Cada vez más personas buscan financiación a través de Internet, bien para necesidades pequeñas y puntuales de dinero con un crédito rápido o para situaciones más complejas con préstamos personales online.
Las personas suelen acudir a estos créditos por la rapidez y la eficiencia, ya que son pocos los requisitos que se exigen.
Existen en internet dos tipos principales de este tipo de préstamos que cualquier persona que esté pensando en solicitar alguno debe conocer, ya que son bastante distintos entre sí.
- Créditos mini: son unos préstamos de cantidades pequeñas, normalmente el importe oscila entre los 50 y los 400 euros y el plazo varía entre 15 y 30 días. Cubren necesidades inesperadas y urgentes de dinero como una avería de la caldera, una visita inesperada al dentista o cualquier otro imprevisto. Como el plazo es muy corto este tipo de préstamos sólo sirve para tener algo de liquidez urgente hasta que la persona que lo solicita cobre su paga.
Si una persona pide uno de estos créditos rápidos debe tener muy claro que puede devolver el dinero en el plazo previsto y que es para cubrir una necesidad urgente y puntual. Estos préstamos tienen un tipo de interés muy elevado y si no se cumple con los plazos el usuario puede verse en la necesidad de pedir otro igual para pagar el anterior y así estar constantemente pagando intereses. - Prestamos personales online: son muy parecidos a los que pueden conceder cualquier banco y las cantidades suelen ir de 500 a 10.000 euros con plazos de devolución de hasta 5 años. La diferencia con la banca tradicional es que se conceden muy rápido y no hay preguntas. A cambio el TAE es superior al de los bancos.
Puedes acceder a ambos tipos de préstamos a través de plataformas que tiene como objetivo ofrecer productos financieros innovadores a través de Internet aprovechando la tecnología.
Antes de solicitar cualquier tipo de préstamos de estas características, conviene leer muy bien todas las condiciones y textos legales de las webs que ofertan estos créditos para no verse envuelto en una situación aún más complicada.
Además, para estas situaciones puntuales de necesidad, es mejor antes de acudir a este tipo de crédito agotar todas las opciones, ya sea vender algo, pedir a un familiar o intentar negociar un aplazamiento con nuestros acreedores.