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Una cuestión de costos: 1 de cada 4 latinoamericanos se ha dado de baja de servicios de streaming

Hoy en día, contar con al menos una suscripción de servicios de streaming en el hogar es tan común como tener un refrigerador o un microondas.

Estas plataformas han transformado la forma en que consumimos entretenimiento y se han convertido en un elemento esencial que nos acompaña en nuestro diario vivir.

No obstante, en Latinoamérica, el aumento en los costos de estas suscripciones ha llevado a que uno de cada cuatro latinoamericanos se haya dado de baja de algún servicio de streaming en el último año.

Esto, sumado a los continuos esfuerzos de plataformas como Netflix para limitar el uso compartido de contraseñas y las crecientes medidas en contra de la piratería, han generado una creciente preocupación por la relación costo-beneficio de estas suscripciones, lo que refleja los desafíos económicos que enfrentan los consumidores en la región.

Impacto del costo en la suscripción a servicios de streaming

En el reciente reporte de consumo de streaming en Latinoamérica realizado por la agencia Sherlock Communications, se encontró que tres de cada cinco personas (62%) en América Latina consideran que se ha vuelto demasiado caro tener más de una suscripción de streaming.

Esto es particularmente notorio en Argentina, donde un 70% de los entrevistados se cuestiona la posibilidad de contratar más de uno de estos servicios, seguido por Chile, con un 68%.

Pero además del costo, los latinoamericanos también registraron el descontento con el contenido como una razón para darse de baja de los servicios de streaming en el último año, con un 13% diciendo que había mejores alternativas en otros lugares y un 12% afirmando que el contenido era aburrido, repetitivo o de baja calidad.

Estos números nos indican que no solo hay una creciente preocupación por los costos, sino también un cambio significativo en la percepción del valor que estas plataformas proporcionan.

Molestias y cambios en la percepción del valor proporcionado

En dicho informe, donde se encuestaron a más de 3.000 consumidores en países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, también se revela que más de la mitad de los encuestados (56%) se mostraron molestos por el traslado de sus programas favoritos de una plataforma a otra.

Esta es una situación que agrava la frustración entre los usuarios, ya que constantemente deben recurrir a más de una plataforma para seguir sus series y películas favoritas.

Más aún, se encontró que siete de cada diez personas en la región (69%) se quejaron de que las películas y series sobre América Latina tienden a centrarse demasiado en asuntos como drogas, crimen, violencia y estereotipos sexuales, dejando al 38% considerando que su país no está ‘representado de forma justa y precisa en los contenidos de streaming’.

La respuesta de los consumidores

A raíz de todos estos desafíos y descontentos, muchos usuarios han buscado alternativas para reducir gastos y maximizar el valor de sus inversiones en entretenimiento digital.

Algunas de estas estrategias incluyen:

  • Aprovechar períodos de prueba gratuitos

Recurrir a los períodos de prueba gratuitos es una táctica comúnmente utilizada por los consumidores latinoamericanos para acceder temporalmente a contenido sin incurrir en costos.

De hecho, el informe revela que en Chile, un sorprendente 38% afirma que se suscribe a pruebas gratuitas de canales de streaming y luego se da de baja una vez que ha visto lo que desea, seguido por Perú, con un 35%.

Esta estrategia permite a los usuarios disfrutar de una variedad de contenidos sin comprometer sus finanzas, demostrando la astucia con la que navegan el panorama del streaming.

  • Rotar suscripciones

Además de aprovechar los períodos de prueba, rotar suscripciones es otra estrategia que muchos latinoamericanos utilizan para manejar sus gastos en entretenimiento.

Esta práctica consiste en suscribirse a un servicio solo cuando se estrenan series o películas de interés y desuscribirse una vez que han terminado de verlas.

Según el informe, alrededor del 22% de los consumidores en la región emplean esta táctica, lo que les permite mantener un control más estricto sobre sus gastos mensuales sin perderse sus contenidos preferidos.

  • Compartir contraseñas

Aunque las plataformas están limitando esta práctica, todavía es común que entre amigos y familiares se compartan sus suscripciones.

Según el informe, casi el 46% de los usuarios en América Latina comparten sus suscripciones de streaming con otros, lo que ayuda a amortizar el costo entre varios usuarios y permite un acceso más amplio al contenido sin un gasto adicional significativo.

  • TV Boxes

Finalmente, los dispositivos TV box, que permiten el acceso a contenido de streaming sin necesidad de suscripciones mensuales, han ganado popularidad como una alternativa para evadir los altos costos de las suscripciones tradicionales.

Aunque operan en una zona gris legal y a menudo enfrentan acciones regulatorias, un 28% de los encuestados en América Latina admiten utilizar estos dispositivos, destacando una vez más la creatividad y la adaptabilidad de los consumidores frente a las estructuras de precios de los grandes servicios de streaming.

Implicaciones y retos para las plataformas de streaming

En definitiva, los hallazgos del informe muestran un panorama desafiante para los servicios de streaming en América Latina.

Para que este modelo de negocio siga siendo viable en la región, las plataformas deberán reconocer y adaptarse a las realidades económicas y culturales de sus consumidores, explorando estrategias que mantengan su lealtad y satisfacción sin sacrificar la rentabilidad.

Esto podría incluir la implementación de modelos de suscripción más flexibles, como planes de bajo costo con publicidad, paquetes familiares más asequibles y promociones que ofrezcan un valor agregado real. Así como la introducción de más contenidos locales que reflejen de manera auténtica y diversa la rica cultura de América Latina.

Y es que con el creciente número de alternativas disponibles y el dinamismo del mercado, los servicios de streaming no solo deben competir en términos de precio, sino también en términos de calidad y relevancia del contenido.

Además, mejorar la comunicación y la transparencia sobre los cambios en el contenido y las políticas podría ayudar a mitigar la frustración y mejorar la percepción del valor ofrecido.

En conclusión, el futuro del streaming en la región dependerá de cómo estos servicios puedan adaptarse a las presiones económicas y a las expectativas cambiantes de los consumidores, fomentando un mercado de streaming más inclusivo y accesible para todos.

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