Muchos hemos caído en este dilema de no encontrar la razón porque estamos como estamos. Y siempre vivimos atormentados porque no encontramos la raíz de muchos errores, indecisiones, postergaciones que precipitosamente nos aplasta y nos ahuyenta de la puesta en acción de un sueño o proyecto que hemos querido emprender.
Particularmente, he caído y he conocido a muchos amigos que preferimos encasillarnos en la teoría. Saber las mil definiciones sobre emprendimiento, negocios, liderazgo, éxito y tantos temas más. Pero llegado el momento, no sabes cómo aplicar estos conocimientos que le sabes al pie de la letra.
Y muchas veces nos hemos atrevido a dar consejos, a brindar soluciones, a escudriñar problemas… sin antes haberlo intentado o logrado él éxito en los temas que somos consejeros.
Y ¿Por qué sucede esto?
¿Por qué en la actualidad hay más personas hablando que haciendo su propio camino para lograr lo que desean y lo que añoran?
Hola, soy José Vásquez, fui una de esas personas que vivió en carne propia el delirio de que estudiar, leer, saber las mil definiciones… me iban a llevar más lejos de lo que creía. Es decir, lograr el éxito rotundo por mis conocimientos y la forma florida de hablar. Que por cierto, le logre para ser títere del sistema un buen tiempo.
Además, a esto se sumó los amigos con quién me reunía. Ellos pensaban lo mismo en estudiar y tener los títulos como naipes que enorgullecen el ego y que adornan la sala ante la admiración de las visitas. ¡Que no está mal, pero sería mejor empoderarse de nuestros resultados!
Sumado a esto, tengo hermanos mayores, que tienen dos a tres carreras profesionales, pero ninguna le ejercen. Han preferido tomar acción en otras actividades (la agricultura) que le generan más rentabilidad pero con más trabajo. Como puedes ver, es casi lo mismo.
Pero, ¿Qué hacer ante la realidad que nos da sorpresas y nos deja boquiabiertos… de las personas que nunca creíamos que lo iban a lograr, porque pensábamos que eran menos que nosotros?
Cierto! Estos locos sin futuro. Estas personas ineptas e incapaces de lograr y proyectarse a nuevas cosas… ¡Ahora son los dueños del cambio y de su propio destino! Son las que han sembrado el ejemplo. Son los hacedores de su vida. Son los que escriben la historia del éxito en carne viva para ser visto por nosotros… Ejemplo: los compañeros de clase que sacaban bajo puntaje.
Ahora, ¡Son grandes emprendedores con buenos resultados que inspiran acción constante!
Entonces, ¿Qué hacer ante este dilema de “saber o hacer las cosas”? ¿Qué necesito para emprender?
Necesitamos un punto de equilibrio. Saber sostener la balanza. Ser consecuentes entre lo que profesamos y lo que hacemos.
No basta con llenarse de teorías, hasta que reboce los diques de la mente. Es necesario asimilarlo y aplicarlo a nuestra vida. Al quehacer cotidiano. A la vida con resultados. A los sueños despiertos y realizables.
Para los negocios, es lo mismo. No basta con acostarse ni despertarse pensando en el negocio soñado. Es necesario que cada día te acuestes y te despiertes con las cosas que vas hacer para fortalecer tu negocio… aunque existan errores, es preferible hacerlo que meditarlo.
No basta con leerte a los grandes autores de negocios y emprendimientos. Es menester aplicar sus ideas a tu realidad. Sólo así, saborearás la filosofía de acción de las personas exitosas.
El mundo está lleno de soñadores, lo que hace falta es emprendedores. Personas que sean tercos con sus sueños, aunque tengan que caer cientos de veces, realicen y edifiquen día a día su éxito.
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