Con el Teletrabajo está pasando, este año 2020, algo parecido a lo que le sucedió a Edwin Drake el año 1859, cuando finalmente encontró petróleo en el pozo que excavaba. En ese entonces, el petróleo no era un producto desconocido, pero su disponibilidad y uso eran muy limitados.
Edwin Drake, un hombre de mediana edad, ex oficinista, agente de correos y conductor de ferrocarril, propició que el petróleo se convirtiera en un producto de fácil acceso y abundante.
Drake no aprovechó para sí la trascendencia de su descubrimiento. No poseía visión empresarial. Entendía la importancia de lo que había hecho pero su perspectiva no tenía profundidad. Murió pobre, asistido por el estado de Pensilvania y algunos hombres acaudalados de la industria que ayudó a crear.
La historia que siguió con el petróleo es conocida. El método de explotación de Drake creó la que es, hasta el día de hoy, la industria más grande del mundo. Como materia prima, el petróleo generó una revolución económica, industrial y social. Pronto emergieron infinidad de productos derivados y de distinta aplicación.
Al inicio fue el “kerosene” que alumbró las casas de fines del siglo XIX, e hizo millonario a John D. Rockefeller y su famosa Standard Oil. Luego llegaron la gasolina y otros combustibles, el gas butano, el asfalto, los plásticos, los fertilizantes, plaguicidas, fungicidas, herbicidas, telas sintéticas, detergentes, productos cosméticos, aditivos alimentarios, fármacos y productos sanitarios, etc.
El petróleo cambió la historia del mundo. Y ésa epopeya comenzó un caluroso sábado de agosto de 1859, en Pensilvania.
Algo similar sucede con el Teletrabajo, aunque parezca una sandez decirlo de esta manera.
- En primer lugar, no es un concepto nuevo. Pero su importancia antes de éste 2020 fue casi irrelevante. El mismo caso del petróleo antes del descubrimiento de Drake.
- Segundo: no se aprecia, todavía, la magnitud de sus alcances.
- Tercero: el Teletrabajo, igual que el petróleo, tendrá muchos y muy importantes “productos derivados”. Su impacto trascenderá, holgadamente, todos los cálculos que se hacen en este momento.
- Cuarto: el Teletrabajo llega para dar por concluido el ciclo del sistema de empleo que conocemos. De la misma forma que lo hizo el petróleo con la era que lo precedió.
- Y por último: el Teletrabajo, igual que el petróleo, cambiará la historia del mundo.
¿Parece absurdo hacer estas afirmaciones ahora? Pues bien, algo similar le paso a Drake con su descubrimiento.
Lo cierto es que no hay ninguna exageración en esto. El Teletrabajo es una manifestación (posiblemente la última y más importante), de un proceso evolutivo que se gesta hace buen tiempo.
Para entender la trascendencia de lo que está pasando, solo es necesario algo de lógica y sentido común.
1.- En realidad no se trata del Teletrabajo.-
Éste es solo el vehículo, el mecanismo. El equivalente del “método de perforación” de Edwin Drake, nada más. El “petróleo” se encuentra debajo de la superficie.
El Teletrabajo que entra en escena mundial este 2020, como efecto de una pandemia inédita, consigue DEMOSTRAR que las relaciones de trabajo no precisan los escenarios físicos que las albergaban, o los métodos de relacionamiento que las sustentaban.
¡Esto es lo significativo!
Son casi 250 años que las relaciones laborales se fundamentan en ciertos ambientes de trabajo y vínculos de las personas. Determinados tipos de comunicación, interacciones jerárquicas e intercambios económicos. Y todo eso ha cambiado totalmente en estos meses de pandemia.
No se trata de una respuesta al “presentismo”, la importancia del trabajo en función de resultados o las virtudes de estructuras organizacionales “planas”. El Teletrabajo trasciende todos ésos argumentos, porque en esencia pone en tela de juicio un Sistema Laboral que definió la historia del mundo por más de dos siglos.
Por el momento, el Teletrabajo solo se está manejando como una respuesta a los efectos de la pandemia. Se lo toma como procedimiento alternativo o medida provisional. Pero suponer que esto concluirá así es lo mismo que pensar que el petróleo hubiera terminado solo como un repelente de mosquitos.
Cuando los efectos traumáticos de la pandemia remitan, el Teletrabajo (como sistema), permanecerá, y no será solo una “alternativa al presentismo”, será fundamento de la lógica de trabajo de las próximas generaciones.
2.- El Teletrabajo aumenta la eficiencia de los procesos de producción y baja los costos.-
Por lo tanto, será un mecanismo muy útil para las empresas y su perfil competitivo. Esto es relevante, porque determina que desde la oferta se fomente su establecimiento. Pasó lo mismo con el petróleo. Cuando emprendedores, empresas y grandes industrias, identificaron su valor, las inversiones y el fomento se volvieron explosivos.
Por el momento existen incomodidades y dificultades de adaptación. Es lógico. Pero los empresarios se darán cuenta pronto de las virtudes que tiene el sistema. El “gap” tecnológico no será un problema, las soluciones y respuestas que faltan en este ámbito llegarán, y pronto.
No hay ningún antecedente en la historia empresarial sobre un proceso innovador que no hubiera sido adoptado si poseía bondades en eficiencia o costo. ¡Ninguno! Y el Teletrabajo no será la excepción. Su aplicación y uso estarán fomentados por el empleador.
¿Por qué el Teletrabajo aumenta la eficiencia y baja los costos?
Entre otras cosas, porque reduce procesos y cargas de la estructura burocrática. Las organizaciones empresariales están formadas por dos actividades: las del Negocio y las de apoyo al Negocio. Entre las primeras solo cuentan las de Producción y Ventas, y en las segundas todas las demás: operaciones contables, administrativas, financieras, logísticas, de recursos humanos, marketing, etc.
Las actividades de apoyo al Negocio son siempre “centros de costo”, y su existencia se justifica únicamente en virtud de la utilidad que le representen a las funciones del Negocio.
El Teletrabajo es la medida ideal para hacer un “outsourcing” profundo, económico y eficiente de las actividades de apoyo. Si estás se manejan en la órbita del sistema organizacional y no en el núcleo, posibilitan el enfoque de la Organización en su Negocio, lo que finalmente define el perfil competitivo.
¿Por qué no se produjo este hecho antes? Porque faltaba “el pozo de Drake”. El acto final que certificara factibilidad y viabilidad para los hechos. Esto llegó de la mano del COVID 19. Las organizaciones se vieron forzadas, súbitamente, a adoptar el método. Y los resultados fueron auspiciosos.
3.- El Teletrabajo forma parte de la democratización del empleo y la “transnacionalización” de las relaciones laborales.-
Por el momento, la mayoría de las organizaciones empresariales están haciendo uso del Teletrabajo como un mecanismo inserto en sus procesos convencionales. Transfieren, de un modo físico a uno virtual, las mismas relaciones de trabajo que sostenían antes de la pandemia.
Pero pronto caerán en cuenta que la mecánica amplía sus posibilidades de manera extraordinaria. Porque les permite recurrir a servicios profesionales de cualquier persona en cualquier lugar del mundo. No existe límite. Es lo mismo que alguien haga un trabajo remoto a 50 kilómetros de distancia o a 500.
Esta es la democratización del empleo: la posibilidad de acceder a servicios profesionales en un universo de personas, con todas las particularidades y bondades que se precisen. Una empresa ubicada en el polo norte puede tener parte de su equipo de trabajo en el polo sur, y posiblemente a menor costo y mayor calidad.
No se trata de la globalización del talento, es en realidad, la globalización del empleo. Lo primero está vigente hace buen tiempo, pero lo segundo no se efectivizaba aún, hasta que llegó la pandemia.
Ahora bien, ¿cuál será el carácter legal de relaciones laborales que no se limiten a fronteras nacionales?
- ¿Está una empresa argentina (por poner un ejemplo), obligada con disposiciones legales del país donde radica su nuevo asesor de marketing?
- ¿Tiene con él una relación laboral convencional (como las reconocemos ahora)?
- Y si algún condicionamiento legal del país donde radica el colaborador no es conveniente, ¿no puede acaso buscar con facilidad otro colaborador en otra parte del mundo?
Esto es Teletrabajo, ¿No es así?
La democratización del empleo y la desaparición de las regulaciones nacionales es, desde todo punto de vista, un beneficio para el empleador. Y por esto mismo el Teletrabajo es un sistema que ha llegado para quedarse.
4.- El “empleado que rompió sus cadenas”.-
El Teletrabajo permite que los profesionales puedan negociar sus servicios con múltiples “empleadores”, en un sistema que privilegia el intercambio de resultados por dinero. Terminó la lógica del empleo convencional y los intercambios de tiempo por dinero.
Esta no es una mala noticia para el profesional de valor. Porque le permite crecer laboral y económicamente.
En los estrechos márgenes del sistema del empleo vigente, las condiciones de desarrollo profesional eran mucho más complejas y costosas.
Complejas, porque el orden “presencial” involucra más variables que la sola eficacia o competencia. El sistema del empleo convencional premia, casi por igual, la “afinidad social” con el jefe como la competencia profesional, la “camaradería” con el equipo de trabajo, como la productividad, etc.
Condiciones costosas, porque el crecimiento profesional en el sistema del empleo convencional, involucra el sacrificio de precioso tiempo personal. Porque en un sistema en el que se intercambia tiempo por dinero, en tanto más se gana de éste último, más se tiene que disponer del primero. Los empleados mejor pagados tienen más tiempo hipotecado en el empleo, y los “muy bien pagados” pueden considerarse, de hecho, una propiedad del sistema.
El Teletrabajo no es una “particularidad” que emerge ahora. No es nada cosmético ni coyuntural. Como no lo fue ese pequeño pozo de petróleo que activó Edwin Drake en Pensilvania.
Posiblemente el mismo nombre sea poco acertado. Llamarlo Teletrabajo ayuda por ahora, porque permite entender el carácter remoto que adoptan las relaciones laborales. Pero pronto se tendrá que bautizar el asunto de mejor manera.
Aquello que sucedió en agosto de 1859 no se trataba de un producto, sino de la energía que movería al mundo. Esto que sucede en 2020 no se trata de Teletrabajo, es el fin del sistema del empleo que dejó en herencia la (ya lejana), Revolución Industrial.
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
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