cambios modela la Historia.
5.- La persona Proactiva es el Agente Táctico por naturaleza.
El Agente Táctico se desempeña en las vecindades del Contacto, allá donde la acción encuentra su clímax. Éste es el medio natural e idóneo para la persona Proactiva. En ése escenario el cambio es una constante y la adaptación insuficiente. La lógica de que la realidad se construye a partir de la evaluación permanente de opciones que guíen la acción, cobra valor incalculable. En ésos escenarios la Iniciativa es indispensable.
Y cuando el Contacto o la Acción son determinadas por lo que hacen voluntades opuestas (competidores, rivales, adversarios, enemigos, etc.), la Iniciativa se convierte en un requisito de gobierno.
Una de las ventajas del ejército alemán al inicio de las campañas militares de la Segunda Guerra Mundial fue contar con Oficiales de graduación intermedia altamente proactivos, inclinados a tomar Iniciativas en función del carácter de las circunstancias. Estos oficiales, sin embargo, formaban parte de uno de los Sistemas más rígidos que ha existido: el ejército alemán de ascendencia prusiana. La combinación de un Sistema eficiente y la flexibilidad táctica les dieron resultados extraordinarios: capacidad de actuar, reaccionar, adaptarse y tomar iniciativas.
La persona Proactiva no es el ícono que presentan cada vez con más frecuencia quienes quieren clasificar de manera simplista las aptitudes y conductas humanas. No es tampoco el referente positivo ante “personas reactivas”, la persona Proactiva es actor importante de la dinámica de comportamiento y desarrollo del hombre pero como complemento idóneo de otras habilidades y aptitudes que forman el mosaico del talento humano, nada más, y por supuesto nada menos.
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
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