El mundo de los negocios es complejo y exigente, más en una etapa como la actual en la que las empresas se enfrentan a una nueva realidad sin fronteras llegada de la mano de internet y la tecnología. Dar el paso de capitanear una empresa o tomar las riendas de un proyecto exige a las empresas contar con profesionales altamente preparados tanto intelectual como anímicamente para lograr resultados. Es por ello que los individuos que se decantan por esta opción suelen apostar por un un máster en dirección y administración de empresas, para reforzar sus cualidades y aumentar sus probabilidades de éxito.
La apuesta por avanzar y convertirse en un buen directivo requiere de diferentes atributos personales y profesionales que convertirán está carrera de fondo en la que se mueve el terreno empresarial en una experiencia más fructífera y llevadera. De esta forma aquellos que quieran dar el paso deben tener en cuenta la siguiente lista de habilidades que convertirán a los aspirantes en buenos directivos:
Conocimiento especializado: la formación superior en el terreno de los negocios es hoy en día un requisito indispensable para actuar de una manera estratégica y tomar decisiones acertadas. El paso por las aulas ayudará a empresarios y directivos a despertar y desarrollar determinadas facultades de gran utilidad para la organización de las empresas, además de aprender métodos y pautas de vanguardia enfocadas a la gestión de equipos. La apuesta por un máster en dirección y administración de empresas es una de las opciones más valoradas y efectivas para comenzar una carrera de éxito en el mundo de los negocios.
Liderazgo: las tareas de dirección en el mundo empresarial requieren de perfiles profesionales con una mentalidad fuerte y práctica capaz de guiar al personal que tengan a su cargo de una manera acertada. Se trata de potenciar y desarrollar un carácter que despierte confianza y respeto tanto en la plantilla que trabaja para la firma como en las diferentes relaciones que se van estableciendo.
Empatía: un buen directivo debe saber ponerse en lugar del otro. Observar y comprender las situaciones a las que se enfrentan las personas con las que se relaciona en su día a día laboral ayudará a los puestos de mando a potenciar los puntos fuertes y flacos de unos y otros, además de favorecer el clima de trabajo.
Innovación: en los tiempos que corren los directivos deben ser personas abiertas al cambio y con espíritu para asumir nuevos retos profesionales. Esta apertura a nivel mental es clave para que las empresas se actualicen, tengan una visión de futuro y sean más competitivas en un entorno tan cambiante como el actual.
“La irrupción de internet y las nuevas tecnologías ha llevado a las empresas a demandar perfiles profesionales con una visión innovadora y creativa capaces de asumir decisiones que mejoren la competitividad de las firmas”.
Compromiso: capitanear una empresa desde la dirección requiere de una apuesta firme por lograr unos objetivos y enfocarse al cien por cien en ellos para superar los obstáculos que puedan ir apareciendo en el camino y no flaquear. La vinculación, por tanto al proyecto es vital, así como el desarrollo en el plano más personal de los directivos de esa sensación de pertenencia e identificación con el proyecto.
Gestión del estrés: los cuadros de mando en las empresas suelen hacer frente a diferentes situaciones en las que la tensión está presente y un buen directivo debe saber afrontarlas y reconducirlas. El autocontrol de las emociones es un factor imprescindible, más cuando uno mismo es la persona que asumirá la toma de decisiones.
Adaptable: el mundo de los negocios se mueve en una realidad cambiante que requiere de perfiles profesionales flexibles capaces de capear las situaciones con rapidez cuando los resultados o el momento así lo requieran. Se trata de trabajar con una mentalidad abierta a los contratiempos y a los cambios de guión asumiendo que se trata de una parte normal y no negativa del trabajo.
Poder de negociación: en las tareas de dirección el arte de la conversación y la negociación son claves y aquellos que mejor se desenvuelvan en este terreno tendrán una buena parte del camino andado. El olfato para los negocios, la oratoria, así como la capacidad de reacción figuran como otras tres herramientas que ayudarán a ser competitivos en esta parcela.