La vida es desarrollada mediante un sistema competitivo, que obliga al ser humano a actualizarse continuamente. Todos los individuos no resultan competitivos, porque sus capacidades no se lo permiten.
Hay habilidades innatas ( por ejemplo: ser cariñoso y disponible o inteligente y metodico o riguroso y servicial o respetuoso y justo).
Cuando desarrollamos la capacidad de competir, nos sentimos integramente realizados. Nos favorece ser reconocidos, para sentirnos seguros. Pero si nos descalifican, nos sentimos derrumbados y sin deseos de continuar, en esta lucha por la supervivencia.
Dentro de los competitivos estan los Talentosos, que es lo que los hace unicos, es decir sobresalientes. Tan solo el 15% de las personas, pertenecen a este grupo.
En esta dura tarea aparece la vocacion, que a veces es muy dificil de detectar. Esta opuesta al concepto de mision, que es la necesidad de competir, abocandonos a una causa ideologica, magicas y religiosas. En un mundo donde debe de haber ganadores (provisionales) y perdedores (humillados).
La verdadera vocacion es la que se desarrolla naturalmente, desde pequeño; son las inclinaciones mas destacables. La vocacion despierta la limpia y verdadera espiritualidad, donde se ve a si mismo en plena evolucion. Solo el dos porciento de la poblacion, descubre su verdadera vocacion. Las personas no tienen una sola vocacion sino que tienen muchas. La vocacion se relaciona con la habilidad que se tenga para realizar una determinada cosa.
Para elegir adecuadamente un oficio, no solo hay que prestar atencion a lo que a una persona le gusta hacer, sino tambien hay que tener muy en cuenta, las posibilidades que tenga en la sociedad, para desarrollarla.
Desde ya el ser humano debe estar abocado a su propia subsistencia. Sus padres son los que mejor conocen a sus hijos, pero deben ayudarlos, sin presiones, que impidan ver sus resultados.
Hay una sola razon por la que los seres deben saber sus verdaderos valores, para enfrentar a un mundo competitivo, en esta lucha por sobrevivir.