¿Alguna vez has visto la caricatura de Avatar, la leyenda de Aang?
Trata sobre un pequeño niño monje que podía dominar los 4 elementos: fuego, aire, agua y tierra.
Él, al comienzo solo podía controlar uno de los 4 elementos: aire; y toda su historia trata sobre cómo fue aprendiendo a dominar cada uno de los otros 3.
Hola, Daniel Gaona aquí, disculpa mi tardanza en saludarte pero comencé con esta inspiración y no pienso dejarla de lado.
¿Te preguntarás qué tiene que ver una caricatura con los negocios?
Bien, pues es más o menos lo que tienes que llegar a dominar… los elementos.
Recién he platicado con mi socia Susana de cómo los miedos, inseguridades, la condición del mercado y demás pueden reflejarse e impactar directamente en cómo ofreces tu producto o servicio: malbaratándolo, no cobrando puntualmente, aguantando a tu cliente o proveedor, encerrándote con más trabajo del que puedes realizar y por un precio menor, etc.
Todo eso lo conozco porque lo he sentido y además hecho.
Y ¿sabes otra cosa? No se trata de jamás sentirlo o que las cosas afuera cambien.
Aang, el avatar cometió varias torpezas a la hora de dominar cada elemento, el agua podía ser muy peligrosa cuando la manejaba mal, provocando catástrofes o daños a sí mismo. Pero una vez que la supo manejar, se convirtió en una poderosa arma en su arsenal.
Lo mismo tienes que hacer tú… no se trata de que los clientes se compadezcan de ti, de que surja una nueva ley que te proteja… se trata de que eleves tus habilidades de manejarte a ti mismo/a y también de negociación, de que sepas canalizar tus miedos, tus enojos, tus inseguridades y demás emociones además de que aprendas cómo negociar mejor lo que vales.
Sólo así cambiará la situación, pero si buscas que el gobierno o los demás cambien sería como pedirle al agua que sea dócil todo el tiempo.
Los elementos, así como tus emociones pueden ser utilizados a tu favor. Así como el avatar aprendió a manejar dichos elementos tú también puedes, siempre y cuando estés abierto/a a aprender sobre su manejo.