Paradójicamente, es más difícil administrar la victoria que la derrota.
La premisa de que todos los miembros de la Organización se beneficien de las victorias es un Principio Estratégico fundamental.
Los Recursos Humanos tienen plena conciencia de las situaciones por las que atraviesa la Organización más allá de la conducta específica que adopten, o la consideración de los móviles que la definen; experimentan las particularidades de cada estado en el que la Organización se encuentra, discriminan las realidades tan rápido como ellas se producen.
Para los Recursos Humanos (lo que ha pasado siempre con los soldados que forman un ejército), la diferencia entre una derrota, un mal momento y el éxito o la victoria, es enorme. La gente enfrenta los malos momentos lo mejor que puede, los soporta con resignación e hidalguía, pero procesa de una manera muy diferente la situación cuando la Organización pasa por buenos momentos.
Mucho se puede pedir de los recursos humanos en situaciones adversas, pero nada hay por pedir de ellos en la victoria. Aquí radica parte vital de la sabiduría estratégica: en los momentos de éxito, no se pide, se da, no se reclama, se otorga. En la premisa no existe ningún afán de establecer diferencias adicionales a las que son obvias, se trata simplemente de reconocer que la gente NECESITA experimentar personalmente, de forma íntima, ésta diferencia trascendental entre los estados de éxito y aquellos que no lo son. Si ésta experiencia no se produce, desaparece de manera progresiva el sentido de compromiso hacia la Organización y los objetivos que ella se plantea.
Los momentos difíciles y las derrotas organizacionales se enfrentan con un sentido colectivo que las procesa de mejor forma, la victoria, sin embargo, se siente claramente de las dos formas: de manera personal primero y también de forma colectiva.
Cuando se alcanzan los objetivos o los resultados esperados es el mejor momento de llegar al individuo y reconocer su específica participación. No existe momento más apropiado de establecer con firmeza ésa relación indispensable entre el estado de la Empresa y el de cada uno de los miembros que la conforman. Esto genera una fuerza de cohesión en los equipos de trabajo y de ellos hacia los propósitos de la Organización que no puede alcanzarse fácilmente de ninguna otra manera.
El sentido de “Cuerpo” que siempre se busca alcanzar en los equipos de trabajo se materializa con la aplicación de este Principio Estratégico. Un “cuerpo” de recursos humanos es diferente al simple agregado colectivo, el “cuerpo” es una suma armónica de órganos individuales que se relacionan de manera sinérgica para Ser y Actuar. El cuerpo tiene una identidad que supera la particularidad de cada una de sus partes. El cuerpo ES de la misma manera que ES cada una de las partes. El cuerpo ACTUA en su forma agregada de la misma forma que cada una de las partes actúa a nivel particular. Biológicamente las personas tienen un cuerpo que actúa como entidad independiente al unísono de cada uno de los órganos que lo conforman.
La oportunidad para alcanzar un estado como éste con los Recursos Humanos se presenta en las situaciones victoriosas, simplemente haciendo partícipes de éstas a todas las personas que trabajaron en el empeño.
Es destacable la habilidad que muchas organizaciones ponen de manifiesto para enfrentar los momentos de dificultad y también es sorprendente cómo la falta de criterio en la administración de la victoria les impide perfeccionarla, hasta el punto que muchas de ellas terminan siendo fracasos adicionales.
Probablemente el punto de vista básico para administrar el éxito o la victoria es precisamente reconocer el hecho que ella constituye un patrimonio colectivo, un producto del trabajo agregado de muchas personas, del esfuerzo y del sacrificio común. Antiguos pensadores decían que el punto de partida para alcanzar el triunfo se encuentra entre lo más profundo de la derrota. Y es común ver cómo las organizaciones recurren a cada gramo de esfuerzo colectivo para tratar los momentos difíciles y cómo se olvidan fácilmente de ello cuando todo cambia. Una frase de uso popular establece que «el fracaso tiene muchos padres y el triunfo uno solo».
¡Todo el mundo debe beneficiarse de las victorias! Cada recurso de la Organización debe experimentar vívidamente la victoria, reconociendo que ella le representa beneficios particulares directos, asignación de mayores recursos, mayor comodidad y sensación de bienestar. El simbolismo sólo no alcanza, no es suficiente; es necesario concretar la experiencia personal e íntima. De ésta manera las personas no olvidan la diferencia profunda entre un estado y otro; extreman esfuerzos para situarse en aquel estado que les otorga el mayor beneficio personal, nítidamente evidenciado. Cuando todo el mundo se beneficia de la victoria se evita también que surjan las percepciones de privilegios discriminatorios o fútiles comparaciones.
Estas actitudes forman parte de las energías constituidas de la Organización y tienen mucho poder, suman fuerza de la misma forma en que lo hace una pequeña pelota de nieve rodando por la ladera, hasta un punto en que la percepción y la consideración de lo que significa una victoria sea apenas diferente a la que se tiene del fracaso.
Los «reconocimientos simbólicos» en la victoria, por sí solos, únicamente alcanzan efectividad cuando provienen de personas o instituciones cuyo significado sea también altamente simbólico. Este tipo de reconocimiento es mucho más difícil de aplicar que el concepto simple de beneficiar a todos con la victoria.
Dicen que un soldado francés en las campañas napoleónicas se expresaba así:
«Estoy dispuesto a morir por el emperador y por la bandera, pero entre que sigo vivo, me caen mejor dos raciones de comida al día que una sola.»
Extracto del libro: «El STRATEGOS y 23 Principios Estratégicos para la Lucha en el Mercado».
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
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