A la edad de 22 años dormía en la calle y recogía latas y botellas para cambiarlas por comida. Hoy, es uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna de más de 3.200 millones de dólares… ¿Cómo lo logró?
La historia de John Paul Dejoria podría perfectamente ser el guion de una película inspiracional de Hollywood, pero, en este caso, la realidad supera a la ficción.
¿Cómo logró John Paul Dejoria convertirse en una de las personas más ricas del mundo?
Desde muy chico, la vida sería implacable con Paul. Cuando apenas tenía dos años, sus padres se separaron, por lo que él y su hermano quedaron a cargo de su madre.
Ante la difícil situación económica que atravesaba su familia, se vio obligado a trabajar desde muy chico. Junto con su hermano, vendían periódicos, dulces y tarjetas de navidad para ganar algunos dólares; sin embargo, la situación era demasiado complicada y había días en que no tenían qué comer.
Finalmente, su madre tuvo que abandonar a Paul y a su hermano en un albergue con la esperanza de que el Estado pudiera hacerse cargo de sus necesidades mejor que ella.
A cargo del estado, Paul tuvo la oportunidad de estudiar, pero lo golpes de la vida habían hecho que el adolescente adoptara una actitud de rebeldía y desobligación. Sin pilares sólidos, fruto de un claro ejemplo de familia desestructurada, comenzó a coquetear con las bandas callejeras de Los Ángeles, hasta que ingresó definitivamente en una de ellas.
Sin embargo, cuando el destino de Paul parecía estar prácticamente escrito con muy pocas cosas buenas por venir, sucedió un hecho que marcaría su vida para siempre. Su maestro de matemáticas, que constantemente le llamaba la atención por su rebeldía, le dijo: “¡Nunca jamás tendrás éxito en la vida, nunca servirás para nada!”.
Según como lo ha dicho el mismo Paul en varias entrevistas, las palabras de su maestro fueron un fuerte golpe de realidad que le permitieron darse cuenta de que no quería continuar con la vida que llevaba hasta ese momento.
Tras graduarse en el instituto, ingresó en la Marina de Estados Unidos y, después de cumplir sus servicios a la Nación, quiso estudiar odontología; pero el alto costo de las universidades norteamericanas hizo inviable ese objetivo.
Mientras encontraba qué hacer con su vida, Paul se casó y tuvo un hijo, pero se divorció al poco tiempo quedando a cargo del niño, por lo que se vio obligado a vender enciclopedias, seguros de vida, reparar bicicletas y a realizar otras actividades para ganar algo de dinero.
A pesar de los enormes esfuerzos que realizaba, los ingresos que obtenía no eran suficientes y, como era demasiado orgulloso para pedir ayuda, terminó viviendo nuevamente en la calle, recogiendo botellas y latas para cambiarlas por patatas, arroz o latas de sopa en tiendas de alimentos.
Guiado por su determinación, Paul aprovecho esta dura etapa de su vida para llenarse de fortaleza y comenzar a dar forma a su destino.
Tomando control de su vida
Su gran oportunidad llegó cuando los laboratorios Redken, la mayor compañía de productos de peluquería de Estados Unidos del momento, se cruzó en su camino. Ingresó a la compañía con un salario de $650 dólares al mes, pero él tenía claro que quería mucho más.
Cansado de dejar su destino en manos del azar, se decidió a iniciar su primer proyecto empresarial. Pidió un crédito de $700 dólares a su amigo Paul Mitchell y juntos fundarían la empresa John Paul Mitchell Systems, dedicada a fabricar productos de belleza.
Durante el primer año de vida de la empresa, Paul y Mitchell iban, literalmente, puerta por puerta de los salones de belleza de todo el país ofreciendo sus productos con una fórmula infalible: “si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero”. Gracias a esta propuesta, consiguieron que los clientes se animaran a probar sus productos, comenzando así a labrar su camino al éxito.
Actualmente, John Paul Mitchell Systems es un imperio que se mantiene en la cima gracias a la filosofía que su fundador aprendió en la juventud: hacer más con menos. De hecho, cuenta con una planta de empleados que es tres veces menor que las de la competencia, a la que supera en ventas e ingresos. Además, la compañía de Paul hace grandes esfuerzos para motivar y retener a sus colaboradores, pagando salarios mucho más altos que otras empresas del sector y ofreciendo beneficios extra que garantizan la lealtad y máximo rendimiento de cada una de las personas que allí trabajan.
Las ventas de John Paul Mitchell Systems superan la barrera de los 1.000 millones de dólares anuales y es una de las marcas preferidas del mercado gracias a que en el proceso de fabricación no se testean los productos en animales, porque Paul es un acérrimo defensor del medioambiente y la naturaleza.
Una de las 1.000 personas más ricas del mundo
Hoy la vida le sonríe a Paul. Está casado, tiene cuatro hijos y seis nietos; y es propietario de John Paul Mitchell Systems, de Patron Spirits Company, Patron Tequila, Solar Utility, Diamond Audio y otras tantas compañías que ha ido fundando o comprando a lo largo de su vida. Es una de las mil personas más ricas del mundo según Forbes, ha sido invitado como inversionista en la serie Shark Tank y es admirado por sus labores filantrópicas, colaborando en la lucha contra el cáncer, autismo, diabetes, leucemia, esclerosis múltiple, y apoyando fundaciones de ayuda a la infancia y organizaciones ecologistas, entre otras.
La historia de John Paul Dejoria es realmente inspiradora. Mientras la mayoría de las personas adoptan una actitud de victimas frente a las adversidades de la vida, Paul aprovechó los momentos difíciles para hacerse más fuerte y seguir sin perder el entusiasmo. Así fue como este emprendedor, que alguna vez se vio obligado a vivir en las calles, es hoy uno de los empresarios más ricos y admirados del mundo. En sus propias palabras:
“Hay que tener el mismo entusiasmo ante la puerta número uno, que ante la puerta número cien.” -John Paul Dejoria