Me preocupa que debido a la situación económica actual algunos de nosotros estemos desesperanzados sobre lo que nos pasará en el futuro. Les invito a reflexionar al respecto, pues no es conveniente que renunciemos a un mejor porvenir debido a la famosa crisis global.
Para empezar debemos darnos cuenta que algo que producen las crisis es temor y éste es más dañino que la crisis misma. El miedo se apodera de nosotros, desanimándonos y limitando nuestra capacidad creativa. Renunciemos al miedo. La humanidad ha enfrentado y superado muchísimas crisis. A pesar de guerras mundiales, hambrunas, epidemias y catástrofes naturales continuamos vivos. Todas esos problemas han dado pie a la creación de nuevas soluciones para sobrevivir e incluso para vivir mejor. La crisis actual es la oportunidad para romper con nuestra forma de vida actual, un chance de crecer, de desarrollar nuevas alternativas, negocios, trabajos, etc. Una curva en el camino no es el fin del mismo, al menos que no queramos dar la vuelta.
Amigos, son tiempos de cambio. Debemos cambiar. Dios nos ha dotado de una gran capacidad creativa para enfrentar los retos de la vida. Hoy es momento de aprovechar esa grandiosa capacidad. Para hacerlo hay varias cosas que sugiero. A estas ideas les he llamado “respuestas ante la crisis”.
1. Es tiempo de hacer equipo. Un reino divido contra sí mismo no perdurará. Nuestra familia, nuestra empresa y nuestros grupos de partencia social (iglesia, asociaciones, etc.) son nuestro reino. Hagamos la paz con la gente de estos grupos. Dejemos a un lado rencores, venganzas y orgullo. Pidamos perdón y perdonemos a las personas de estos grupos. Les necesitamos y nos necesitan. La madurez y grandeza del ser humano se muestran en estas circunstancias. Restauremos las relaciones importantes de nuestra vida y hagamos equipo.
2. Hagamos las preguntas correctas. A grandes preguntas, grandes respuestas. Muchas personas cometemos el error de hacernos preguntas equivocadas y, obviamente, las respuestas no nos traen salidas a los retos, sino dolor y pesimismo. Los peores cuestionamientos son: ¿por qué a mí? y ¿de quién es la culpa? Ante estas interrogantes seguramente no tendremos respuestas correctas y además tomaremos actitud de víctimas. Las preguntas correctas son: ¿qué puedo hacer?, ¿qué hice que no funcionó?, ¿qué puedo hacer diferente?, ¿a quién puedo solicitar ayuda? ¿a quién puedo ayudar?, ¿qué más puedo hacer? Las respuestas a estos cuestionamientos nos traerán alternativas de solución.
3. Mantengamos la fe. Fe es tener certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. La fe es una de las capacidades del ser humano. Nuestro cerebro no sólo funciona con razonamientos, también tiene su área creativa.
La fe es la principal fuente de creatividad. Pero tener no fe implica actuar con base en lo que esperamos. La fe no es una emoción, un buen deseo o un estado optimista. No, la fe es tener la certeza de que algo va a suceder y por lo mismo, debemos actuar con base en esa confianza. Santiago apóstol decía, muéstrame tu fe con obras. La fe implica acción, no sólo pensamientos y palabras.
Atrévete a iniciar un nuevo proyecto; seamos emprendedores y no esperemos las oportunidades, generémoslas.
4. Activemos nuestro potencial. La crisis nos enseña que debemos cambiar. Dejemos de quejarnos y capitalicemos nuestras habilidades. ¿Qué dones tienes que no estás utilizando?, ¿eres bueno para las relaciones? Entonces comercializa productos. ¿Sabes otro idioma? Promuévete como traductor o da clases. ¿Tienes el don de la música? Sé un maestro u ofrece tus servicios para eventos. ¿Sabes cocinar? Da servicio de banquetes, hornea galletas y véndelas en la escuela, con tus amigos, la oficina o tiendas y restaurantes. Todo don tiene su lado comercializable. El mundo es generoso con los valientes, con quienes toman riesgos. Nadie se arrepiente de intentar y muchos de nunca haberlo hecho.
Confiemos en que somos más grandes que los retos que enfrentamos. Vamos a sobrevivir esto y lo vamos a hacer muy bien. No hay motivos para tener miedo. El amor expulsa el temor. Si amamos más, temeremos menos. Ahora, como siempre, sólo fracasarán aquéllos que renuncien a desarrollar más su creatividad, perseverancia y anhelo por trascender, por dejar un legado a nuestros hijos y a la sociedad en general. Las crisis son un momento de gran oportunidad. La vida nos grita que debemos mejorar. No es momento de temer, sino de crear soluciones. Estamos ante la gran oportunidad de cambiar e innovar. Muévete, actúa, decide, rompe esquemas, atrévete. Toma el reto, únete a los tuyos, desarrolla tus habilidades y comparte tu conocimiento.
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