Durante la preparación de un plan de negocios aspectos estructurales como el nombre, misión, visión, concepto y ventajas competitivas de la empresa son el foco de atención.
En seguida, la reflexión es en torno al ambiente en que habrá de desarrollarse tu negocio: analizas las fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades, y una vez entendidas estas condiciones, te planteas la distribución, publicidad, mercadotecnia, recursos humanos y un largo etcétera.
Sin embargo, esta lista deja fuera un aspecto crucial para el posicionamiento de tu empresa en el mercado; se trata de la fijación y protección de tu marca.
Para ello, en México existen dos figuras jurídicas: el registro de marca y la reserva de derechos. El primero tiene como finalidad declarar la propiedad de derechos sobre el nombre, los logotipos, texto y representaciones gráficas que identifican a tu empresa.
Aunque su función primordial es brindar legitimidad a una marca y asegurar la exclusividad de la misma, esta previsión conlleva beneficios como hacer tu producto o servicio recordable para el consumidor; ayuda a definir una adecuada segmentación de mercado, evita confusiones respecto a la oferta de otras empresas, favorece el posicionamiento, consolida tu reputación en el mercado y atrae el interés de potenciales inversionistas.
Por el contrario, las consecuencias de operar sin registrar marca pueden echar por tierra todo el esfuerzo invertido en el proyecto. Puede ocurrir, por ejemplo, que alguien más registre un negocio con tu idea y además de beneficiarse de la imagen que creaste pueda proceder legalmente contra el uso que haces de ella.
Otro factor a tener en cuenta es que, si entre tus planes de crecimiento está el abrir una franquicia, para este proyecto será indispensable contar con el registro de marca. La constancia es expedida por el IMPI (Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial), tiene un valor de 2,457 pesos y una vigencia de diez años, de los cuales es aconsejable dedicar el último a la renovación del trámite.
Una garantía similar es la que ofrece la reserva de derechos, orientada a la protección de los títulos de publicaciones periódicas, programas de radio, televisión y publicaciones en línea.
También se protegen promociones publicitarias, personajes de caracterización y nombres de personas o agrupaciones dedicadas a espectáculos o actividades artísticas. De este registro se encarga el INDAUTOR (Instituto Nacional del Derecho de Autor) y su costo varía dependiendo del trámite a realizar.
Como hemos visto hasta aquí, aunque todas las necesidades de la operación estén previstas, tu plan de negocios deberá considerar uno de los trámites o incluso ambos, según la recomendación de un abogado. Esto no solo contribuirá a asegurar tu patrimonio, sino la gran inversión creativa y personal que supone cualquier emprendimiento.