Dicen que cuando el célebre rey Leónidas cayó asesinado por las fuerzas persas en los últimos minutos de la batalla de las Termopilas, los guerreros espartanos que aún quedaban en pie (no más de 20 de los originales, y famosos, 300), se abrieron paso a golpe de espada, lanza, hacha y puños desnudos para rescatar el cuerpo sin vida de su rey. Y allí terminaron, muertos, eliminados por los innumerables enemigos que enfrentaban.
Leónidas luchó en las Termopilas con un selecto grupo de guerreros espartanos que se denominaban “los Iguales”. Ganaron tiempo precioso combatiendo en el desfiladero con un enemigo poderoso que invadía Grecia. La epopeya es conocida.
No existen referencias de la historia de Esparta provenientes de sus propios habitantes. Un pueblo enigmático, hermético, que apenas dejó unas cuantas frases escritas para la posteridad. Todos los detalles que se conocen de él provienen de registros históricos de pueblos aliados y enemigos, que tuvieron la suerte, o el infortunio, de interactuar con ellos en el campo de batalla.
Una de ésas contextualizaciones se presenta en la novela histórica del escritor Steven Pressfield: “Gates of Fire”, y hace alusión a un tema distintivo en la cultura del mítico pueblo: el carácter del líder que reconocían y seguían los guerreros espartanos.
La historia que el rey victorioso quiso conocer del derrotado.-
Xeo, un esclavo hoplita sobreviviente del exterminio en las Termopilas, es obligado a contar la historia de la batalla a Jerjes, el rey persa, impresionado por el coraje de sus enemigos en la batalla. Y esto le dice cuando se refiere al liderazgo:
“Contaré a su Majestad qué es un rey:
- Un rey no permanece dentro de su tienda mientras sus hombres se desangran y mueren en el campo de batalla.
- No cena mientras sus hombres pasan hambre, ni duerme cuando ellos están en vela en la muralla.
- Un rey no ordena a sus hombres lealtad por miedo a no comprarla con oro; se gana el amor con el sudor de su frente y los dolores los soporta por ellos.
- Lo que resulta la carga más pesada, un rey la coge primero y la deja el último.
- Un rey no exige el servicio de aquellos a los que dirige sino que se los proporciona a ellos. Les sirve a ellos, no ellos a él”.
Bajo esta lógica despachaban sus asuntos los guerreros espartanos. En las condiciones más extremas, en el fragor de batallas sangrientas, estaban dispuestos a los mayores sacrificios para honrar a quienes los conducían.
El resumen es simple: el liderazgo es un asunto de servicio, de entrega a los demás. Especialmente en condiciones que no son “normales”, cuando todo es adverso, incierto y complejo. Ése es el individuo que obtiene total desprendimiento de quienes lo acompañan.
- El líder no elude el conflicto ni la lucha necesaria para dirimirlo a su favor. Encabeza los esfuerzos.
- Comparte carencias y necesidades, sacrificios y desvelos.
- No compra lealtad dispensando favores o premios, la adquiere con su esfuerzo, con el dolor que soporta primero, con el sacrificio que activa antes que los demás.
- Las tareas más difíciles las hace él, desde el inicio, y las deja solo cuando todo ha terminado.
- No exige servicio de los que comanda, se los proporciona.
Esparta era un pueblo que se organizaba y vivía para la guerra. Por eso el carácter que imprimía al liderazgo poseía más valor. Porque siempre se enmarcaba en condiciones difíciles, extremas. Ésas en las que precisamente se hace más necesaria la presencia del guía.
La historia es diferente hoy. La mayoría de los líderes no enfrentan los extremos en que se desenvolvían los guerreros espartanos. Pero de igual forma se deben encarar conflictos serios, incertidumbre, tribulación, cambios que intimidan. Por esto tienen valor las enseñanzas milenarias de un pueblo que disponía cada acto de su vida para doblegar a los enemigos y vencer la adversidad.
Las “cualidades espartanas” de un líder, son virtudes tan necesarias ahora como a lo largo de la historia humana:
- Coraje
- Solidaridad
- Sacrificio
- Ejemplo
- Servicio
Antes y hoy, el líder debe ser equilibrado, dueño de sí mismo, soberano de sus pensamientos y pasiones. Esto no es para todos, y no es cualquier cosa. Es asunto de seres extraordinarios, individuos con disposición de pagar un costo alto para honrar responsabilidades. Una vida signada por el desprendimiento y orientada siempre a los demás.
¿Faltan líderes de este tipo en este mundo? Por supuesto, y mucho. ¿Qué otra explicación tienen todas las crisis, necesidades y desafíos que se viven?
Se ha hecho casi una costumbre tratar el tema del liderazgo desde un ángulo cosmético, con recomendaciones y exigencias superficiales. Hay muchos líderes de hojalata ejerciendo por allí. Y la mediocridad los ensalza y festeja. Pero son solo tuertos dirigiendo a ciegos. El liderazgo genuino es un asunto de consagración, y de eso hay muy poco en este mundo.
Los guerreros espartanos endurecían de muchas maneras su voluntad para no responder con miedo o ira a las contingencias que enfrentaban. A esta dos emociones las consideraban las fuerzas gemelas de un estado de “katalepsis” (posesión), una perturbación de los sentidos que se produce cuando el terror o la ira usurpan el domino de la mente.
El líder no podía someterse a ninguna pasión, bien que proviniera del miedo o la exaltación, del terror al fracaso o del júbilo por la victoria. No debía entrar en un estado de “katalepsis”, tenía que sostener siempre una actitud equilibrada y sosegada.
Estos son requisitos del carácter que pocos ejercen, pero que cada ser posee desde la cuna.
En la actualidad, no existe un pueblo o cultura que fomente estos valores desde la colectividad, ellos deben trabajarse a título individual. En privado y en soledad, en la intimidad que atestigua los deseos por trascender y transformar la realidad. Pocos aspiran a ello, y muchos menos se disponen a trabajar para alcanzarlo.
Sentido del humor.-
Tampoco abunda eso que recomendaban los guerreros espartanos a quienes transitaban las pruebas para liderar a los hombres: sentido del humor. Elemento vital para superar desafíos con el carácter impoluto.
La respuesta óptima ante las pruebas, la que buscaban los Iguales, era el humor. Y esto le decían a quién padecía el proceso de endurecer la voluntad: “desvía la difamación con una broma, cuanto más grosera mejor. Ríete en su cara. Una mente que puede mantener su alegría no se desmoronará en la guerra”.
Sentido del humor… una virtud del liderazgo que también exaltaba Dwight Eisenhower, otro guerrero. Una actitud que permite enfrentar las situaciones sin tener el espíritu oprimido por las fuerzas de la adversidad. Las personas con sentido del humor son capaces de salir adelante de los asuntos más delicados, dejándose guiar por la esperanza y la certeza de que las cosas pueden mejorar.
- Coraje
- Solidaridad
- Sacrificio
- Ejemplo
- Servicio
- Sentido del humor…
Y para terminar, sirve de ayuda entender que la lógica del liderazgo era para los guerreros espartanos lo que debe ser para todos los demás: un sentido de natural responsabilidad. Porque la responsabilidad la asumen así las personas distinguidas, como algo natural. No como una carga o un oprobio. Tampoco un galardón.
Esto, seguramente, motivo que como único reconocimiento a la gesta heroica que hicieron los 300 guerreros en el desfiladero de las Termopilas, quedará una piedra con la siguiente inscripción:
“Ve a decir a los espartanos, extranjero que pasas por aquí, que, obedientes a sus leyes, aquí yacemos”
Nada más, y nada menos. El liderazgo y el valor como una responsabilidad natural…
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
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