Entre las muchas reglas inmutables de este mundo, hay una que está grabada en piedra: nunca, nunca, mientas cuando estás haciendo una presentación en público, ni durante ella ni en el turno de preguntas.
Mentir en una presentación es fácil. La presentación va bien, el público está pendiente de mí, y decido “adornar” unos datos. Y menciono que me los ha dado directamente X. O comento que acudo habitualmente a la reunión de Davos (quién lo va a comprobar?). O en una presentación a inversores, comento que tenemos el prototipo listo (bueno, está en plano y nos falta muy poco).
Fotografía creada por Kamilot usada bajo una licencia CC BY 2.0
Todas estas pequeñas adaptaciones de la realidad pueden ser nuestra tumba. Simplemente la información fluye hoy en día a una velocidad e intensidad que no podemos controlar. Alguien puede estar en internet al mismo tiempo que decimos algo que justo hemos desmentido hace un día. Alguien conoce a un amigo del señor X. Una persona entre el público sí va Davos, etc.
Recordad: la presentación no es más que una prolongación de la conversación. Si no mentimos en nuestra vida diaria, ¿porqué hacerlo en una presentación?
Si quieres conocer más técnicas de presentación en público, visita el blog de Mynima. Un espacio gratuito pensado para ti.