Líderes los hay de todas las clases; autocráticos, democráticos, autoritarios, buenos, no tan buenos, entre el sinnúmero de etcéteras que posiblemente compondrán esta lista; teniendo todos ellos en común una cosa: Se proyectan al largo plazo.
Y es que en alguna medida es ese uno de sus rasgos distintivos, motivo por el cual se convierten muchos en líderes, pues, el pensamiento largo-placista los invita a soñarse en escenarios futuros, a vislumbrar el éxito próximo y a utilizar la palabra, la motivación, el trabajo en equipo y demás para lograr llegar junto con otros a ese punto deseado.
Para quienes hasta ahora no me siguen, diré que hablo de la prospectiva, definida por muchos como una mirada hacia el futuro con el ánimo de motivarse (visión) y también de anticiparse a posibles inconvenientes, por lo que es esta parte clave dentro de la estrategia organizacional.
Sobre ella han hablado cantidad de autores, llegándose a realizar más de 120 metodologías de empleo diferentes, siendo las más importantes:
- Método Delphi: Con él se realizan pronósticos y predicciones
- Método de Probabilidades de Bayes: Para calcular probabilidades
- Método de la matriz de impacto cruzado: Realizar la prospectiva de acuerdo con una serie de variables
- Exploración del entorno: Identifica variables de cambio
- Método de análisis morfológico: Explora todas las posibilidades en las que puede evolucionar un sistema
La prospectiva se alza entonces como la virtud del líder, pues ella le permite ver con claridad el objetivo general que persigue y tener claridad sobre ello; por lo que correctamente guiará al grupo que dirige; asegurando su éxito, limitando el riesgo, evitando la improvisación. Quien no sepa usar la prospectiva difícilmente se consolidará como líder, puesto que, quien se centra apenas en el agitado presente; no podrá llevar a su equipo tan lejos y su barca se hundirá ante el primer cambo drástico del entorno al que no se anticipe.