El mes pasado, estuve de paseo con mi familia por Europa. Primero estuvimos por Alemania, luego por Francia, luego Italia y finalmente llegamos a España. Fue espectacular hacer todo ese recorrido, sobre todo porque lo hice con las personas que más quiero en el mundo y porque nos pudimos tomar muchas fotos para el recuerdo.
A propósito, ¿Qué hay acerca de los álbumes familiares de antaño? Cada vez menos personas los usan con el boom de las cámaras digitales en las que puedes almacenar miles de fotos, borrar y editar las fotos al instante, imprimirlas las veces que quieras, etc. Sin embargo, existe un pequeño problema que consiste en que muchas de esas fotos no las vuelves a ver nunca más, se quedan en el olvido y al final tanta tecnología no te sirve de mucho, llenas tu disco duro de tantas fotos .
En fin, en este caso, teniendo en cuenta todo esto, preferí ser yo quien tome las fotos para más o menos buscar un ángulo que le incluya algo de arte a las fotos. Es decir, traté de tomar fotografías de nosotros enmarcados por paisajes increíbles. Afortunadamente, al llegar a España, mis padres eligieron alquilar un coche para poder movilizarnos por la península sin muchos problemas. La idea era recorrer primero toda la costa española (tanto la mediterránea como la atlántica).
La mayoría de playas se veía espectacular, en algunos casos, pudimos ver playas que se veían mejor que en TV. Obviamente nos tomamos muchas fotos increíbles junto a esas playas. Nos pareció tan genial la experiencia que, cuando llegamos a Valencia, hicimos lo mismo: ir a un alquiler de coches y recorrer las costas españolas tomándonos fotos. Y lo mismo hicimos en cada una de las ciudades de España que bordean la costa. Sin querer estuvimos veraneando; pero a veces mejor es no planear nada.