John D. Rockefeller hizo algo que pocos seres humanos han conseguido en la historia: construir una fortuna alrededor de un proyecto empresarial, aportar a la transformación de la incipiente economía norteamericana de mediados del siglo XIX en la economía más grande que se haya conocido, desarrollar una de las empresas más importantes de la era (Standard Oil), dar forma a la industria petrolera y ser considerado uno de los filántropos más importantes de todos los tiempos. No es poca cosa para la existencia de un solo hombre, aunque haya tenido el privilegio de vivir casi 98 años.
La vida empresarial de Rockefeller y su fortuna han sido parte de interminables polémicas y análisis en Estados Unidos y el resto del mundo, puesto que el impacto del trabajo de éste hombre tuvo alcance universal, especialmente a partir de la producción y comercialización del “kerosene” que iluminó los hogares del mundo hasta principios del siglo XX, y luego los carburantes que pusieron en movimiento el transporte moderno.
No puede extrañar que una trayectoria de vida de la envergadura que tuvo la de Rockefeller se inscriba en polémica, crítica, especulación, mito y leyenda. Es más conocido por sus prácticas monopolistas (inscritas en el marco legal de la época) que los enormes aportes que hizo a diferentes causas por medio de su filantropía: salud (especialmente), educación, investigación científica, etc. El Legado de Rockefeller está presente en cada hogar del mundo hoy mismo, y probablemente no en la cochera, más bien en el botiquín o la biblioteca de la casa.
Éste hombre, que construyó una fortuna que hoy mismo sería 5 veces mayor a la de Bill Gates, tiene reconocida una frase que trasciende lo paradójico. La afirmación más poderosa de Rockefeller es:
“Si el único objetivo que tienes en la vida es volverte rico, NUNCA lo alcanzarás.”
¡Nada mal, proviniendo del hombre más rico de la historia moderna!
Su afirmación de riqueza se vincula al tema monetario, y bien podría ser expuesta así:
“Si el único objetivo que tienes en la vida es volverte millonario, nunca lo conseguirás.”
La riqueza es una consecuencia, un resultado, NO un objetivo. La riqueza es producto de lo que se hace, no es “lo que se hace”. No existe el oficio de “hacerse millonario”. Aquellos que sueñan desde temprano con ser y tener una “vida de ricos”, concluyen soñando, y sin riquezas.
En la actualidad, la fortuna Rockefeller no puede ser identificada fácilmente, y de hecho no tiene la magnitud que poseyó en sus orígenes. Esto se debe a que la fortuna, por deseo explícito de su creador, fue dispuesta en el interés de terceros. Bien o mal entendido, ése fue el destino final de la riqueza acumulada por Rockefeller. Incluso la Fundación Rockefeller no es hoy una de las instituciones más ricas de beneficencia, a pesar que fue la primera en formarse bajo criterios de organización técnica moderna y la que más impacto tuvo en la historia contemporánea.
El dinero amasado por Rockefeller terminará de la forma que él lo hubiera preferido: como una corriente de agua que llega y pasa. En el proceso habrá provisto de agua fresca y riego, pero pasará luego, exhausta la vertiente, temporal, como lo es todo en la vida (y cuanto más el dinero).
Son otros los objetivos que deben buscarse para alcanzar, como efecto, la riqueza: proyectos, negocios, emprendimientos, trabajo. Ellos, merced a mucho sacrificio y un poco de fortuna, concluirán proveyendo riqueza. Y en tanto ésos proyectos, negocios y emprendimientos se orienten a resolver problemas de la gente, a mejorar sus experiencias y sus vidas, tanto más grande la fortuna.
Al propio Rockefeller se le atribuye la cita: “No tengas temor de abandonar lo bueno para ir por lo grandioso”. Esto es una apología de la sana ambición, el deseo de volar alto, llegar más lejos. Todo ello no es solo legítimo, es necesario para el progreso de todos los hombres. ¡Ambición por supuesto!, pero para cambiar la realidad, para afectar positivamente el entorno y la vida de los demás.
La riqueza, la fortuna, los millones, no se alcanzan, ellos son los que “alcanzan” al hombre en la ruta, ésa que se transita para lograr objetivos más grandes que su peso en oro, objetivos que a diferencia del preciado metal pueden trascender la vida de sus creadores.
Han existido muchos millonarios en la historia de la humanidad, ¿De cuántos se conocen con cierto detalle sus vidas? ¿Cuántos dejaron algo edificante para la posteridad? Sólo aquellos que acumularon riqueza como EFECTO de algo mayor, como PRODUCTO de una ambición más grande que el dinero.
¿Es malo desear ser millonario?, Por supuesto que no. Pero conseguirlo efectivamente es mucho mejor, y ello pasa por descartar la riqueza como objetivo central.
Y una vez que se alcanza la riqueza, llega otro consejo de Rockefeller:
“Yo creo que es un deber del hombre hacer todo el dinero que pueda, conservar todo el que pueda y entregar a otros todo el que pueda.”
Ése es el circuito virtuoso de la riqueza.
La historia de John D. Rockefeller
En el siguiente video puedes conocer más acerca de la vida de John D. Rockefeller, su trayectoria empresarial y cómo logró convertirse en la persona más rica de la historia moderna. ¡Dale Play!
DATOS DEL AUTOR.-
Carlos Eduardo Nava Condarco, natural de Bolivia, reside en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, es Administrador de Empresas y Empresario. Actualmente se desempeña como Gerente de su Empresa, Consultor de Estrategia de Negocios y Desarrollo Personal, escritor y Coach de Emprendedores.
Autor del libro: “Emprender es una forma de Vida. Desarrollo de la Conciencia Emprendedora”
WEB: www.elstrategos.com
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