Si piensas emprender y actualmente enfrentas conflictos, tanto dentro de ti mismo como a tu alrededor, este artículo es para ti.
Quienes hemos tomado la decisión de formar nuestro propio negocio o trabajar independiente, nos hemos enfrentado a varios conflictos. Pueda que tu pareja o familia no entienda tus aspiraciones emprendedoras, que no cuentes con suficiente dinero para hacer las inversiones necesarias, o que tu red de contactos no sea demasiado amplia.
Esos son sólo algunos de los obstáculos que podemos enfrentar como emprendedores, es verdad, pero pocas cosas se comparan a esos momentos -pueden ser semanas, meses o años- en que estás por tomar la decisión.
La incertidumbre es dura, sobre todo cuando va aumentando el deseo de lograr ese sueño. Porque cuando lo tenemos, suele ser por dos aspectos: por un deseo que nos ilusiona, o una circunstancia que nos incomoda. O ambos.
Pero a pesar de todos esos factores, muchas veces nos detiene el típico “no es el momento adecuado”. ¿Has escuchado esa frase de alguien más, o la has dicho tú mismo?
Yo la usé. A menudo era por los factores que antes te mencionaba, más otras circunstancias personales. Si bien no se trata de huir de la realidad y creer que mágicamente los obstáculos van a irse por sí solos, hay algo aún más importante: que seas la persona capaz de asumir ese reto.
Emprender no es una meta, es un camino, por lo que no solo se trata de “llegar”, sino de convertirte en la persona capaz de quedarse allí construyendo tu éxito.
A eso me refiero con el cimiento principal de tu proyecto emprendedor: tú mismo. Si bien todas las circunstancias externas son importantes y hay que considerarlas en el cómo vas a llevar adelante tu proyecto, el qué y tu por qué salen de ti.
Por ejemplo, puedes tener una idea que te parece excelente, pero si ves que no tiene la aceptación de tu mercado que esperabas, haces los ajustes necesarios para conectar con ellos y que te compren.
La idea sale de tu mente, la aceptación -o la falta de- del mercado es una circunstancia externa; pero ser esa persona que, por más enamorada que esté de su idea es capaz de tomar decisiones y hacer los cambios necesarios, es lo que necesitas para lograr el éxito como emprendedor.
¿Y qué pasa cuando llegan problemas asociados a tu nueva etapa profesional? Al trabajar por cuenta ajena para una compañía, si eres de Operaciones sabes que no necesitarás preocuparte por el marketing, la contabilidad, aspectos legales o tomar las decisiones -muchas veces difíciles- del negocio. Alguien más lo hace por ti, e incluso si la empresa es grande, hay equipos numerosos y altamente capacitados que se encargan de esas tareas.
Cuando estás por tu cuenta, todo eso cambia. Si bien no debes aspirar a convertirte en abogado o contador si eres ingeniero, debes aprender lo suficiente para tener un mejor panorama de tu negocio y tomar las decisiones pertinentes, sin que “te tomen el pelo”. Eso sin contar otros conocimientos que quizá requieras para servir mejor a tus clientes. Si eres la persona que necesitas ser, te costará menos trabajo decidir hacer estas inversiones con miras a tu objetivo.
Emprender no es fácil, y tampoco gratis. Si bien hay unos negocios que requerirán mayor inversión que otros, hay una pregunta clave que si ves que te haces cada vez más a menudo, probablemente estés de muy cerca de convertirte en quien necesitas ser para llegar y sostener tu éxito: ¿Cómo puedo lograrlo?
Te cuento algo. Llevaba años queriendo emprender y trabajar como profesional independiente, pero no sabía por dónde empezar. Leía mucho contenido online del que aprendía muchísimo, pero nunca lograba dar ese paso importante.
Entre esas personas que seguía -y sigo aún- que han logrado posicionarse en Internet estaba la mentora con quien al final decidí trabajar. En nuestra primera conversación de ventas hicimos clic, me sentí identificada con ella puesto que antes deseaba ascender en la escala corporativa, pero ya tenía mis dudas respecto a eso, y al ver su historia supe que tenía no solamente conocimientos, sino experiencia, de la que podía aprender.
En cuanto al dinero, en vez de decir simplemente «no puedo», me pregunté cómo podría conseguirlo. Es increíble cómo todo cambia con una cifra en mente, porque ya el sueño se vuelve meta. Al final todo se fue resolviendo, y hoy debo decir que, a pesar de que no era coaching de vida sino de negocios, tuvo un impacto en quien era para convertirme en lo que necesitaba ser.
No puedo decir que «ya llegué», ni mucho menos. Como te decía, se trata de un camino, pero hay que ir paso a paso. Y a ti ¿qué te hace falta para comenzar a caminar en tu sueño emprendedor?
¿Qué te ha parecido lo que te he compartido hoy? Como siempre, tus comentarios son siempre bienvenidos.
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