Twitter, Facebook, LinkedIn, Tumblr, Instagram, Pinterest, Google+ y todos los demás. Las redes hoy forman parte de nuestra vida personal y de nuestro trabajo y han llegado a ser indispensables para desarrollar marcas, campañas de marketing, iniciativas y para incrementar negocios o atraer más clientes.
Cualquier sea el caso, la promoción a través de las redes es bastante fácil a realizar y comporta una inversión limitada con respecto a la resonancia que estos medios pueden ofrecer. La redes constituyen una herramienta ideal para viralizar estrategias promocionales personalizadas, originales y atractivas y hacerlas llegar a nuestro público objetivo.
Pero para aprovechar las oportunidades que los medios nos brindan, hay que conocerlos y planear una estrategia que tenga en cuenta las dinámicas propias de cada red.
¿Cuáles son los pasos a seguir para la planificación de nuestra estrategia?
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Fijar los objetivos. ¿Queremos expander nuestra red de contactos? ¿Reforzar la marca? ¿Incrementar el engagement con los usuarios? ¿Promocionar una campaña? ¿Aumentar el tráfico a nuestro sitio web? Debemos tener claro lo que queremos conseguir antes de empezar.
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Formular estrategias. Después de haber delineado los objetivos, tenemos que definir las estrategia general, para conseguir los resultados globales de promoción, y las estrategias específicas, es decir cada una de las actividades que componen nuestro plan de acción general.
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Elegir qué red utilizar. Éste es uno de los pasos clave de nuestra estrategia. No tienes porque estar presente en todas las redes: las redes no son homogéneas, cada network es único, tiene sus características, su estilo y su audiencia. Por lo tanto es oportuno elegir las redes más adecuadas en función de los objetivos que se quieren lograr.
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Analizar el contenido. Además de elegir las redes, se tiene que seleccionar y adaptar también el tipo de contenido por cada red: no se puede publicar indistintamente lo mismo en todas las redes, sino hay que estudiarlas para saber qué contenido mejor se conforma a cada network. Por ejemplo Twitter por la brevedad de sus mensajes (140 caracteres) es ideal para anuncios breves y llamativos, claim o para compartir enlaces. Facebook se presta a publicar contenido variado porque permite mezclar y diversificar el tipo de aportaciones y abarca un público más amplio. Google+ prefiere los contenidos de calidad e informativos (piénsense por ejemplo en los webinars), LinkedIn es útil para ponerse en contacto con círculos de profesionales mientras Pinterest e Instagram se enfocan más en imágenes, fotografías y contenido visual.
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Definir un protocolo de comunicación. Ante todo se tiene que elegir un estilo y tono definido, conforme al resto de la comunicación corporativa y a nuestro tipo de business. Otro aspecto fundamental es la coherencia entre comunicación verbal y visual, por lo tanto se tiene que diseñar una interfaz para las redes sociales y procurar que avatar, foto, bio y el perfil en general sean homogéneos, además de completos y actualizados. Un perfil completo y cuidado en los detalles comunica profesionalidad y cohesión de marca.
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Crear engagement. No se trata únicamente de publicar contenido para un público pasivo, sino de incentivar la comunicación, el intercambio, y de crear relaciones con nuestros seguidores, fans o clientes. Hay que recordar que en las redes el poder está en las manos de los usuarios y el compito de una empresa es interesarlos y satisfacerlos.
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Analizar los resultados. Monitorizar los progresos y verificar los argumentos que reciben más visitas, clicks, shares, +1, me gusta etc, y cuáles redes registran los mejores resultados, para aprender de nuestros errores y acrecentar los beneficios de nuestra presencia online.
El éxito en las redes depende de un conjunto de contenido, timing de publicación y frecuencia de las aportaciones. Aspectos que se pueden organizar fácilmente si tenemos un plan de acción bien desarrollado y profundo conocimiento de los medios a disposición.