Una de las competencias que tienen los emprendedores y que toda persona que quiera hacer realidad sus sueños, cristalizar sus ideas, darle forma a sus iniciativas o a sus emprendimientos, la debe considerar y desarrollar, la creatividad. Toda persona que quiera ser emprendedora, necesariamente debe abrirse paso al universo ilimitado de la creatividad.
Hay tres momentos en el proceso creativo:
- El preámbulo
- El momento espontaneo
- La construcción de la idea
El preámbulo es el lapso de tiempo, pueden ser días, semanas, meses; en el cual el emprendedor se está predisponiendo al acto creativo. En este proceso preliminar se fijan unas coordenadas o parámetros que sirven para delimitar o delinear, que servirá para encausar el despliegue creativo y enfocarlo hacia el objetivo o producto imaginativo, que es el segundo, que denominamos, momento espontaneo o chispazo creativo. En el preámbulo, el emprendedor debe definir algunos factores claves:
El punto de partida es definir, lo que quiere lograr o alcanzar, para darle un formato a la idea; la génesis del proceso puede ser una necesidad a satisfacer, un problema a resolver o una exigencia a cumplir; y esto se concibe y consigue a través del análisis inicial. En este análisis, el emprendedor dimensiona la situación, la encuadra en un esquema de causa – efecto; identifica las posibles variables que son causas y soluciones; se documenta con información pertinente, que se sustenta en hechos, datos y cifras; así como se da una implementación o preparación específica para el abordaje del problema a resolver.
Para usar una metáfora, este proceso es similar al que cursa una mujer en estado de embarazo; una vez que la mujer ha concebido, comienza a darse el proceso de gestación; de igual manera, cuando el emprendedor incuba un proyecto, se ha dado el primer paso, la CONCEPCION, y al socializar la idea con otros; y comenzar a darle forma y cuerpo, se está llevando a cabo, el proceso de GESTACION. En esta fase, similar a la mujer en embarazo, las personas que rodean a la madre y al padre, cumplen un papel muy importante, de aliento, estimulo, reforzamiento, incluso, hacer aportes y ayudas significativas.
Así como los padres se ilusionan y sueñan con ese bebe en camino; el emprendedor sueña con el proyecto al cual le está dando vida. Hay anhelo, amor, temor, fe, esperanza, alegría; es un conjunto de emociones que se manifiestan de manera natural. Y la persona comienza a personificar el proceso de gestación. En el caso de la mujer embarazada, es notorio en ella, el cambio que se opera a nivel físico y emocional. De forma similar, el emprendedor manifiesta los cambios que se operan en su mentalidad, lenguaje; adquiere nuevos hábitos, relaciones; sus emociones son una manifestación de la experiencia que está teniendo; de la creación de vida que se está operando en su interior, el milagro que está próximo a revelarse y darse a conocer.
En ese proceso de gestación se presentan todo tipo de situaciones, desde cambios bruscos en el comportamiento y en la emotividad; tiempos secos o estériles, en los cuales, aparentemente no se avanza en el proceso; como generación sorprendente de sucesos que indican que ya el proceso empezó en su fase de desarrollo; para el caso del emprendedor, la idea ya empezó a tomar mayor forma. Como el nacimiento de un manantial, que en la cuenca es pequeño, pero va creciendo, hasta que esa quebradita, se va convirtiendo en algo mayor, hasta llegar a ser un rio.
Así como en el embarazo llega el momento del ALUMBRAMIENTO, cuando se da a luz; en el emprendimiento, se da el momento espontaneo o creativo. Se ha creado la vida. En la medida en que avanza el proceso, el emprendedor va comprendiendo que el momento del chispazo creativo; y es la instancia en que se da la concreción entre la idea inicial y la idea en un estado de madurez. Y se produce una experiencia catártica, en la que esa esa dinámica interior, se manifiesta, para dar a luz, el producto creativo. Siguiendo con el ejemplo de la mujer en embarazo, llega el momento en que se rompe la fuente, y comienza el trabajo de parto. Lo intangible se hace tangible; y de una manera enérgica y dramática, se da el surgimiento de la idea. Es emotiva, y en algunos casos, en medio de sufrimientos y dolores.
Así se comporta un proceso creativo; porque se le está dando vida a un proyecto; a una idea que se concibe y que el gestor le coloca ojos, boca, cuerpo; le da forma, a vestir la idea, hasta lograr una identidad, como cuando nace una persona. La idea deja de ser etérea, y se vuelve algo más concreto; y a este hecho creativo, se le da una estructura, una estrategia; en objetivos y metas, en recursos; vincula a personas que pueden ser parte del proyecto; surge la asociatividad; y con este proyecto en común, el anhelo o la ilusión que la idea llegue a ser algo grande.
El tercer momento, dio a luz la idea, nació el proyecto, y viene otra etapa, el compromiso de llevar el proyecto a la madurez. Es un proceso de paternidad frente a la idea. Como al nacer el niño, de igual manera el emprendedor, no abandona la idea, sino que la alimenta, y a brindarle todo lo que necesita para crecer y madurar. En un principio, hay un fuerte cordón umbilical; hay una gran dependencia del proyecto al visionario, a su gestor, promotor, iniciador; pero en la medida en que el proyecto va creciendo, va ganando mayor autonomía, una vida propia; y llega el momento, en que el emprendedor, puede dejar que el proyecto siga su curso, sin que él esté presente; porque ha cumplido con su misión.
Con esta metáfora, podemos comprender el proceso de un emprendedor al poner en marcha idea. Por supuesto, que no es algo idéntico, solo semejante; ya que nunca podría compararse el milagro de la vida, con la gestión de un emprendimiento; por muy grande, importante y trascendente, nunca podría equipararse a la vida humana. Esta metáfora nos sirve para lograr un plano o nivel de identificación, entre el proceso de concepción, gestación, nacimiento, crecimiento y desarrollo, de un proyecto de emprendimiento. Como emprendedores debemos provocar este hecho creativo; a crear condiciones para la gestación de la idea; que es un hecho prodigioso, siendo que estamos siendo protagonistas de la creación de vida. Y como gestores, tendremos la paternidad, patente y derechos sobre ese proyecto que hemos emprendido.
Por alguna razón de la vida moderna, las personas no rompen esquemas, no se dan a la tarea y a la retadora experiencia de tener momentos espontáneos, y chispazos creativos: no le dan la importancia ni trascendencia a ideas maravillosas, que se abrigan en la mente y en el corazón, y dejan que solamente les asalte la idea, pero así mismo, las abandonan y quedan en el olvido. Los emprendedores damos crédito a las ideas y hacemos de las ideas maravillosas realidades.