En un mundo globalizado y competitivo, por muchos años se ha dejado de lado la producción local. Sin embargo, tal y como lo sostienen importantes sociólogos contemporáneos (García Canclini es sólo un ejemplo), en este mundo global en que muchas cosas parecen uniformarse y hacerse homogéneas en todo el mundo, los pequeños acentos locales nos permiten tener una identidad que no está peleado con un espíritu humanista que nos dé la oportunidad de apreciar las culturas de otras regiones y países.
Dentro de este redescubrimiento de las culturas locales, es muy interesante cómo una nueva generación de emprendedores se ha apropiado de la idea de convertirse en artesanos. Más allá de que en una generación (la de los llamados baby boomers, adultos en las décadas de los 70 y los 80) todo lo industrializado se veía como “mejor hecho” y era incluso símbolo de estatus económico y de clase, poco a poco se ha ido retomando la noción de que no está mal volver a las raíces, trabajar con las manos y hacer cosas únicas y que representan auténticamente lo que hace diferente a cada rincón del mundo.
Sin embargo, los nuevos artesanos enfrentan los desafíos comerciales que les impone un mundo en que comercio e información están completamente trenzados en una globalización difícil de interpretar cuando se es un pequeño o micro empresario local. Uno de estos retos es sin duda la comercialización de los objetos fruto de la producción artesanal. Si bien los mecanismos tradicionales de producción siguen vigentes en cierta forma: mercados y mercadillos, establecimientos y locales comerciales fijos, frente a los ojos de los productores y micro productores manuales de joyería y bisutería, cerámica, madera, metal, piel y cuero entre otras muchas categorías artesanales, se abren otras posibilidades, las representadas por internet, el comercio electrónico y las compras en móviles.
Un pequeño artesano, que en realidad es un micro emprendedor que trabaja con sus manos además de con su creatividad, no puede dejar pasar de lado estas oportunidades. No es raro que existan muchos portales reconocidos a escala internacional para ayudar a comercializar el trabajo de los artesanos en cada rincón del globo. Desde sitios que se enfocan a apoyar a los artesanos de forma individual y darles un espacio para la venta de sus productos, gestionados de forma local, hasta grandes portales internacionales como Etsy.
También es de destacar que los artesanos se deciden a explotar las herramientas de la web actual: las redes sociales, blogs, centros de intercambio virtual y ello les demanda un esfuerzo adicional, pero a la vez, ofrece posibilidades de negocio y ganancias que antes no estaban en el panorama de quienes se deciden a emprender en esta apasionante área económica.