Hace poco leí que emprender es como construir una casa sin contar con planos, la frase, atribuída al fundador de Twitter es un buen resumen de lo desolado que puede ser iniciar el camino de construir tu propio negocio sin mucha idea de lo que se hace pero eso si, con mucha emoción.
Hoy puedo decir con mucho humor que he construido y destruído más de diez empresas, se dice fácil y llegar a decirlo con una sonrisa exige tiempo y algo de aprendizaje. Hoy quiero compartir con ustedes algo que no me ha fallado jamás: Cómo conseguir dinero para iniciar mi última brillante idea de negocios.
La emoción es clave
Para iniciar un nuevo negocio no has de invertir tu dinero, mucho menos TODO tu dinero. Puedes participar con una cantidad que te permitas perder y el resto debes conseguirlo en diversas rondas de financiamiento. Al principio tu negocio no es ningún negocio. Lo que tienes es un trozo de papel donde resumes una idea que podrá cambir el mundo y hacer millonarios a los que logren participar.
Por eso vas con tus amigos y familiares, personas que genuinamente quieres beneficiar con tu proyecto. Vas y les explicas tu idea de negocio, les cuentas que les vas a hacer el favor de incluirlos en el negocio por una pequeña cantidad de dinero y les muestras una serie de proyecciones de venta.
No hay duda que la emoción es clave a la hora de que conseguir que tus conocidos metan la mano en sus bolsillos y te entreguen los billetes a cambio de una promesa.
Pero se puede, se puede hacer una y otra vez y por supuesto que la tercera o cuarta vez dejarán de responder tus llamadas y te evitarán a toda costa.
A menos que des en el clavo con tu idea de negocio y todos se hagan ricos.
¿Por qué acudir a tu círculo de influencia y ofrecerles participar?
No es por el dinero, para nada.
A menos que tu apellido sea Trump, tu familia apenas si podrá invertir un 5% o menos del dinero necesario. En el mejor de los casos alcanzará para crear la compañía, construir un prototipo y empezar a tocar otras puertas de financiamiento.
La verdadera razón es que te ayuda a probar si tu idea de negocio es viable o no.
Los amigos y familia son buenos para dar palmaditas en la espalda cuando dices que vas a intentar algo nuevo. Eso lo hace cualquiera. Pero si pides un compromiso mayor como comprar unas unidades de tu producto o mejor aún participar del negocio entonces tendrás un estudio de mercado más real.