En un momento de nuestra vida, llegamos a la edad adulta. Es en ese momento (si no es que antes), que empezamos a realizar elecciones profesionales, laborales, decisiones que irán delineando nuestro recorrido en el mundo profesional.
En ocasiones, estas decisiones se toman al momento de seleccionar un área de estudio profesional. De entre las opciones que tenemos a nuestra disposición, ya sea por accesibilidad a centros de estudio, por recursos económicos o por nuestras propias preferencias y capacidades. Estudiamos una carrera, quizá un posgrado y empezamos nuestro recorrido profesional.
Pero el mundo laboral no siempre responde de forma suave y clara a estos esfuerzos lineales que hacemos por encontrar un hueco en que acomodarnos, desarrollarnos, aprender y trabajar. En muchas ocasiones, es necesario acudir a otros saberes y conocimientos para lograr posicionarnos en una búsqueda de empleo: puede ser el manejo de un idioma, conocimientos manuales, experiencia de vida… hay muchos elementos que integran un Curriculum Vitae y que no forzosamente provienen del papel que certifica nuestra formación profesional.
Y es más, una vez que ya hemos realizado una buena trayectoria en un área, todo puede cambiar de un día al otro. Pongamos el ejemplo de una persona que trabaja como contadora en una gran empresa. Mantiene ese empleo por años y después, por problemas económicos mayores, la empresa cierra. Esta persona se ve entonces sin empleo, con una experiencia profesional limitada a una sola área, con una edad madura que ya no es la que buscan muchas empresas y no sabe qué hacer.
Es en ese momento en que se plantea una opción bastante interesante: la denominada reconversión profesional, es decir, en lugar de aferrarse a la misma opción que le sirvió como salida profesional por años, buscar algo completamente diferente, ni siquiera relacionado con lo que hacía y que quizá se apegue más a sus pasiones personales, le dé más oportunidades de satisfacción individual. Por ejemplo, podría dejar de lado la contabilidad y abrir un blog de decoración, dando consejos, buscando proyectos…
Otro caso en que se impone la reconversión profesional es cuando hay un cambio personal en la vida. Drástico y brusco. Por ejemplo: mudarse a otro país, convertirse en madre/padre y requerir más tiempo u horarios más familiares. En ese caso, por ejemplo una lingüista-profesora de idiomas podrá abrir una librería online y así dedicarle tiempo a su hija recién nacida y seguirse desarrollando personal y profesionalmente.
La idea de la reconversión profesional no debe asustarnos, sino al contrario, se debe tomar como una oportunidad para recrearnos de forma individual y profesional, como un camino distinto que no forzosamente será peor que el que habíamos emprendido originalmente.
La creatividad y la innovación no se limitan al marketing y la creación de nuevas pequeñas empresas: también son ejercicios introspectivos de cambio y desarrollo personal que pueden tener excelentes consecuencias en la vida privada y profesional de quien las enfrenta con buena cara y con objetivos claros.