Evitar que el trabajo se nos robe la vida y ¿Cómo construir organizaciones más humanas?, son dos de las preocupaciones más importantes para las altas gerencias e incluso los pequeños emprendedores en la actualidad.
¿Quién no ha escuchado constantemente comentarios como: “Se me va la vida trabajando” o “Desde que empecé a trabajar no tengo vida para nada más”? Creo que casi todos lo hemos escuchado e incluso lo hemos dicho en algún momento de nuestra vida laboral.
Es triste pensar que, lo que en algún momento fuese nuestro sueño, el formar una empresa productiva, rentable y que generara empleo, al final terminara siendo el dolor de cabeza de nuestros colaboradores, al punto de asistir a sus jornadas laborales más por supervivencia que por disfrute y pasión.
Ese es el panorama que envuelve al mundo laboral en general. Miles de referencias se han hecho en televisión, cine, radio o libros frente a lo agobiante que es levantarse en la mañana para ir a entregarle nuestro tiempo y energía a una fría y poco agradecida organización, mientras nuestra vida se desvanece frente a un escritorio con una computadora de los 90’s y se nos llena la piel de arrugas.
Muchos de los jefes del entorno empresarial no desean esto para sus empleados, la gran mayoría exceptuando a algunos a quienes los cargos les han devastado sus capacidades para liderar, nadie desea tener el centro de la productividad y el sentir de su empresa en un grupo de personas abatidas y claramente agobiadas por trabajar en nuestra organización.
Anteriormente esto no importaba mucho, había una obsesión numérica en la que el colaborador no existía más allá del rendimiento que tenía, pero las cosas han comenzado a cambiar.
Nuevos paradigmas
La revolución digital y de la información ha aumentado significativamente la productividad de las organizaciones, las largas jornadas escribiendo tediosos documentos o analizando datos de manera manual han pasado a la historia y se vive actualmente un cambio en las formas de realizar los trabajos, un ejemplo claro es el teletrabajo.
Las empresas han comenzado a darle un papel protagónico a los colaboradores, comprendiéndolos como lo que son, seres humanos con metas, deseos, puntos de vista diferentes, ideas e incluso cansancio y enojo, emociones totalmente anuladas anteriormente en el ámbito laboral.
Cientos de empresas comienzan a probar horarios laborales reducidos de 4 y 6 horas, entregando resultados bastante prometedores frente a la productividad que a fin de cuentas era el factor que más desgaste físico y mental genera en los colaboradores.
Las organizaciones se han vuelto flexibles, se tienen mejores y más estructurados planes de seguridad, vacaciones y remuneraciones, impensables en épocas anteriores, se le ha intentado cambiar el rostro frívolo y cruel a las empresas por uno de desarrollo personal y profesional, de comprensión emocional, de acompañamiento y de trabajo en equipo casi desde una visión laboral.
Nuevas problemáticas
Sin embargo, no todos han sabido adoptar de buena manera los cambios que el entorno laboral esta sufriendo y sufrirá, algunos hoy en día intentar igualar la capacidad productiva de los empleados al de las maquinas o los análisis sistematizados, imponiendo largas cargas laborales en reducidos tiempos o jornadas laborales de hasta 16 horas, indudablemente dañinas para la salud del colaborador.
¿Dónde queda la humanidad allí? ¿Por qué no avanzar? Este tipo de organizaciones se darán cuenta muy tarde que aquellas empresas que logran reconocer que el colaborador es humano, que necesita tiempo para dormir adecuadamente, disfrutar sus aficiones, sus relaciones interpersonales, sus familias e incluso tiempo para no realizar absolutamente nada más que respirar, han logrado mayores avances en innovación y rendimiento productivo, e darán cuenta demasiado tarde que un colaborador feliz es 200% más eficaz.
¡Que el trabajo no te robe la vida!
Por otra parte, está el colaborador que, a pesar de reconocer que su trabajo le esta absorbiendo la existencia, permanece allí y es completamente comprensible, las oportunidades son escasas y las necesidades son muchísimas, a veces por miedo a enfrentar otros entornos o un campo laboral totalmente ajeno a su conocimiento.
Se debe dar el paso para cambiar, para entrar en lo desconocido, muchos permanecen en estas organizaciones infrahumanas porque asumen que como es allí es en todos lados, de ahí la importancia de escribir estas líneas, no es así, muchos se están esforzando por construir organizaciones más humanas y seguro se sentirían muy felices de tener tu talento entre sus colaboradores.
Suena difícil y mucho más difícil es tomar decisiones frente a ello, pero hay aspectos que no se deben obviar; el tiempo que al final es tu activo más valioso, tu familiar, que solo tendrás por una temporada, tus hijos que serán niños solo por un breve momento, tus sueños, tus gustos, tu felicidad.
El emprendedor debe tener de base, desde que se sueña su empresa aún sin tener un dólar de capital que lo más importante deben ser sus colaboradores y su bienestar, sabiendo ello, nunca estará solo y tendrá buenos resultados.
¿Cómo construir organizaciones más humanas?
El primer paso para construir organizaciones más humanas es reconocer eso mismo, que las organizaciones están compuestas de humanos, no de máquinas, no de computadoras, no de vehículos o productos, sino de individuos que ponen sus conocimientos y energía física en un objetivo mutuo.
El segundo paso es comprender que el activo más valioso para cada ser humano es el tiempo y que la remuneración en dinero solo es una parte de aquello que el colaborador requiere, que hay que brindar remuneración emocional, reconocimiento, tiempo de ocio, confianza, buen dialogo, acompañamiento en temas propios del ser humano, ninguna compañía va a tener colaboradores felices si no se le da la oportunidad al empleado de recibir a su hijo durante un parto o dejar un día para celebrar la graduación de su hija sin que se vean afectados sus ingresos.
El tercer paso es determinar la empresa como un sitio de crecimiento personal, más allá de un entorno puramente laboral.
Organizaciones más humanas
Google es un claro ejemplo de ello, aunque se trabaja arduamente durante las horas laborales, muchos de sus empleados permanecen en promedio 2.4 horas más dentro de las instalaciones, principalmente en actividades de ocio, educación entre otras, las organizaciones deben cambiar en ese aspecto y promover la diversificación.
En conclusión, desde las organizaciones debemos reconocer la humanidad como base de nuestra productividad, el tiempo de los colaboradores y su felicidad como los activos más valiosos y dese allí promover una diversificación empresarial que nos lleve a tener colaboradores que no perciban que nuestras empresas o emprendimientos les están robando su vida, sino que al contrario de ello, se sientan orgullosos de estar bajo nuestra marca, una marca que haga parte de este nuevo estilo de organizaciones más humanas, que promueve la felicidad y el progreso de todos ellos, elementos que tendrán un efecto infinitamente positivo en el cliente y el la compañía en general.
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