Las relaciones humanas juegan un papel crucial en el mundo laboral. Los estudios publicados por Daniel Goleman en su reconocido libro: “La inteligencia emocional en la empresa”, muestran que la mayoría de las compañías buscan empleados con competencias técnicas y humanas. Lo interesante es que en sus perfiles de puestos, 85% por ciento de los requisitos son cualidades relacionadas con su capacidad de relación humana y sólo 15% con requerimientos técnicos.
Es frecuente escuchar a directores quejarse de sus gerentes por su incapacidad para tratar con la gente a pesar de ser muy competentes en su área. En el mundo de los emprendedores y profesionales independientes las relaciones humanas también son vértice central de sus resultados. Nadie queremos contratar a una diseñadora, contador o publicista con un carácter difícil. En conclusión, la capacidad para generar y mantener relaciones sanas es una ventaja competitiva de mucho peso.
Para las mujeres esto debería una ser una ventaja, ya que indudablemente poseen mayor sensibilidad que la mayoría de los hombres en esta área; además nuestra cultura machista ha establecido un estigma sobre aquellos varones que muestren su “lado débil” al ser amables con sus colegas o supervisados; situación permitida por la misma cultura al sexo femenino.
Sin embargo existen muchos casos donde las mujeres se ganan una reputación de duras, insensibles y abusivas dentro del trabajo. Pareciera que en su afán por penetrar al mundo masculino de los negocios muchas ejecutivas, equivocadamente, se van al extremo de ocultar su sensibilidad y toman actitudes secas, hoscas e incluso injustas; terrible error para quienes desean ascender por la escalera profesional. Trabajamos con seres humanos. Nos guste o no respondemos más por emociones que por razonamientos., por lo mismo resulta fundamental generar relaciones amigables. Veamos algunas ideas para mejorar las relaciones y cuidar nuestro desempeño profesional.
1. No pelees por el crédito. Cuando un subordinado haga una propuesta que ya habías pensado, no se lo digas, respáldale y deja que se lleve el crédito. Eso no sólo le hará sentirse más responsable del proyecto, sino que también te considerará como un jefe que les permite opinar y les toma en cuenta.
2. Ten una lista de tus personas clave. Registra aquellas personas que te pueden ayudar profesionalmente, tanto internas como externas. Considera a tus subordinados como personas clave, ya que si ellos no hacen bien su trabajo quien queda mal eres tú. No olvides incluir a tus asesores, prestadores de servicios, clientes, prospectos y amigos especialistas en áreas importantes para ti, desde el médico hasta el mecánico, pasando por tu abogado y agente de seguros.
3. Dedica tiempo especial a tus personas clave. Es común que sólo conversamos con ciertas personas cuando cometen un error o requerimos algo de ellas. Termina con este error programando con tu gente clave charlas de actitud de servicio. Con esto quiero decir que programes en tu agenda o en una hoja electrónica tres o cuatro reuniones al año con cada una de esas personas. En estas reuniones no vas a pedir ni a corregir, simplemente conversarás sobre temas de interés de la otra persona; le preguntarás cómo se ha sentido y qué puedes hacer para ayudarle. La idea, simplemente, es fortalecer la relación.
4. Ten detalles de gratitud. Cuando alguien realice una actividad que te beneficie, aunque sea parte de su trabajo, agradéceselo. Envíale un correo con gratitud expresa, dale una nota por escrito o llámala por teléfono.
5. Disfruta tu trabajo. Haz de tu ambiente laboral uno agradable. Diviértete con tus colegas, relaja tu actitud, no tu nivel de exigencia. Esto quiere decir que controles tu temperamento. Nada bueno se obtiene de una muestra de cólera o soberbia. Se dobla más fácil el hierro con calor que con golpes.
Invierte y goza tus relaciones pues además de ayudarte a ser feliz mientras trabajas, te impulsará a un mejor puesto y nivel de responsabilidad. Haz la prueba.
El autor es especialista en Desarrollo Humano y Organizacional.
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