El consumidor del presente tiempo es alguien que usualmente vive con afán, quiere todo rápido y, además de rápido, lo quiere todo muy bien. En los supermercados se puede ver que cada vez son menos las personas que se detienen a comparar o a analizar los productos en pos de lo que sería la toma racional de decisiones de compra, sino que de forma cuasi-mecánica, toman de las góndolas los productos de siempre, llenan el carro, pagan y se van; síntoma de que no tienen mucho tiempo para dedicarle a eso de comprar.
Sin embargo, es a causa de lo poco que le sorprenden ya muchas cosas en términos de producto y hasta el constante cambio se le ha hecho monótono, por lo que se ha casado con una marca y le es indiferente a las otras; pudiéndose solucionar todo esto con grandes dosis de innovación y campañas de marketing que vinculen directamente al cliente, a un punto que le lleven a ser infiel a las marcas, para él, tradicionales y a sus monótonos hábitos de compra.
Convertir al consumidor en protagonista de nuestras campañas de marketing, ofrecer experiencias de compra inolvidables, ser un tanto agresivo y robar un poco de tiempo al cliente para que conozca las virtudes de nuestro producto y termine llevándoselo a casa, entre otras estrategias de venta, son lo que se necesita para hacer frente a estos tiempos en que, la compra de un gran número de productos resulta bastante tediosa, por lo poco imaginativas que son algunas marcas, como por el hecho de que empresa y cliente llegaron a un estado en que la primera se ha acostumbrado a la presencia de ese cliente, y ya no considera necesario emprender acciones que conduzcan a enamorarle más, y el segundo sólo compra por ser una marca que conoce y el poco tiempo que suele otorgar a otras.
Debes buscar ser lo suficientemente atractivo para los clientes y ganar un poco de su tiempo, para lograr enamorar a ese consumidor que, puede inconscientemente, ya estar aburrido de otras marcas y no tener contacto con ellas sino por simple costumbre.