Hace ya varios años tuve la oportunidad de conocer a un gran profesor que cambió en muchos aspectos la forma en cómo miraba mi entorno. Un día, en una reunión, mencionó una frase que llamó mi atención: “¿Ser parte del problema o parte de la solución?”. Y con ello mencionó varias cifras estadísticas sobre el empleo en el Perú, y de la imposibilidad matemática de que todos consiguiéramos trabajo estable. Luego nos preguntó ¿Qué harán?
Muchos podemos responder que este problema es una preocupación que el gobierno (o el estado) debe solucionar y leemos en muchos diarios, periódicos y programas de tv quejas al respecto. Sin embargo me quedó la pregunta ¿Qué haré? Decidí entonces seguir una posible solución, de lo más obvia y al mismo tiempo simple (posiblemente ingenua) y ahora muchos años después, difícil, pero no imposible.
Me pregunté ¿Quiénes crean puestos de trabajo? Y la respuesta obvia y evidente fue: Las Empresas y Negocios. Entonces necesitaríamos más de ellas. ¿Pero qué puede hacer una persona sola para aumentar los puestos de trabajo? No tenía más que mis estudios, que no eran de negocios, lo que me dejaba prácticamente analfabeto en ese campo.
Sin embargo recordé alguna vez escuchar una frase que me motivó a seguir adelante: “no importa cuánto te falte para lograr tu objetivo, lo que importa es que estés en dirección de lograrlo”. Así que decidí izar mi propia vela y llevar mi bote por un sendero donde muchos, en ese momento en mi entorno, no lo hacían. Crear mi propia empresa y generar puestos de trabajo.
No ha sido fácil, ya han pasado varios años de aquella frase que me motivo a tomar acción y dejar de ser uno más de los que se quejan. Tuve que renunciar a muchas cosas, entre ellas un trabajo estable, seguro y remunerado. Sin embargo aprendí muchas cosas… y aun sigo aprendiendo cosas que no te las pueden enseñar en ninguna escuela.
Entre las cosas que aprendí, fue a enfrentar la incertidumbre del no tener una seguridad completa de si lograrás vender tus servicios o producto para poder tener efectivo y pagar tus cuentas; a planificar tus gastos en base a los pagos que recibía y a decidir qué cosas comprar y en qué orden de prioridad para siempre empujar mi objetivo final, hacer crecer mi negocio. Tuve que renunciar a ropa de marca o costosa, tuve que renunciar a viajes de places, o simplemente salir a una discoteca a bailar, y muchas veces no tenia dinero para poder regalarle algo a mi pareja en aniversarios o cumpleaños. Sin embargo sabía que hacia lo correcto, no estaba seguro, pero de alguna manera, como dijo Steve Jobs, lo sabía.
Y es que estamos tan distraídos con las cosas cotidianas, con la mala prensa que llena totalmente nuestra programación, con los problemas emocionales que el entorno nos entrega, que no nos enfocamos realmente a conseguir nuestros objetivos; más lamentable es que muchas veces los objetivos se hacen cada vez más y más pequeños para así engañarnos que ya no buscamos nada más.
Uno de los problemas más grandes que un emprendedor debe “sacarse de encima” es la mentalidad de “así se ha hecho siempre y así debe ser”. Esa mentalidad de escuela antigua funcionaba hace seguramente 100 años, pero ya no. Sin embargo el modelo educativo que tenemos (desde el colegio, pasando por los institutos hasta las universidades y postgrados) se basa en ello. Creemos ciegamente en que las soluciones preconstruidas para problemas antiguos aun seguirán siendo soluciones. No nos damos cuenta que cada año (incluso menos) los grandes problemas cambian y por simple deducción, las soluciones también deben hacerlo. Sin embargo cuando las cosas “no están en los libros” los problemas realmente empiezan porque no hay la suficiente cantidad de personas capaces de generar soluciones innovadoras.
Es así que, si bien podemos enfocarnos en lo que no tenemos, también podemos enfocarnos en lo que podemos lograr si hacemos las cosas diferentes. Es cierto que existen riesgos de cometer errores, quien no los ha cometido, pero muy bien los vale cuando sabemos que con ello podemos crear soluciones capaces de cambiar la humanidad y mejorar la vida de millones de personas (y si no son millones, al menos las de mi entorno más próximo). Es por eso que no debemos tener miedo a cometer errores siempre que hayamos exigido lo mejor de nosotros en el intento.
Es así que como buen emprendedor sigo en el camino de hacer crecer mi negocio y otros proyectos de negocios que empujo. Algunos funcionan, otros no, otros fracasaron y otros aún siguen siendo ideas. Y es que lo más importante, aparte de ser feliz con lo que haces todos los días es, poder saber que el último día de mi vida, cuando tenga que mirar atrás saber que no me arrepiento de nada y que jugué todas mis cartas a ganador, y no me guarde ninguna que me dejara una gran pregunta que nunca podría contestar “¿Qué hubiera pasado si…?”
Así que, como el Ing. Roberto Morales me pregunto una vez, te pregunto yo a ti ¿Serás parte del problema o parte de la solución?
Autor Juan Pablo R. Girón Lingán
Fuente: http://EscuelaParaRicos.net