La situación a escala global es crítica y el desempleo masivo que sufren muchos países es una de las grandes preocupaciones sociales que, más allá de los números, supone un drama personal en cada uno de los casos. Sin embargo, si se enfoca desde otra perspectiva una crisis también puede ser la antesala de una nueva oportunidad, de un reciclaje profesional.
La crisis tiene una solución si esta vez se hacen las cosas bien. Tras haber depositado el poder en quiénes no han sabido gestionarlo, ahora es el turno de la sociedad recuperarlo. Porque la crisis como la vida, se puede convertir en lo que queramos que sea. Para ello, tan solo hay que tener un sueño y perseguirlo.
No se trata de negar la realidad, pero sí que en algunos casos sería conveniente hacer oídos sordos a los mensajes de amenazas, hundimiento, abusos, etc. y centrar la atención en un sueño que se puede convertir en un negocio.
Es lógico que muchas personas se encuentren desesperadas ante la falta de empleo previsible tanto en el presente como en el futuro inmediato. El parón que conlleva el desempleo puede suponer, para la mayoría de ellas, una lacra a la que no saben cómo enfrentarse, aunque una minoría sí está aprovechando la oportunidad concedida como un periodo para reflexionar. La capacidad de reflexión es la que puede transformar la realidad individual y colectiva. Es decir, concederse un tiempo para pararse y pensar sobre hacia dónde se quiere reenfocar la carrera profesional puede ser mucho más beneficioso que empeñarse en conseguir un trabajo menos cualificado o desmotivador.
Cambio de perspectiva
La aptitud positiva es la que fomenta que muchas de estas personas decidan emprender un nuevo camino hacia la creación de empresas. Son las que han optado por no dejarse intimidar por la crisis y, haciéndola cara, han emprendido una aventura empresarial.
La crisis económica conlleva un cambio estructural de pensamiento tanto de manera individual como colectivo. Las empresas y personas más flexibles, las que sepan adaptarse antes a las nuevas circunstancias, serán las que consigan salir adelante en este competitivo mercado laboral.
En algunos países, la sociedad está educada desde un punto de vista más conservador en el sentido de que el gran objetivo social es conseguir un trabajo seguro, que esté bien retribuido y que no ocasione quebraderos de cabeza. Pero ahora las cosas han cambiado. Ya no podemos esperar a que nos «salven» porque cada uno de nosotros es su propio salvador. La formación, la capacidad de comunicarse en otros idiomas y la experiencia son cualidades necesarias que suponen un gran valor añadido, pero no son las únicas herramientas imprescindibles para crear una empresa. Por ejemplo, un hobby se puede convertir perfectamente en un negocio, que mientras despega se puede compaginar con un empleo por cuenta ajena.
Una buena idea
Es necesario desmitificar el concepto de que para crear una empresa es preciso tener una mente brillante al más puro estilo de Bill Gates (Microsoft) Steve Jobs (Apple) o Mark Zuckerberg (Facebook). Casos como esos son históricos, aunque es evidente que una idea innovadora puede revolucionar el mercado en su sector correspondiente. Pero si de lo que se trata es de subsistir manteniendo un nivel de vida confortable se puede optar por la originalidad, el oportunismo -en el sentido de aprovechar las circunstancias-, pero también la confianza en uno mismo, porque creer es crear. De hecho, en ocasiones las ideas más peregrinas son las que han conseguido hacerse un hueco destacado en el mercado.
Claves para el éxito
Partiendo de la idea de que el que no se arriesga no gana, algunas ideas para hacer realidad ese proyecto se pueden basar en utilizar todos los recursos disponibles, entre los que las nuevas tecnologías juegan un papel muy importante. Otra opción podría ser acudir a seminarios o encuentros en los que otros emprendedores exponen su caso. En esta línea los libros, generalmente catalogados como de autoayuda, pueden ser otro buen instrumento. El asesoramiento profesional y un estudio de mercado evitarán dar pasos en falso e imprevistos. Compartir la idea entre las personas de confianza puede ser muy beneficioso también porque ayudarán a mejorarla.
En el apartado económico, se puede optar por utilizar los ahorros; pedir dinero prestado a familiares y amigos; solicitar los diferentes tipos del préstamos y subvenciones que promueven las administraciones públicos; e incluso, en los últimos tiempos se han creado nuevas fórmulas como el crowdfunding, que es un tipo de financiación colectiva que se basa en el mecenazgo parcial de un producto.
En definitiva, un buen plan de negocio, ilusión y confianza en uno mismo son las claves para conseguir que ese sueño se convierta en un próspero negocio.
Julio A. Olivares
Presidente y fundador de DocPath
Software de Gestión Documental
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