En estos tiempos en los que la crisis afecta a la mayoría de los sectores y personas, muchos de los gerentes de empresa tienden a suprimir de las partidas presupuestarias aquellos “pequeños” detalles en la empresa que aparentemente son más susceptibles de desaparecer. Esto puede resultar ser una medida errónea en determinados casos y siempre dependiendo sobre qué se va a recortar.
La comunicación en muchos casos se ha considerado como un elemento prescindible del presupuesto, situación que ha llevado a la total ruina a muchas de las empresas que posteriormente enfocaban el desastre en la “falta de ventas” y por tanto de clientes. Si analizamos un poco más en profundidad el motivo por el cual una determinada empresa se encuentra en situación de quiebra, llegaremos a la conclusión que uno de los motivos que le ha podido llevar a tal estado ha sido la falta de comunicación. Sin duda alguna, si en períodos de estabilidad económica la comunicación no se ha de descuidar, ahora cuando más aprieta la soga, es cuando más se ha de cuidar e invertir en este campo, simplemente por la sencilla razón de conseguir llegar antes a aquellos a los que la competencia si estaba dispuesta a llegar.
Además de comunicar y ofrecer una imagen positiva del producto o servicio que se vende, la clave radica en nuestra voluntad para continuar avanzando en la comunicación y ofrecer por todos los medios posibles con el único propósito de hacer llegar al público todo lo relacionado con nuestras actividades e iniciativas empresariales. Hoy en día, los medios y técnicas comunicativas externas han evolucionado exponencialmente gracias a la implementación de nuevas tecnologías, como las redes sociales, motivo aun por el cual nuestra empresa no debe renunciar a esta inversión de futuro que tanto bien nos puede aportar.
Por otra parte, para conseguir que nuestra comunicación externa funcione, debemos preparar y tener a punto la interna. Un buen trato entre nuestra plantilla y un correcto canal que informe sobre lo que en ella sucede aportará un equilibrio que el público sabrá agradecer generosamente en un plazo corto de tiempo.
Por lo tanto, renunciar a realizar una inversión, siempre en nuestra medida posible, en la comunicación externa e interna de nuestra empresa posiblemente favorecerá a crear un clima de crispación entre todos los empleados debido a la no consecución de los objetivos de venta por falta de nuevos clientes y un completo desconocimiento por parte del público al que no habremos llegado.