Emprender no es sacar una empresa nueva de “debajo” de nuestra manga e intentar que tenga éxito simplemente porque estamos poniendo todo nuestro esfuerzo. Emprender significa mucho trabajo, sí, pero bien concentrado, enfocado y dirigido, de forma que nos permita alcanzar el objetivo de tener una empresa solvente y que nos permita obtener ganancias.
Para poder llegar a esta meta (que es en cierta medida la de todos los emprendedores), hace falta un trabajo previo bastante intenso, que empieza desde la lectura adecuada de las necesidades no satisfechas dentro de nuestra comunidad o en la comunidad virtual, si lo que queremos es iniciar una tienda online. Para ello, es necesario analizar bien el mercado al que queremos llegar, y segmentarlo bien para detectar sus características, deseos, necesidades y preferencias.
Fragmentar el mercado y dedicarnos solamente a una sección del mismo es lo que puede representar la diferencia entre un emprendimiento exitoso y uno que sólo nos dé dolores de cabeza. Pongamos el ejemplo de una persona con experiencia en el cuidado de la persona, que ha trabajado en guarderías, que tiene formación quizás como enfermera y que ahora quiere hacer un emprendimiento personal, tener su propia empresa. ¿Qué es lo primero que debe hacer?
Un análisis interesante sería contemplar que no sólo en ciudades europeas como Barcelona o París, sino también en ciudades latinoamericanas como Buenos Aires o México, la población está lentamente envejeciendo. El control de la natalidad, las sucesivas crisis económicas y otras razones demográficas llevan a este fenómeno en que hay cada vez una mayor proporción de personas de la tercera edad. Este proceso social abre interrogantes sociales y también presenta oportunidades de desarrollo laboral, de apertura de empresas de productos o servicios pensados para este sector poblacional. No sólo las empresas ya reputadas de residencias para ancianos y cuidado de adultos mayores se fortalecen ante este cambio de la composición demográfica de la población, sino también las pequeñas ideas de emprendedores que además pueden imprimir un calor humano y una motivación social de empatía y cuidado ante las necesidades de este sector poblacional. La persona del ejemplo que mencionábamos, puede verificar si en su sector existe ya una pequeña empresa que ofrezca cuidado a domicilio de ancianos, supervisión de instalaciones adecuadas para personas mayores en situación de dependencia, asesores de autonomía para personas de la tercera edad, empresas de formación para cuidado geriátrico, entre otras muchos pequeños emprendimientos que pueden realizarse atendiendo una necesidad creciente, que tiene posibilidades de crecimiento a futuro y que además, permitiéndole no sólo crecer como empresario, sino también hacer una gran labor social.
Como este ejemplo, hay muchos de cómo segmentar, entender y analizar el mercado antes de hacer el planteamiento de una empresa nueva puede ser el principio de un trabajo que realmente dé como resultado un planteamiento novedoso, factible, viable y potencialmente exitoso.