No quiero que pienses en una manzana, mucho menos que la imagines roja y sobre un plato.
¿De pura casualidad has hecho exactamente lo que te pedí por favor que no hicieras?
Estoy 99% seguro de que has hecho exactamente lo contrario a lo que acabo de pedirte.
¿Te ha pasado algo parecido quizás con tus hijos (si es que tienes) o con tu pareja o con tu familia y amigos?
¡Hey, por favor no vayas hacia allá!
Seguramente la persona a la que le acabas de pedir que no fuera hacia ese lugar terminó yendo.
¡No quiero que salgas por la noche con tus amigos!
Y seguramente terminó yéndose con sus amigos.
¿A qué se debe esto?
¿Por qué nuestros clientes terminan yéndose a comprar el producto que les dijimos claramente que no compraran?
La respuesta es simple… no hay una instrucción clara de qué sí hacer.
Es una cuestión de cultura, diría yo, dado que desde pequeños nos han atiborrado de la palabra NO.
El problema es que centra toda la atención en lo que no se quiere y no deja espacio a nada más. Por lo tanto las personas nos confundimos cuando se recibe una instrucción como la que puse como ejemplo al inicio de este artículo.
Muchas personas tienen perfectamente claro que no quieren en sus vidas, pero no hay espacio para qué sí. Y como resultado se obtiene lo que no se quiere.
Ya antes te había platicado algo parecido a esto, pero hoy te daré más claridad al respecto.
Algo que te puede ayudar a hablar con más claridad para obtener los resultados que sí quieres, es decir lo que efectivamente quieres en lugar de lo que no. Y para esto hay una técnica de la cual te hablaré en el siguiente artículo o correo electrónico que te mande.
Si lo que quieres es acelerar tu proceso de obtener resultados, entonces puedes unirte a mi lista de correos donde encontrarás información útil para tus emprendimientos.