Por Rafael Ayala
Para unos la vida está llena de sufrimiento, para otros, de bondad. La vida es una verdadera oportunidad, tanto de disfrutarla, como de padecerla. No soy ignorante de realidades terribles que a algunos les toca vivir; sin embargo estoy convencido que la peor de las realidades es pensar que vivimos en un lugar de desdicha.
He conocido, y seguramente usted también, personas que a pesar de atravesar circunstancias terribles, tienen una sonrisa en su rostro y una actitud esperanzadora; por el contrario también he tratado a gente que aunque poseen lo que muchos otros anhelamos, viven con desdicha. La diferencia entre unos y otros no está en qué es lo que les ha pasado, sino en cómo deciden enfrentar dichas circunstancias. Esto significa que la felicidad no es un lugar o estado a alcanzar; no es actividades a realizar o cosas por tener; sino una actitud interior que nos permita disfrutar los pequeños detalles que nos ofrece cada día.
Sé que esto pueden parecer palabras trilladas, sin embargo me atrevo a comentarlo porque es una realidad, no seremos felices si no decidimos serlo. Tener mucho o tener poco no debe alterar nuestra capacidad para disfrutar, para sorprendernos, agradecer y compartir.
Tal vez alguno de ustedes, mientras lee estos renglones piensa que es fácil para mí afirmar esto si ignoro lo que están viviendo. Es una realidad que no sé por qué están pasando, pero también es cierto que cada uno de nosotros tiene la capacidad suficiente para salir delante ante cualquier circunstancia que se nos presente. Como dice la frase, el dolor es inevitable, pero el sufrimiento no. Durante nuestra travesía experimentaremos eventualmente penas causadas por situaciones como perder seres queridos, ser traicionados, padecer escasez, enfermedad o incluso soledad; sin embargo de nosotros depende detenernos en esa etapa o pasar a la siguiente. Los problemas y adversidades son parte de nuestra existencia, tenerlos no es fuera de lo común. Por lo mismo debemos recordar que lo importante no es qué es lo que nos pasa en la vida, sino como decidimos responder ante ello. Si alguien nos perjudicó de nosotros depende si le perdonaremos y seremos libres del rencor o si decidimos centrar nuestra vida en esa persona y amargar el resto de nuestros años; si hemos perdido dinero y bienes, tenemos la posibilidad de crear nuevas alternativas de ingreso; pedir empleo, brindar un servicio a la gente (lavar un auto, ser chofer, practicar un oficio, hacer diligencias de otros), crear productos y comercializarlos, desde comida hasta ornamentos. No debemos rendirnos ante las adversidades, considerémoslas mejor como la materia prima de la vida. Es de ellas de donde debemos partir para cambiar nuestra realidad. Estoy convencido que nuestro futuro no debe ser una simple reproducción del presente que estamos viviendo, podemos modificarlo si decidimos tomar decisiones que lo impacten.
Si queremos mejorar nuestra salud podemos cambiar hoy mismo nuestra forma de alimentarnos, visitar a un nutriólogo y empezar a hacer ejercicio. ¿Hace cuánto tiempo que no sale a caminar por una zona agradable y rodeado de naturaleza? No necesita salir de viaje para hacerlo, incluso puede hoy mismo dejar a un lado la computadora y la televisión y visitar un parque de su ciudad para caminar plácidamente. ¿Ha soñado con correr un maratón, escribir un libro, estudiar otro idioma, viajar, actuar, aprender a bailar salsa, abrir una empresa o invertir tiempo en pintar un hermoso cuadro? Deje que detenerse a pensar por qué no puede hacerlo y tome decisiones y acciones que le lleven a allá o por lo menos le acerquen. ¿Quién le puede ayudar?, ¿por dónde puede empezar?, ¿a quién conoce que le pueda dar un consejo al respecto?, ¿qué puede hacer hoy al respecto? No importa que tan pequeño sea lo que puede hacer, simplemente de hoy el primer paso. Tal vez se limite a investigar por Internet, no importa, por algo hay que iniciar.
¿Podría usted conseguir en uno o dos días el equivalente a quinientos dólares? De ser así, al tener ese dinero, cualquiera de nosotros podría tomar un avión y amanecer al día siguiente en otra ciudad, estado, país o incluso continente y jamás regresar al lugar donde nos encontramos ahora. Sé que suena aventurado, sin embargo tenemos la capacidad y posibilidad de hacerlo. No le estoy dando un consejo, sino simplemente ejemplificando el tamaño de decisiones que podríamos tomar en cualquier momento y modificar radicalmente nuestra vida para siempre.
Tenemos el poder para romper la inercia de nuestra forma de vida, es una realidad, podemos hacerlo. Si no está satisfecho o satisfecha con la forma en que vive ahora o con alguna parte de su vida, no tiene por qué continuar así. La vida es muy corta, no hay tiempo que perder. Le invito a hacerse el propósito de tomar decisiones y acciones que le permitan disfrutar más de sus seres queridos y del mundo en que vivimos.
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