En muchas ocasiones nos resulta casi incomprensible la forma en la que los adolescentes organizan su mundo. Lo que para un adolescente es algo lógico puede resultar difícil de comprender para un adulto, por momentos parece que su mente funciona de una forma distinta. Pero, ¿en realidad el cerebro de un adolescente es tan diferente?
Descifrando el cerebro de los adolescentes
Los adolescentes pueden parecernos casi adultos en el exterior, pero sus cerebros aún están creciendo y madurando. Durante mucho tiempo se ha pensado que el cerebro del adolescente es el mismo que el de un adulto pero con una menor cantidad de experiencias. Sin embargo, durante los últimos 20 años se han hecho muchos avances en este terreno y se ha descubierto que el cerebro adolescente no se encuentra completamente desarrollado, razón por la que muchas veces reaccionan distinto a como lo haría un adulto. De hecho, se estima que el cerebro no se encuentra totalmente desarrollado hasta los 25 años aproximadamente.
El cerebro adolescente es capaz de acumular información y de aprender muy rápido, además de poder procesar problemas complejos y desarrollar otras habilidades, sin embargo, la comunicación entre las partes del cerebro no es del todo eficiente en todos los casos y es por eso que en ocasiones no son capaces de ver todo el panorama aunque sí vean las diferentes partes de las situaciones a las que se enfrentan.
La diferencia más importante respecto al cerebro adulto es la relacionada con las emociones. Se ha determinado que el cerebro no alcanza su madurez en todas sus zonas por igual y que las zonas posteriores maduran antes que las que se encuentran en la parte frontal, encargadas del procesamiento de las emociones, la evaluación de riesgos y el juicio. Es durante la adolescencia que esta parte del cerebro evoluciona y crea las conexiones que necesitará para que, en la época adulta, pueda tomar decisiones racionales y hacer una buena evaluación de las situaciones.
Aprenden más rápido y son más sensibles
La adolescencia es una etapa privilegiada para el aprendizaje. El cerebro absorbe la información con mayor facilidad que en la edad adulta y también asimila mejor los conocimientos. Pero también son más sensibles a su entorno y viven las emociones con más intensidad que los adultos.
La mayor sensibilidad sumada a la dificultad para evaluar las situaciones de riesgo de la forma adecuada para tomar decisiones racionales pueden llevar a los adolescentes a caer en conductas negativas, ya sea para entrar a formar parte de un grupo de amigos o para evitar ser la víctima de situaciones como el cyberbullying.
¿Cómo ayudar a los adolescentes a tomar buenas decisiones?
Tener hijos adolescentes es todo un reto. Es una edad difícil en la que la comunicación con los padres puede verse afectada y en la que los hijos se relacionan con entornos que pueden influir mucho en su desarrollo como un adulto sano. Algunas sugerencias para ayudar a los hijos adolescentes a tener buen criterio a la hora de tomar decisiones son:
- Realizar actividades familiares para mantener un vínculo fuerte entre los miembros de la familia.
- Comenzar ya desde la infancia a inculcar buenos valores, para que el adolescente tenga una buena base a la hora de enfrentarse a una situación difícil.
- Establecer unas reglas claras, dejar claro lo que se espera de él y cuáles son las consecuencias de saltarse los límites.
- Verificar que el adolescente respete los límites también en los entornos digitales. Las redes sociales pueden ser entornos en los que se sientan más libres de actuar de forma inadecuada por sentirse protegidos por la distancia que pone Internet y ocultos de la supervisión de los padres.
- Ser tolerantes, es importante recordar que también los padres fueron adolescentes.
Lo más importante a la hora de mantener una buena relación con los adolescentes es comprenderlos y guiarlos sin imponerles nuestro criterio de una forma unilateral. En estas edades, establecer el diálogo y tener en cuenta sus necesidades, deseos e inquietudes es un factor clave cuando se trata de ayudarlos a tomar mejores decisiones.