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Paradoja del nadador solitario: una lección sobre liderazgo

Es increíble la cantidad de analogías que podemos aplicar a la hora de analizar los estilos de personalidad y liderazgo pertinentes para cada área de nuestra compañía o emprendimiento, la paradoja del nadador solitario se convierte así en una de estas maneras adecuadas de representar la información y brindar una lección sobre liderazgo que puede resultar muy útil para nuestro entorno laboral.

El papel de líder

No es un secreto que el líder juega un papel clave en nuestros entornos laborales e incluso en la sociedad en general, estos individuos que destacan entre los demás por sus capacidades para integrar y ser “el faro que guía todas las embarcaciones” se ha convertido en el tema principal de cientos de artículos y libros.

Aunque algunos aún tengan la percepción de la figura de líder como un individuo que da órdenes y que se ubica sobre todos los demás a partir de la autoridad y el mandato, hoy en día se ha podido dimensionar el verdadero sentido del líder en los equipos de trabajo y su indispensable aporte al logro de objetivos en nuestra organización.

Sin importar el tamaño que tenga nuestro emprendimiento, sea aún un pequeño destello emprendedor o una compañía de miles de empleados, elegir buenos lideres es una tarea ardua, que requiere de análisis que pueden requerir de la implementación de conocimientos psicológicos cómo técnicos puramente empresariales.

Sin embargo, ante los resultados que puede generar la correcta selección de un buen liderazgo, vale la pena darle el espacio y la importancia debida a este proceso de elección.

Personalidad, elemento clave

Uno de los principales aspectos a tener en cuenta cuando se debe elegir un líder es su estructura de personalidad, así como su estilo de pensamiento, es claro que el equipo que se tenga para apoyar va a permear mucho el tipo de individuo que se va a necesitar, sin embargo, hay algunos elementos que son infaltables en cualquier tipo de liderazgo.

Debemos resaltar entre ellos; el respeto, la comprensión emocional, la transparencia, la responsabilidad, la capacidad para motivar al grupo, el dialogo asertivo, la escucha y la habilidad suficiente para integrar su equipo en torno a sus objetivos y no en torno a su figura como líder.

Es aquí donde algunas personalidades excesivamente orientadas al cumplimiento de los objetivos y los logros o que tengan como línea única de trabajo el autocrecimiento, la auto adulación y el apoyo a los demás siempre bajo un interés propio, pensémoslo de la siguiente manera.

Paradoja del nadador solitario

Durante un evento empresarial, se han creado tres equipos de colaboradores para una competencia de triatlón, a cada uno de estos equipos se le ha asignado un líder el cual deberá hacer todo lo posible por llevar a su equipo a través de la carrera de obstáculos, el nado a través del río y por ultimo el recorrido en bicicleta.

El equipo ganador tendrá derecho a unas vacaciones pagadas por la compañía y 5.000 dólares en efectivo.

Todos los equipos logran pasar la carrera de obstáculos, mientras está se llevaba a cabo, el líder del equipo 2 ha visto que uno de los jueces de la competición es su jefe inmediato, al cual le ha venido sugiriendo un ascenso, por lo cual ante la competencia de nado se dispone a dar su mejor esfuerzo.

El error

Presionando a su equipo, con una actitud arrogante, les exige esforzarse aún más allá de sus capacidades y ganar la competencia de nado, de lo contrario tendrán que trabajar más duro cuando vuelvan a las oficinas bajo su mando.

Al dar inicio la prueba de nado a través del caudaloso río, el líder del equipo 2 pone su mirada en la meta y se dispone a nadar con todas sus fuerzas, dejando atrás a todo su equipo, nadando frenéticamente llega a la meta antes que todos, pero al mirar a su alrededor se da cuenta que está solo, nadie aplaude ni le felicita, por lo cual se gira y observa hacia el río que acaba de recorrer.

Allí estaba su equipo, siendo auxiliado por los lideres y miembros de los demás grupos, pues en su afán individual y egocéntrico de ganar e impresionar a su jefe, olvidó a sus colaboradores, quienes en su desesperación por cumplir las órdenes que les habían dado y el temor que en ellos infundaba su líder, olvidaron el equipo de seguridad y fueron arrastrados por la corriente.

El líder, absorto y abatido por lo que había sucedido, se dio cuenta que a pesar de haber llegado a la meta antes que los demás, se encontraba solo, bajo aquellas aguas no solo había perdido la oportunidad de demostrar su excelencia en el trabajo, había perdido su liderazgo.

Conclusión

La capacidad de liderar se ha transformado, los comportamientos, actitudes y estilos de personalidad que antes dábamos por hecho eran propias de un líder ahora no son más que rezagos de una autoridad exigente distorsionada.

El líder debe tener la capacidad de unir, de guiar, de comprender y ser quien por medio de la comunicación integra a su equipo y sirve de ejemplo, no poniéndose en frente de los demás o sobre ellos, sino ubicándose atrás, donde puede cuidar, donde puede visualizarlos a todos, donde puede ayudar a quien tiene dificultades para caminar, sin abandonarlo, devolviéndolo a la manada.

Ese es el objetivo de la paradoja del nadador solitario, demostrar que no es llegar a la meta lo que realmente importa, sino llevar a tu equipo al cumplimiento del logro, juntos.

“Un líder no es aquel que, perdiendo sus embarcaciones, lleva el mensaje a otra nación a través de la ferocidad del mar, sino quien en medio de las tormentas pone a salvo su tripulación…”

– Filanderson Castro

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