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¿Qué pasó con tus sueños de la infancia?

Todos en algún momento de nuestra vida hemos querido ser algo grande en un futuro. Cuando niños usamos mucho la frase “Cuando sea grande quiero ser…”, sin embargo, esa ilusión normalmente se queda en la infancia, pues a lo largo de los años nuestras aspiraciones van bajando y se van acostumbrando a lo que nos ofrece nuestro entorno.

A los 9 años quieres ser un empresario multimillonario que puede comprarse lo que desea y viajar a donde se le antoja. A los 12 años ansias tener un Play Station o un celular de última tecnología, sin pensar en cómo conseguirlo porque sigues con la ilusión de ser un empresario multimillonario. A los 16 años estás ansioso por cumplir tu mayoría de edad porque quieres ser libre, independiente y un empleado con un muy buen sueldo para poder comprar tu casa, sin darme cuenta ya no quieres ser empresario sino empleado. Sin embargo, hasta este punto de tu vida quieres tener varios inmuebles y varios automóviles. Sigues aún sin pensar en qué camino tomarás para llegar allá.

A los 18 años ya habrás terminado la escuela y estarás buscando estudiar en la mejor universidad de todas, pero eres consciente de que solo puedes estudiar en la institución que el dinero de tus padres permita, pero al terminar tu carrera podrás conseguir un empleo con un buen sueldo para dar a tus papás la vida que se merecen. A tus 20 ya llevarás algunos semestres avanzados en tu carrera, algunos amigos te ofrecerán empezar un negocio, pero lo rechazarás porque ya te estoy preparando para un mejor futuro en una buena empresa y es mejor algo seguro.

Cuando cumplas 23 te darás cuenta de que necesitas conseguir un empleo para ayudar a tus papás y tomar experiencia laboral para cuando termines tu carrera, pero ha de ser muy duro estudiar y trabajar al mismo tiempo, por eso le pides a tus papás un poco de paciencia y fuerza para poder únicamente estudiar y así poderles recompensar todo su esfuerzo. Llega el día más feliz de tu vida, por fin te gradúas, destacándome ante los demás. Recuerdas y agradeces a tus papás su ayuda para llegar a este punto, ahora te toca a ti trabajar por ellos, demostrarles que sus esfuerzos no fueron en vano.

Comienzas entonces una nueva carrera, esta vez en la universidad de la vida y es mucho más dura. Tu formación profesional es admirable, pero en las empresas necesitan a alguien que ya haya desempeñado las funciones que demandan en sus vacantes. Para entonces se te hace más fácil pensar en no conseguir una casa sino un medio de transporte y más adelante vivir con la que sea tu esposa y tus hijos bajo un arriendo económico. Ya no ves tan fácil tener tu propia casa como antes.

En algún momento te encuentras con los amigos que te ofrecieron, sin éxito, acompañarlos en su emprendimiento. Tienen una compañía joven, pero con un crecimiento progresivo, de la cual harías parte si tuvieras otra forma de pensar en aquel momento. Aún así, esta vez trabajas para ellos, pero pronto iniciarás tu propio proyecto.

En ocasiones, nos enfocamos tanto en el final del camino que dejamos pasar los medios que nos presenta la vida para llegar más rápido a nuestro punto de llegada. Queremos estar en un futuro, pero no queremos construirlo. Nunca vamos a ver a un ave buscando un nido construido para tener y cuidar a sus crías. Siempre van a utilizar paja por paja hasta construir la mejor morada para sus pichones. Si quieres construir un muro no pienses en cómo quedará, porque así no te importará el proceso. Simplemente pega ladrillo a ladrillo de la mejor manera posible. Te vas a cansar, te vas a llenar de impaciencia, te dolerá la espalda e incluso lanzarás maldiciones al aire arrepintiéndote de haber iniciado este proceso. Tus dedos se van a llenar de ampollas, se burlarán de ti por dedicarle tanto tiempo a una simple pared. Cuando termines vas a ver la mejor pared jamás construida. Recuerda no abandonar esos sueños que tuviste cuando eras un niño.

Nos pasamos la vida persiguiendo algo que tenemos lejos e ignoramos lo que tenemos cerca, sin embargo, nunca es tarde para tomar nuevos caminos. Todo lo que hemos vivido nos deja nuevas experiencias que nos servirán como herramientas para nuevos proyectos. Comienza a construir tu muro.

Autor: Este artículo fue escrito por Evidier Montiel Tobar.

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