Facebook y Twitter son dos de las redes sociales más importantes en la actualidad, ya que acogen una amplia comunidad de usuarios de todo el mundo, a los cuales facilita poder estar en contacto ya sea profesional y/o personal. Los profesionales de la comunicación entendieron hace ya tiempo que este tipo de comunidades online son muy potenciales para establecer de alguna manera su nombre en ellas y darle una cierta relevancia. Pero, ¿se pueden utilizar de igual forma?
Las publicaciones preparadas para ser difundidas en las diferentes cuentas pueden ser publicadas en una de las cuentas o en las dos. ¿De qué depende? Simplemente hay que ver a quién nos estamos dirigiendo, que es el público objetivo, el tipo de contenido que hemos creado, y tener en cuenta las características de cada una de las cuentas. Facebook, con sus Fan Pages,es una cuenta que incita mucho a la participación, ofreciendo oportunidades varias, como por ejemplo el crowdsourcing, que consiste en invitar a la audiencia a que cree ella el contenido. Hacer una invitación al público a que se haga una foto con nuestro producto en su lugar preferido es una forma muy potente de practicar esta técnica, que cada vez está más solicitada. Por otra parte, Twitter es una comunidad mucho más «seria» o profesional, ya que el contacto es menos directo entre las personas. Con un simple follow puedes ponerte en contacto con alguien de tu sector que consideres que puede aportarte contenido de valor, que suponga ampliar tu círculo profesional y que te ponga en contacto con otras muchas personas pertenecientes a tu sector. Twitter tiene también su parte más personal, como facebook, pero es mucho más público y lejano a otra personas. Claro que se busca que tus lectores compartan tu información, pero no que participen.
Facebook y Twitter te ofrecen muchas oportunidades para ampliar tu relevancia tanto on como offline, incluso existen negocios alojados en Facebook, sin tienda física. Es importante conocer como funciona cada cuenta con nuestro público, qué cosas les podrían interesar y, sobre todo, crear un vínculo a través del cual consigamos que tengas ganas de leernos. Si no es así, deberás descubrir el foco del problema e intentar solucionarlo lo antes posible.