Este artículo resultó extenso. con mucha información que decir y, sobre todo, una gran necesidad de explicarle este tema tan esencial con extrema claridad y de un modo divertido.
No me queda más que agradecerte el tiempo que le dedicarás a la lectura del mismo y te aseguro que, tras finalizarla, te habrás sentido sumamente satisfecho de haber invertido tu tiempo en esto…
Que comencemos…
El “mercado”
En su forma más simple, el “mercado” funciona por una razón: la existencia de compradores que desean comprar el instrumento o bien que se intercambia y vendedores que puedan ofrecer dicho instrumento o bien.
En otras palabras: tiene que haber alguien que quiera/pueda comprar y alguien que quiera/pueda vender en un momento determinado.
Por supuesto, estoy refiriéndome a cualquier tipo de mercado: el de divisas y el de las acciones, pero también el de los inmuebles, el de los comodities petróleo, los metales, y el de las frutas en el mercado.
Si no se encuentran esas dos partes en algún momento en el tiempo, la noción de “mercado”, como la comprendemos en este mundo, no sería posible.
¿Demasiado sencillo verdad? Espero que así sea.
Los mercados financieros
Como dijimos, esta idea es aplicable a cualquier tipo de mercado financiero; todos los instrumentos financieros están sujetos a esta evidente condición.
Pero hay algo curioso acerca de los mercados financieros…
Contrario a lo que ocurre en otro tipo de mercados, cuando estamos operando instrumentos financieros nos valemos de ciertos criterios específicos y muy particulares a estos mercados para decidir cuándo es el mejor momento para comprar o vender.
Pongamos, entonces, un ejemplo:
En este momento, miles de personas en todo el mundo pueden estar observando una gráfica diaria del EURUSD. Esencialmente, todos están viendo la misma gráfica, que no es más que la representación visual del movimiento del precio en dicha paridad a través del tiempo. Repito: la misma gráfica…
Sin embargo, una parte de ellos está pensando en iniciar posiciones de venta y la otra parte está pensando en iniciar posiciones de compra. ¿Cómo es eso posible? ¿No quedamos que todos están viendo lo mismo?
Así, estimado lector, la pregunta del siglo es:
¿Cómo es posible que viendo el mismo conjunto de datos algunos piensen que comprar es la decisión más acertada y otros tantos piensen que vender es la decisión más correcta?.
¿Interesante verdad? ¡Por supuesto que sí!
Las convicciones
Contrario a lo que muchas personas piensan, cuando hablamos de creencias no estamos necesariamente hablando de algo que es mentira.
De hecho, cuando hablamos de creencias nos referimos a una idea que no podemos percibir como realidad tangible, sino solamente podemos percibir su efecto en la misma.
Dicho de otro modo: no es posible evaluar con precisión a una creencia en términos de su veracidad; a lo que aspiramos es a evaluarla en términos de su utilidad o uso.
La estructura de las creencias
Llevo muchos años estudiando el campo del comportamiento humano (muchos más de los que llevo operando en el mercado bursátil) y desarrollando modelos sobre el mismo. Y fue justamente mi curiosidad acerca de las creencias lo que me llevó a interesarme tanto en esta área del conocimiento.
En mi búsqueda inicial encontré con rapidez que, contrario a lo que el sentido común nos dictaría, no fue el campo de la Psicología el que ofreció un modelo claro y muy preciso para explicar el modo en el que los seres humanos construimos nuestras creencias y las hacemos funcionar en la realidad; dicho modelo fue ofrecido por el campo de la Lingüística, área en la que analizo desde entonces.
No te voy a atormentar con teorías lingüísticas para explicar lo que nos incumbe aquí -harto interesantes pero ciertamente complejas y probablemente irrelevantes para nuestros fines-; sin embargo, sí tomaré prestadas algunas ideas provenientes de la antes llamada “Gramática Generativa Transformacional” (ahora “Programa Minimalista” y “X Bar Theory”) que te conviene comprender. Prometo hacerlo simple y muy claro.
Un conjunto de las estructuras lingüísticas más sencillas para explicar nuestro razonamiento es el que denota implicación y, en algunos casos, causalidad. El formato clásico es el conocido como “X implica Y” (X→Y).
Sé que podría parecer complicado pero pon atención. Pongamos un hecho muy común entre traders técnicos y propongamos dos posibles inferencias a partir del mismo hecho:
Hecho (X):
El precio está tocando una zona de resistencia.
Inferencia 1 (Y1):
El precio va a rebotar hacia abajo.
Inferencia 2 (Y2):
El precio va a romper hacia arriba.
Así, el formato completo queda como sigue:
Creencia 1 (X→Y1):
El precio está tocando una zona de resistencia → El precio va a rebotar hacia abajo.
Creencia 2 (X→Y2):
El precio está tocando una zona de resistencia → El precio va a romper hacia arriba.
Tres puntos:
- La realidad verificable (X) es común a ambas creencias. X es la materia prima de la que extraemos nuestras creencias.
- Las inferencias (Y1 y Y2) que resulta de la realidad verificable es lo que diferencia a las creencias. Y es lo que solamente existe en nuestra cabeza.
- Cada vez que establecemos o utilizamos una relación entre X y Y, estamos estableciendo o utilizando una creencia. Siempre (¿Siempre, siempre? Sí. ¡Siempre, siempre!).
¿Notas la importancia de esto para tu trading cotidiano? Si no es así, te lo voy a decir en unos segundos… Quédate conmigo.
Y todo esto, ¿a mí qué me importa?
Para tomar decisiones en un mercado financiero, hay diversas posibilidades y una amplia gama de combinaciones entre ellas. Por ejemplo:
- Hay traders que deciden entrar al mercado a partir de la dinámica entre la oferta y la demanda que perciben.
- Hay traders que deciden entrar al mercado a partir de los patrones que el precio ha formado en el pasado en un gráfico.
- Hay traders que deciden entrar al mercado a partir de la valoración general presente del instrumento que analizan.
- Hay traders que deciden entrar al mercado a partir del vaticinio del azar.
No importa si te consideras a ti mismo como un trader fundamental, técnico, del sentimiento o azaroso; si tienes un sistema de trading (bueno o malo, consistente o intermitente, que te hace ganar dinero o perder dinero), éste está necesariamente constituido por un gran número de creencias que tienes acerca del mercado, es decir, por un gran número de estructuras “X→Y”.
Estas creencias van a estar funcionando cada vez que analices el mercado. En otras palabras: vas a estar filtrando los datos que estés analizando.
¿Filtrar? Sí. Vas a tamizar la información que percibas, seleccionando (te des cuenta o no) el fragmento de la realidad que tenga sentido con tus creencias y que las verifique en tu experiencia.
Dicho de un modo más burdo: vas a hacer lo que sea necesario para mantener intactas tus creencias (te des cuenta de ello o no).
En nuestro ejemplo anterior, supongamos que, tras haber tocado la zona de resistencia que ambos traders técnicos identificaron en sus gráficos, el precio terminó rebotando hacia abajo.
El trader que tiene la creencia 1 dirá:
¡Lo ves! Era obvio que el precio rebotara hacia abajo. Por eso, lo más inteligente es vender en este momento.
Sin embargo, el trader que tiene la creencia 2 dirá:
Hummm… El precio tiene que romper la resistencia en algún momento. Este rebote debe ser solamente una retracción temporal. Por eso, lo más inteligente es comprar en este momento.
¿Cuál de los dos tiene razón? ¿Cuál de los dos está haciendo una evaluación acertada acerca de la misma realidad? Otra vez, ¡no podemos saberlo con certeza! Al menos, no por ahora, ¿cierto?
¿Recuerdas que dijimos que no evaluamos a las creencias por su veracidad sino por su utilidad? Aquí es en donde entra en el juego la habilidad del trader para poder evaluar con precisión su sistema de trading (y, por ende, las creencias que utiliza para operar).
Debes ser capaz de identificar las creencias que constituyen a tu sistema de trading, de modo que puedas ubicar las que sí te están sirviendo para generar dinero y las que deberías cambiar lo más pronto posible.
La dificultad radica en que, usualmente, las creencias funcionan por debajo de nuestro nivel de conciencia cotidiano.
En el caso de los sistemas de trading, un día decidimos que ciertas creencias tenían más sentido para nosotros y las incorporamos a nuestra metodología para operar. Cuando ya se han apuntalado en nuestra mente (ya sea porque hemos visto que funcionan algunas veces o simplemente porque tenemos fe en que la próxima vez funcionarán mejor) es muy fácil que lleguemos a confundir la realidad con las creencias que hemos formado a partir de ella.
La habilidad que tienes para ver que una cosa son tus creencias y otra cosa es la realidad determina en gran medida tu flexibilidad para adaptarte a las condiciones que el mercado te presenta.
Lo que los traders operamos: Las creencias
Si tomamos decisiones todo el tiempo a partir de las creencias que hemos construido a partir de los datos que analizamos provenientes del “mercado”, entonces todo el tiempo estamos operando nuestras creencias del mercado y no el mercado mismo.
En la primera parte de este artículo, puse en la mesa una pregunta: ¿Cómo es posible que viendo el mismo conjunto de datos algunos piensen que comprar es la decisión más acertada y otros tantos piensen que vender es la decisión más correcta?
La respuesta es sencilla ahora: lo que ocurre es que tienen creencias diferentes acerca del mercado. A partir de la misma información, algunos creen que lo más acertado es comprar y otros creen que lo más acertado es vender.
De hecho, si no operáramos nuestras creencias acerca del mercado, éste último no sería posible: tiene que haber alguien que quiera/pueda comprar y alguien que quiera/pueda vender en un momento y un precio determinado, ¿recuerdas?
Con otras palabras: si operáramos la realidad misma, todos tomaríamos la misma decisión al analizar la dinámica oferta/demanda, al ver un gráfico, al analizar el sentimiento del mercado, al observar el movimiento de la volatilidad… y eso que llamamos “mercado” no sería posible. Todos decidiríamos comprar en un momento determinado y, entonces, no habría vendedores; todos decidiríamos vender en un momento determinado y, entonces, no habría compradores.
Epílogo:
Cuando desarrolles un sistema de trading idóneo para ti, mantén esto en mente: esto es sólo lo que crees acerca del mercado.
¿Está bien o mal? ¿Estás en lo correcto o no? ¡No importa! Las verdaderas preguntas son: ¿Te es útil o no? ¿Sirve para obtener tus objetivos o no?
Si eres capaz de identificar bajo qué contextos tus creencias acerca del mercado no son útiles significa que estás siendo capaz de aceptar que no siempre tienes la razón. Esto es el primer paso (y el necesario) para eso que llamamos aprender.
Corolario:
Cuando estés evaluando tu desempeño como trader (y muy probablemente en muchos otros contextos), mantén esto en mente: Lo que importa aquí son los resultados positivo que obtienes, independientemente de que puedas demostrar o no que eres tú el que tiene la razón.
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