Hace un tiempo atrás mi mamá, de 75 años (orgullosamente debo decir que usa Facebook y el correo electrónico a diario) me decía que cuando ella era más joven no sucedían las cosas que suceden ahora. Se refería a Tsunamis, tormentas de nieve, tornados y huracanes por dar algunos ejemplos.
Y muchos coincidirán con ella. Yo no coincido. Y le explico por qué.
Las tormentas, como tantos otros sucesos impactantes existieron siempre, lo que pasa es que ahora la información viaja más rápido y está al alcance de todo el mundo, entonces es más fácil enterarse de lo que sucede en Japón o en Medio Oriente en tiempo real. Antes los periodistas debían ser testigos de lo que pasaba, escribir la noticia, (si sobrevivían a la tragedia) enviarla a una agencia de noticias y luego ésta la mandaba por teletipo a los diarios o a la oficina de correos. Así de “sencillo”.
Recuerdo que un amigo mío, después de recibirse de dentista se fue un año a la India, y cuando volvió la gente lo paraba en la calle para preguntarle si era verdad esto o aquello otro. Hablo de principios de los 80’s… No sabíamos exactamente qué pasaba en otras partes del mundo o nos enterábamos tarde.
Ahora, gracias al desarrollo de Internet y las nuevas tecnologías, vivimos bombardeados de información: no alcanza el tiempo para leer o ver toda la información que recibimos. Las barreras se han ido desdibujando, los obstáculos no son tan difíciles de sortear (algunos) y las fronteras se han “acercado” un poco más. Entonces una tragedia en pocos minutos se convierte en “trending” y en pocas horas es viral…
La información está al alcance de todos, en cualquier parte que se encuentre, en cualquier idioma que se hable. Eso hace que los negocios trasciendan todos los límites. Y como si fuera poco los muchachos de Google le traducen un sitio web con un solo click y se acuerdan cuando usted vuelve a visitarlo…
La tecnología acercó a los pueblos y culturas, nos hizo y seguirá haciéndonos más informados y nos permite seguir evolucionando.
Y lo más fantástico de esta evolución es que hasta hace unos años atrás se creía que el dueño de la información era quien tenía el poder (y lógicamente la escondía). Ahora quien comparte la información es quien tiene el poder.
No se limite a buscar información en su ciudad, provincia o país. Investigue qué pasa y cómo lo hacen en otros lados. Eso le ayudará a abrir su mente a la hora de iniciar su propio negocio. Con la información adecuada usted podrá adaptar a sus necesidades los mejores procesos utilizados en empresas líderes en cualquiera de los cinco continentes.
Infórmese, aprenda y comparta: es la manera de iniciar el camino hacia el éxito.