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Si no tienes éxito es porque no te has propuesto alcanzarlo

Por Juan carela

Qué es el éxito? ¿Cómo alcanzarlo? ¿Cómo llegar a ser un triunfador? ¿Qué condiciones necesito tener? ¿A qué se debe que, mientras algunos viven felices a pesar de las adversidades, otros que parecen tenerlo todo estén plagados por la desesperación, la rabia y la depresión?… Todo se debe a la manera en que nos comunicamos y a la manera en que nos comportamos. Comunicación y conducta son los ejes en torno a los cuales se modela nuestro destino. La forma en que te comunicas contigo mismo y con los demás, y las acciones que emprendes, son los principales determinantes de cuál será la vida que llevarás.

Qué haces cuando tras poner todos tus esfuerzos en conseguir algo, esos esfuerzos fracasan? Lo que te dices a ti mismo en esos momentos, y las acciones que en consecuencia llevas a cabo, hacen toda la diferencia entre ser un fracaso a perpetuidad, o tener la posibilidad de algún día llegar a triunfar en algo. El éxito no llega por casualidad, y sin embargo es una cosa sencilla alcanzarlo, pero no cometas el error de confundir sencillo con fácil. Si quieres tener éxito en algo, primero tienes que saber qué es ese algo, y luego tienes que estar dispuesto a pagar el precio para conseguirlo. Es así de simple.

Siendo tan simple alcanzar el éxito, ¿porqué hay tan pocas personas que podemos calificar como exitosas? Porque muchas personas no saben lo que quieren, de aquellas que sí lo saben muchas no saben cuánto cuesta conseguirlo, y de aquellas que saben ambas cosas muchas no están dispuestas a hacer lo que es necesario, es decir pagar el precio que es debido. El precio del éxito puede consistir en largas y extenuantes horas de trabajo, en estar mucho tiempo apartado de nuestros familiares y amigos, y persistir a pesar de que todos nos dicen que no lo hagamos, y es un precio que no todo el mundo está dispuesto a pagarlo.

Solamente un pequeño porcentaje de las personas vive realmente tal como lo había soñado, porque a todo lo dicho se añade la circunstancia de que aquello que ambicionamos puede que no coincida con nuestras reales posibilidades. Muchas personas disponen de más capacidad de la que piensan, y sin embargo viven una vida limitada por falta de confianza en sí mismas; asimismo hay otras que son perpetuas fracasadas por no darse cuenta de que los objetivos que se fijan son irrealistas de acuerdo con sus capacidades. Tanto la falta de confianza como el exceso de la misma pueden contribuir a no tengamos una vida tan exitosa como se podría.

Las limitaciones más graves son aquellas que tú mismo te fijas. Si estás convencido de que no puedes hacer algo, nunca lo harás. Por otro lado, hay limitaciones reales que se deben tener en cuenta. Hay personas que tienen claro qué es lo que les gustaría obtener y cuál es la estrategia adecuada para conseguirlo, pero carecen (por ejemplo) de la energía física para llevarla a cabo. En este caso es mejor que desistan de la empresa y que busquen otro objetivo que esté más a su alcance. Su vida todavía puede ser feliz dependiendo de la manera en que se comuniquen consigo mismas.

Quiénes han alcanzado el dominio de la comunicación son capaces de modificar su propia experiencia del mundo, pueden dar forma a sus percepciones y por consiguiente a sus sentimientos. La sensación interior de éxito, que es algo completamente diferente de la impresión de éxito que causemos en el mundo, depende completamente de la manera en que interpretemos nuestra circunstancia. La felicidad y la alegría de ser exitoso están a tu alcance aunque solamente tú sepas que has alcanzado el éxito.

Colosenses 3:23-24 «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia.

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