Sabían que Steve Jobs, el todopoderoso fundador de Apple y gurú tecnológico, se sintió un fracasado? Sí, sí, como lo oyen. El padre del Mac, del ipod y del iphone, entre otros inventos, se planteó hasta huir de Silicon Valley (California) cuando lo despidieron de la compañía de la manzana en 1985.
“¿Cómo pueden a uno despedirle de la empresa que ha fundado? Lo que había sido el corazón de mi vida adulta había desaparecido y fue devastador. Era un fracaso público”, se sinceró ante un nutrido grupo de estudiantes de la Universidad de Stanford en 2005. Pero no teman.
Como todos sabemos, Jobs no desapareció de la faz empresarial –es más, Apple le repescó en 1997– y es todo menos un fracasado. Pero su lectura de aquel momento vital es reveladora para cualquier persona, sea emprendedora, ejecutiva o asalariada de turno.
“Al principio no lo vi, pero el despido fue lo mejor que me había pasado en la vida. El peso del éxito fue sustituido por la lucidez de volver a ser un principiante otra vez, menos seguro de las cosas”. Todo un cántico a la superación personal.
Extraer lecciones
De suspensiones de pagos también sabe Salvador Mas de Xaxàs: la empresa familiar montada por su padre se fue al traste a mediados de los años ochenta.
“Fue una experiencia que no se la deseo a nadie, pero no me traumatizó. Se trata de sacar conclusiones: no perdí a ningún amigo, de los de verdad, me refiero, y tuve que bajar mi ritmo de vida pero me di cuenta de que no pasaba nada. Para mis hijos fue duro, pero creo que les ha ayudado en su vida”.
La receta de Cosentino para esos momentos de dificultad es “ser honrado y dar la cara, aunque pases mil vergüenzas”. Y, sobre todo, no rendirse, dice recordando sus propias crisis: “Me hubiera metido en la cama y no hubiera salido, pero no podía venirme abajo”. Una línea en la que profundiza Domenech: “Perseverar, perseverar, perseverar. Y para eso hace falta creer en lo que uno hace, dejar espacio al instinto, humildad para cuestionarse lo que piensas, hacer de la innovación una actitud, construir un buen equipo, disponer de un consejo de administración con muchas canas y ser honesto y agradecido. Me molesta que algunos lo reduzcan todo a la suerte”.
Quizá, como enfatiza Steve Jobs, el éxito radique en no perder la fe en los peores momentos y en apasionarse con lo que uno hace. “El trabajo ocupa una gran parte de nuestra vida y la única forma de estar satisfechos es hacer aquello que amamos”. Tomen nota.
Fuente: EscuelaParaRicos.net/la-primera-leccion-que-debes-aprender/