Se hace inevitable cuando hablamos de un tema que tanto nos apasiona, como lo es el emprendimiento, el referir uno de los textos más precisos y estimulantes, componente no sólo de la literatura empresarial -pues el contenido de sus páginas se usa en las relaciones de pareja, momentos de enfermedad y demás circunstancias ajenas a lo que tiene lugar dentro del marco organizacional-, sino también de la filosofía motivacional, clave para el desarrollo de una vida feliz y llena de logros; hablando claramente del libro escrito por el psicólogo y médico Spencer Jhonson titulado: “Quién se ha llevado mi queso”.
Todo un despliegue de pensamiento expresado con sensatez y realidad a través de la historia de dos ratoncitos (Fisgón y Escurridizo) y dos liliputienses (Hem y Haw), que se desarrolla en un laberinto tan similar a la vida que produce asombro; es lo que encuentra el lector de esta amena historia en la que el pragmatismo, habilidad para adaptarse a las circunstancias, anticipación al cambio o pro-actividad y búsqueda implacable del logro de los dos roedores, simbolizan los rasgos que definen aquello que el autor considera necesario para la consecución del éxito; evidentemente contrastando con la pereza, comodidad o permanencia en una zona de confort, derroche y demás posturas conformistas que dan forma a la imagen de que dota – si es válido el uso del término- el autor a los dos enanos.
Sucede todo entonces en un laberinto como ya hemos mencionado, encontrándose en este los 4 icónicos personajes divididos en dos grupos y que están en distintos lugares del escenario. El primer grupo (el de Fisgón y Escurridizo), se encuentra en una de las zonas –la única que conocen y en la que viven al principio- que son nombradas con letras del abecedario. De igual manera el grupo de Hem y Haw inicia la historia en otra de las zonas. Salen ambos de madrugada en busca del queso que es el objetivo que siempre persiguen, siendo los ratones los primeros en encontrarlo y su actitud el ejemplo que el autor pretende sigamos. Luego son los pequeños humanos quienes hallan una zona repleta de queso y… Dejaré entonces hasta acá la historia con el ánimo de que el lector la visualice por medio del siguiente vídeo, prestando mucha atención a las enseñanzas escritas en los muros del laberinto y permitiéndose concluir de acuerdo con su propia interpretación.
Aquí el vídeo:
Esperamos resulte de gran utilidad al lector y de él sean extraídas esas lecciones que de seguro no le vendrán de más al amigo emprendedor.