La actitud reactiva se compone principalmente de dos ramas: por una parte, un sentimiento y, por la otra, un comportamiento.
Si nos vamos a la parte emocional, esta actitud se genera normalmente cuando sentimos ira, vergüenza, tristeza o que se está atacando a nuestra persona.
La parte conductual se produce tras la experiencia sentimental, entre algunas de sus expresiones típicas reconocerás el sarcasmo, la crítica, no dirigir la palabra o la ridiculización del otro.
¿Para qué sirve una actitud reactiva?
A menudo, cuando reaccionamos de forma reactiva lo hacemos con la intención de desviar nuestro foco de atención de los sentimientos desagradables que estamos experimentando. En el momento en el que me siento avergonzado o herido, conectar con esa emoción puede ser doloroso y es por eso que se ponen en marcha comportamientos reactivos para evitar sentir la emoción en plenitud.
Es cierto que a corto plazo puede ser una estrategia útil y nos puede ayudar a sentirnos mejor, eso es innegable, pero a largo plazo acaban generando una mayor culpa y aislamiento.
Sin mencionar, obviamente, que el hecho de atacar a los defectos de la otra persona para evitar sentirme atacado, también genera una reacción de defensa automática por la otra parte. Es ahí cuando se inician los famosos bucles defensivos, lo podríamos decir cómo el pez que se muerde la cola, entramos en un ciclo de constante ataque por ambas partes.
Causas de la actitud reactiva
Llegados a este punto es posible que te sientas identificado con este tipo de actitud, es ahí cuando empezamos a preguntarnos, cómo hemos empezado a caer en esos bucles y cuál ha sido la causa que ha empezado este calvario.
A continuación, te quiero enumerar algunas de las causas más típicas de la actitud reactiva:
- Contar con una baja capacidad asertiva. Si tenemos una carencia de habilidades sociales para comunicarnos de forma asertiva es muy probable que optemos o bien por una actitud reactiva o una actitud pasiva.
- Reacción al recordar experiencias pasadas. Es posible que ciertas situaciones actúen cómo disparadores emocionales, nos transportan a lugares y situaciones en las que nos hemos sentido vulnerables y nuestra mente reacciona con una defensa férrea para evitar experimentar el mismo dolor
- Sentir culpabilidad y querer ocultarlo. Si en algún momento sientes culpa por algo que has hecho y alguna persona expone esa situación o un tema relacionado, es posible que adoptes este tipo de actitud para ocultar lo ocurrido
- Ocultar la verdad. En muchas ocasiones una actitud defensiva aparece en un intento de ocultar la verdad sobre algo que estamos mintiendo deliberadamente.
- Ataque a tu personalidad. Si sientes que necesitas justificar cómo eres o las decisiones que tomas en tu vida y crees que estás siendo juzgado injustamente, es posible que respondas de manera reactiva.
En la mayoría de ocasiones, estar a la defensiva suele ser resultado de causas e interacciones psicosociales más que biológicas o genéticas. Se trata de una manera de movernos y relacionarnos con nuestro entorno en el contexto social.
Señales de que estás en actitud reactiva
¿Realmente estás en actitud reactiva o asertiva? A menudo puede costarnos reconocer este tipo de actitud en nuestra propia forma de actuar. Vamos a repasar algunos de los signos más comunes de este tipo de actitud.
Vamos a ponernos en una situación en la que te estás sintiendo juzgado y no precisamente por algo positivo. Observa los siguientes comportamientos y evalúa si te sientes identificado con alguno de ellos.
- Dejar de escuchar a la otra persona o interrumpirla.
- Inventar excusas para justificar lo que has hecho.
- Acusar a la otra persona de hacer algo parecido.
- Sacar los “trapos sucios” de la otra persona para rebajarla.
- Cuestionar los sentimientos del otro.
- Negar la realidad o manipular la situación.
Principales pensamientos que fomentan una actitud reactiva
Existen una serie de creencias limitantes que son la base sobre la cual se asientan los procesos emocionales y conductuales, la actitud reactiva no es una excepción y también podemos encontrar una serie de creencias que subyacen a este tipo de comportamiento. Vamos a enumerar algunas de ellas:
- Bajos niveles de autoeficacia percibida. Normalmente, se debe a experiencias pasadas en las que no nos hemos sentido lo suficiente reconocidos o valorados. Termina siendo una excusa que utilizamos para no esforzarnos en mayor medida. Se otorga más importancia a la opinión delos demás que a la propia. En una frase se podría expresar cómo: “Para qué me voy a esforzar si les va a dar igual”.
- Procrastinación, la reina de la partida. El famoso hábito de posponer y dejar todo para el último momento acaba generando ansiedad y estrés, facilitando una actitud reactiva.
- Balones fuera. Una persona con tendencia a este tipo de actitud tenderá a lo que se conoce cómo Locus de control externo, es decir, que no tiene ninguna o escasa responsabilidad sobre lo que pasa en su vida y sobre sus resultados, con lo que acaba generando una gran frustración.
- Baja tolerancia al cambio. Las personas que no gozan de unas buenas habilidades de gestión del cambio son más propensas a este tipo de actitudes, ya que cualquier emoción, situación o persona puede sentirse cómo un ataque a la zona de confort de la persona.
¿Cómo ser una persona menos reactiva?
A estas alturas, ya hemos comprendido en que consiste una actitud reactiva, cuáles son sus causas y hemos aprendido a identificar las señales que nos alertan de que estamos cayendo en ella.
Ahora bien… ¿Se puede mejorar? La respuesta es sí, hay una serie de estrategias que nos ayudan a mejorar y sentirnos menos reactivos.
En concreto, te quiero presentar 3 estrategias que bajo mi experiencia propia y la de mis clientes mejor me han funcionado.
1. Define qué tipo de persona quieres ser
¿Realmente quieres ser ese tipo de persona? Si la respuesta es no, debes empezar a definir de forma precisa que tipo de persona quieres ser y cómo te comportarás.
Cuando identifiques alguna de las señales que hemos comentado más arriba, para un segundo, respira y cuenta hasta 10 y pregúntate ¿Cómo gestionaría está situación una versión mejorada de mí mismo?
Te recomiendo que antes de llegar a esa situación escribas una serie de respuestas que podrías llevar a cabo para tener una mayor preparación previa.
2. Hombre precavido vale por dos
Estoy seguro de que tienes mucho más conocimiento sobre tu propia persona del que crees, por eso mismo, es muy probable que seas capaz de anticipar en qué tipo de situaciones o ante qué tipo de comentarios es más fácil que entres en este tipo de actitud.
Cómo en el caso anterior te recomiendo elaborar una lista con las situaciones y personas que tienen más probabilidades de hacerte “explotar”. Sentirte sorprendido o que te pille por sorpresa puede facilitar que reacciones de modo inadecuado.
Por lo tanto, si puedes anticipar cuándo es más probable que esto suceda, podrás planificar tu reacción y estoy seguro de que obtendrás mejores resultados.
3. Asume tu parte del conflicto
Es totalmente normal que ante cierto tipo de conflictos reaccionemos casi de manera automática, sobre todo cuando nos sentimos heridos o criticados.
Una alternativa (que no es sencilla) pero realmente es muy potente es asumir la parte de responsabilidad que tenemos ante la situación o el conflicto generado.
Como bien dice el dicho, dos no se pelean si uno no quiere, por tanto, ambas partes tienen su parcela de responsabilidad.
Reconocer que tú juegas un papel dentro del conflicto ayudará a rebajar la tensión y fomentará el acercamiento de ambas posturas para buscar una solución en común.
En lugar de reaccionar de inmediato a sus sentimientos de sentirse herido o criticado, puede intentar asumir la responsabilidad de cualquier parte de la que pueda ser responsable en la situación.
Por ejemplo, si te pidieron que hicieras algo y no lo hiciste, podrías responder diciendo: “Tienes razón, debería haberlo hecho. Me disculpo.»
Reconocer que usted juega un papel en el problema ayudará a calmar la situación y le permitirá trabajar junto con la otra persona para resolver el problema.
Si algo debes recordar es que la actitud reactiva es una conducta aprendida y cómo toda conducta aprendida se puede desaprender. No eres la única persona que se siente así y este tipo de reacciones forman parte de la naturaleza humana.
Sin embargo, si es algo que te está perjudicando y te gustaría cambiar, te invito a que trabajes en la mejora de este aspecto actitudinal y te aseguro que tendrás una mejora sustancial tanto para ti como para las personas que te rodean.