Muchas personas eligen consciente o inconscientemente el sufrimiento, la tristeza, las adicciones y la infelicidad, porque así han sido educadas para vivir sus vidas.
Buscan la seguridad y la zona de confort. Sin embargo, la zona de confort en la que viven no les proporciona comodidad, sino una continua tormenta que debilita la salud mental y la física.
Entonces, sienten que viven encerrados en una prisión. Una prisión con la puerta abierta, pero prisión, al fin y al cabo, y sienten miedo constantemente.
¿Por qué estás en la cárcel cuando la puerta está abierta? (Rumi)
Y mi pregunta es la siguiente: ¿de qué tienes miedo?
De cambiar tu vida, de las cosas nuevas, de lo que piensen los demás sobre ti, de no defraudar a alguien, de asumir la responsabilidad de tu vida, o tal vez de ser feliz ahora…
Desafortunadamente, algunas personas piensan que la vida es una larga cadena de sufrimiento, que tienen que soportar su “cruz” y que la alegría de vivir y disfrutar es solo una ilusión inalcanzable que existe únicamente en los libros.
En realidad, jugar el papel de víctima es muy cómodo y refleja la falta de respeto y autoestima hacia uno mismo, además de cobardía e irresponsabilidad.
Por otro lado, las personas que se respetan y se aman a ellas mismas no toleran que los demás las traten con falta de consideración, y no permiten que se abuse de ellas física o mentalmente, por lo que reniegan de convertirse en víctimas.
La ausencia de sacrificio y de compromiso con la que eliges vivir no es símbolo de virtud, sino de tu falta de coraje y dignidad.
Y la vida sigue, encorsetada en las creencias limitantes que heredaste, sin cuestionarlas y sin pasarlas por tu propio filtro.
Déjame decirte que nada me parece más triste que el sufrimiento innecesario que implica vivir «una vida normal y limitada».
¿Sabes qué? Cuando aprendemos a enfrentarnos a nuestros miedos, desaparece todo aquello que nos limitaba, y donde antes habitaba el miedo, aparecen la libertad y el valor de ser nosotros mismos.
Mira a tu alrededor y déjate inspirar solo por las personas que son verdaderamente felices y a las que admiras.
Has nacido libre y tienes el derecho de ser como elijas ser. ¿Por qué aceptas vivir en la cárcel?
Yo hace muchos años descubrí lo que me ataba a una vida sin sentido y lo que me impedía ser feliz.
Me he dado cuenta de que cada vez que decía “quiero/deseo algo” pronunciaba la palabra “PERO”, y lo que le seguía a la palabra “pero” era siempre una negación a lo que afirmaba que quería.
No es que yo sea rara. Este mecanismo lo tenemos todos, y lo puedes comprobar ahora mismo si quieres.
Piensa en algo que deseas y escucha lo que te dices a ti mismo después. Siempre encontrarás alguna excusa para convencerte de que no es posible conseguir lo que quieres. ¡Pruébalo!
Yo hace muchos años decía:
“Quiero ser feliz, pero mi vida es complicada ahora y no tengo tiempo para pensar en tonterías”;
“Quiero irme de vacaciones, pero no tengo dinero”;
“Quiero una pareja, pero todos los hombres son unos machistas egoístas”, etc.
Y así, todos los días, me ponía excusas de “por qué no”, sin ser consciente de que lo que me decía a mí misma era como una “ley universal” que siempre se cumplía. Era la manera de autojustificar una vida sin sentido y de continuo sufrimiento. Además, era el juego perfecto para quedar bien delante de los demás.
¡Qué triste!
Hasta que un día me desperté cansada de desempeñar el papel de víctima y decidí que quería otra cosa para mí y para mi vida: ser feliz, abundante, libre, vivir la vida de mis sueños y contribuir en la vida de las personas de una manera auténtica.
¿Cuáles son tus excusas para no ser feliz ahora y conseguir todo lo que deseas?
Cualquier argumento que expongas es simplemente una excusa, y puedes elegir tener razón o ser feliz.
Así que ha llegado el momento de tomar una decisión ¡y ser feliz ahora! Ha llegado el momento de respetarte, de atreverte a salir de tu zona de confort, de apartarte de las relaciones tóxicas y de disfrutar de la vida de una vez por todas.
Mirando a mi alrededor, veo que cada vez somos más las personas que buscamos algo diferente. Y me he dado cuenta de que al final todos buscamos lo mismo: queremos ser felices.
¿De verdad crees que es una meta inalcanzable?
Hace mucho tiempo vi la película The Buchet List, de la que se me ha quedado grabado en la mente una escena en concreto:
«Había dos protagonistas, a los que les quedaban solo unos meses de vida. Cuando están en la cima de una pirámide en Egipto, uno le dice al otro: “¿Sabes lo que te preguntan cuando llegas a las puertas del Cielo?
La primera pregunta: ¿cuánta alegría has tenido en tu vida?
La segunda pregunta: ¿cuánta alegría has ofrecido a los demás?”.
Si te paras a pensar, te darás cuenta de que todos y cada uno de nosotros lo que realmente queremos es sentir alegría en nuestras vidas.
Nelson Mandela dijo una vez que «la gente no tiene miedo de la oscuridad, sino más bien del brillo que llevan dentro».
¿Por qué?
Porque si perciben su brillantez, su grandeza, deben asumir la responsabilidad de sus vidas, y… ya no podrán culpar a nadie.
Preferimos ser víctimas que personas libres, felices y vivir plenamente nuestras vidas.
Ahora, te animo a que reflexiones un poco sobre lo que has leído. Si detectas algo en ti que encaja con lo que he contado, renuncia por un momento a tener razón y elige ser feliz ahora.
Y luego cuéntame en los comentarios cómo te sientes. ¡Estoy deseando escucharte!
Siéntete agradecido por vivir, ofrece alegría a los demás y amor incondicional. Es lo que queremos todos:)
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