Todos desarrollamos manías o rarezas y yo no estoy ajeno a esa situación.
Lo mío es algo particular: cuando voy a un lugar público, un negocio, restaurant o donde se preste algún tipo de servicio, tengo que ver en qué condiciones están los baños.
Tanto tiempo haciendo lo mismo me ha llevado a desarrollar una especie de “instinto detector” del lugar donde se encuentra el baño. Tampoco es muy difícil ya que después de varios años de ver estructuras comerciales, diseños y lay-outs es relativamente fácil al menos imaginar en qué sector del local están los baños. Así y todo si falla mi «instinto» pregunto a la primera persona que se me cruza: Donde están los baños?
De esa forma aprendí también a identificar cómo trata una empresa a sus empleados de limpieza y consecuentemente el acto de limpiar sus instalaciones.
Si el empleado lleva empujando un “carrito” todo sucio, ruidoso, que se traban las ruedas, con unos pocos elementos de limpieza, lamentablemente ese empleado no hará bien su trabajo, y la culpa no es de él. No tiene los elementos necesarios para desarrollar sus tareas de manera profesional y hasta estoy seguro que su uniforme no va estar acorde a la situación.
Inspira confianza un medico con el barbijo sucio y el uniforme manchado?
En cambio el empleado que va caminando con su uniforme limpio y el talle correcto, lleva puestos guantes descartables y va observando cada rincón, es signo que ese empleado es respetado, y entrenado adecuadamente para lo que tiene que hacer.
Y de acuerdo a como trata a los empleados de limpieza será el resultado final en pisos, vidrios y espejos.
Si voy al baño y me encuentro con espejos sucios o rotos, canillas que gotean, agua o algún otro fluido de dudoso origen desparramado por el suelo, secadoras de manos que no funcionan y toallas de papel inexistentes, entonces ese baño no sólo carece de los requerimientos mínimos, sino que además no tiene supervisión.
Si el baño está cerrado con llave y tiene un cartel que dice: uso exclusivo para clientes, quiere decir: aquí somos haraganes y no nos gusta limpiar los baños.
Un manager que no supervisa el baño es una persona que no está en todos los detalles, y éste es un detalle importantísimo. Si usted como dueño de un negocio o restaurant no controla los baños o no los hace controlar como mínimo una vez cada hora, lo único que logrará es el descontento de sus clientes.
Y si sus clientes son como yo, cuando un baño no está en buenas condiciones, no vuelven a comprar.