“Todo lo que logramos y todo lo que dejamos de lograr es un resultado directo de nuestros propios pensamientos. Eres el regidor de tu alma y el responsable de tu destino. Tenlo siempre presente: tienes la capacidad de elegir. ¡Escoge la vida!, ¡Escoge el amor!, ¡Escoge la salud!; ¡Escoge la felicidad!”
– Joseph Murphy –
¿Por qué no tenemos el trabajo, las relaciones y el dinero que queremos para disfrutar de nuestras vidas?
¿Qué o quién nos lo impide?
Llevo muchos años haciéndome una y otra vez estas mismas preguntas y he conseguido encontrar la respuesta. Hoy la voy a compartir contigo.
Mi propia vida ha sido mi mejor maestra, y mi divorcio (en 2009) fue el detonante que me llevó a conectar por fin conmigo misma, con mi verdadera esencia.
Mi vida fue un infierno durante muchos años, hasta que decidí cambiar las cosas y vivir a mi manera. Lo dejé todo y empecé desde cero una nueva aventura, en búsqueda de mi camino y de mi propósito en este mundo.
Esa experiencia marcó en mí un antes y un después. Tomé las riendas de mi vida y le di la vuelta como a un calcetín.
Hoy, mirando atrás, me doy cuenta de que, hasta los 36 años, lo único que me ha impedido ser feliz y disfrutar de mi vida, han sido mis propias creencias.
Y en este artículo te voy a contar una de mis experiencias más impactantes y que supuso el principio de mi camino hacia la persona que soy hoy: un ser humano libre, feliz, humilde y abundante.
Hace 7 años, mientras estaba en una conferencia sobre el desarrollo personal, experimenté algo especial y al mismo tiempo algo muy diferente de todo lo que había experimentado hasta ese momento.
Estaba sentada en mi silla, en una sala enorme, con más de 300 personas, y mientras escuchaba la conferencia, estaba pensando en mi vida y en las cosas que quería y que no tenía: una familia feliz, un negocio próspero, dinero en abundancia y una vida plena y auténtica.
Y en ese mismo instante, me di cuenta de que para cada fracaso de mi vida encontraba una explicación muy válida; es decir, me empeñaba en tener razón.
Recuerdo ese momento como si hubiera pasado ayer.
Al final de la presentación, nos invitaron a inscribirnos en un entrenamiento de 3 días que prometía ser muy interesante y que (según el líder que daba la conferencia) cambiaría nuestras vidas.
Yo quería participar, pero al mismo tiempo sentía una resistencia brutal al cambio. De pronto, el líder dijo lo siguiente: “Si ves algo posible para ti y para tu vida y deseas participar en el curso, pero sientes que algo te detiene, mira lo que te detiene a inscribirte, escucha que te dice —la voz de tu cabeza— y descubrirás lo que te impide que tengas lo que deseas en tu vida”.
Me quede en silencio, en un intento de escuchar mi voz interior, pero no escuché nada. No vi nada.
Estaba en el peor momento de mi vida (en pleno divorcio) y necesitaba desesperadamente “ver” lo que me detenía inscribirme al curso, porque en realidad quería descubrir lo que me frenaba en mi vida, lo que me impedía vivir la vida de mis sueños.
Así que me quedé allí, esperando poder oír la voz de mi cabeza, esa voz que nos habla a todos sin parar, esa voz que nos dice en cada momento lo que podemos hacer o no, según nuestra programación y según nuestras creencias.
Sé que puede sonar extraño, pero en realidad todos hablamos con nosotros mismos, conscientemente o inconscientemente. Mantenemos conversaciones con nosotros mismos de manera permanente. No hablamos en voz alta, pero los pensamientos no cesan nunca.
Esa voz nos indica lo que decimos y lo que podemos hacer, lo que somos, de dónde venimos y a dónde vamos.
Y seguramente te preguntarás, ¿de dónde viene esa voz, de donde vienen esos pensamientos?
Los grandes psicólogos dicen que nuestras opiniones sobre nosotros mismos y sobre la vida no son nuestras, sino que son creencias asumidas desde que somos niños y que hemos escuchado de la gente importante de nuestro entorno.
Por ejemplo, si tu madre o tu profesor te han repetido suficientes veces que no haces bien las cosas, has llegado a creértelo y a decírtelo a ti mismo.
Cuando llegas a la edad adulta, sigues actuando de esa manera, sin ser consciente del condicionamiento de tus pensamientos.
Desafortunadamente no nos damos cuenta de estas cosas que nos limitan la vida.
Pero, una vez que has aceptado que solo son creencias heredadas, se despeja el extraordinario camino que tienes por delante. Por eso, te recomiendo que identifiques las creencias que tienes sobre ti mismo, qué impacto ejercen sobre ti y sobre tu vida y, lo más importante, cómo se pueden cambiar.
¿Cómo podemos identificar esas creencias limitantes?
El objetivo es que reconozcas cuál es tu reacción en ciertas situaciones.
Por ejemplo…
No estás satisfecho con tu trabajo, pero no haces nada para cambiar la situación.
En el momento en el que te das cuenta de ello, puedes analizar esas conversaciones internas que mantienes contigo mismo.
Y tus conversaciones internas (dialogo interno) podrían ser estas:
“No me siento bien en este trabajo y el dinero que gano no es suficientes, así que quiero otro trabajo”.
Sí, pero ¿cómo sé que encontraré uno mejor?
Bueno, podría intentarlo.
Pero tú, ¿en qué mundo vives? Estamos en crisis económica. Además, ¿tú no te acuerdas de lo difícil que fue conseguir este trabajo?
¿Quieres pasar de nuevo por esa situación?
¿Quién sabe si serás capaz de enfrentarte a los nuevos retos?
¿Y si no eres capaz de manejar la situación?, ¿y si te despiden?
¿Qué harás? Te quedarás sin trabajo y sin ingresos. No te puedes permitir arriesgarte. Mejor quédate donde estás”.
Y de este modo, renuncias a la idea de encontrar un mejor trabajo.
Esta es la voz interior o tú dialogo interno.
¿Te resulta familiar?
Pues este no es ni siquiera un diálogo muy destructivo. Puede ser mucho peor.
Después de explorar cuál es tu mecanismo para tomar decisiones (o, mejor dicho, para no hacer nada) y no cambiar nada en tu vida, te puedes hacer una idea de lo que te dices a ti mismo y de cómo te autosaboteas.
En ese momento, para y recuerda quién te dijo esas cosas sobre ti (padres, abuelos, profesores, compañeros) y de dónde proceden.
Cuando tomes conciencia de que es solo una opinión de alguien, podrás liberarte de ella.
A continuación, vamos a ver cuál es el impacto que tienen esas creencias limitantes sobre ti.
Imagínate que tienes a tu lado a una “persona” (creencias limitantes) muy negativa, que constantemente crea escenarios críticos y negativos.
Y esa persona está contigo por todas partes, en tu casa, en tu trabajo, de vacaciones, cuando comes, cuando te duchas, etc.
Todo lo que hace es limitarse a repetirte constantemente, cada vez que quieres hacer algo, por qué no podrás conseguirlo.
Incluso por la noche, cuando intentas dormir, te recuerda lo que no has hecho bien durante el día, y además te convence de que no vale la pena que te esfuerces, porque vas a fracasar y nunca llegarás a cumplir tus sueños. ¡Que es imposible!
Puede sonar exagerado, pero por desgracia no lo es. La mayoría de nosotros tenemos una voz interior muy crítica.
Y con el tiempo, esa voz interior será cada vez más fuerte y nos quitará toda la energía, la fuerza y la alegría de vivir.
La buena noticia es que ¡podemos liberarnos de ella!
Para ello, el primer paso es identificar y reconocer lo que nos dice esa voz interior. Pero no es tarea fácil, porque desde pequeños nos han enseñado a identificarnos con esa voz, con esas creencias y a creer todo lo que nos dice.
Sin embargo, en el momento en el que identificamos esa voz y reconocemos que solo es una creencia heredada, recuperamos el poder y la claridad parar emprender un verdadero cambio en nuestras vidas.
Liberarte de tus creencias limitantes, de esa voz interior tan crítica, es lo más importante que puedes hacer para mejorar tu bienestar, iniciar una vida abundante y generosa, asumir la responsabilidad de tu vida y cumplir tus sueños más profundos.
Así que dejar de culpar a otros, o al destino, o a la vida misma, y empieza a identificar lo que te limita cada vez que te frenas cuando visualizas una meta en tu mente. No es un camino fácil, lo sé por propia experiencia, pero será el principio de un camino lleno de oportunidades y de resultados asombrosos.
¿Cuáles son las creencias limitantes que te impiden avanzar y vivir una vida plena y feliz? Te espero en los comentarios.
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