Las ideas son como los árboles y al igual que ellos están sufriendo la agresiva tala, el daño de sus ecosistemas, desdén e indiferencia, quema; siendo siempre pocas las que sobreviven. Las ideas al igual que los bosques son los pulmones del mundo, otorgan oxígeno, vida, sabor, color, paz y demás.
Sucede que a diario cortamos súbitamente nuestras ideas porque no nos dan fruto al instante, no solemos tomarnos el tiempo para esperar a que la semilla germine, crezca, se forme una raíz que brinde fuerza al tallo del que colgarán las hojas que cobijarán el tan anhelado fruto.
Todo esto dentro de lo que es el emprendimiento y dentro de lo que es la vida resulta bastante peligroso, pues si las ideas no crecen, tanto como si los árboles se agotasen, el mundo se verá en serios problemas.
La mayor parte de las veces quienes de raíz borran las buenas ideas son las empresas, la sociedad, nuestros superiores; pero también nosotros, los gestores de las mismas; los encargados de cuidarlas y verlas convertidas en una realidad tan grande; en una empresa que otorga sombra a quienes antaño no creyeron en ellas.
A todos los grandes empresarios de la actualidad intentaron cortarles sus ideas. Su triunfo se dio en razón de su perseverancia y del cuidado que tuvieron con ellas, que luego como un árbol que se cuida desde que es apenas una semilla; muy bien supo serles agradecido.
Por eso amigo emprendedor, no desistas de tus ideas. Para la sociedad no fue fácil en determinado momento aceptar que la tierra giraba en torno al sol; eso iba nada menos que contra la moral de la época. Hoy el nombre del gestor de tal idea resuena inmortal en nuestros tiempos y lo hará por siempre; como el de todos aquellos que hasta su vida misma entregan por las ideas, por los bellos árboles.