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Inca Kola, el mismo intento diferente fracaso

Debido al lanzamiento de la gaseosa chicha morada de Inca Kola, me dispuse a analizar su estrategia de mercado y sus características propiamente como articulador de negocios y puedo decir que una marca como Inca Kola posicionada a través de la construcción de una identidad casi patriótica durante décadas, no ha sabido equilibrar lo auténtico con lo innovador pese a sus orígenes base de su éxito, se suma a ello una contemporánea estrategia de identificación al punto de ser considera “la marca Apple de las bebidas peruanas a la hora del almuerzo” (el fanatismo de antaño).

Es raro que una gran compañía no recuerde sus orígenes para entender su futuro, lo cual demuestra que no ha entendido los ya reiterados fracasos de la implementación de un producto “diversicultural” a través de su innovación en un mercado tan “diversicultural” de consumo como el Perú de todas las sangres. Me atrevo a decir que Inca Kola es producto de la escasez de oferta con potencial en su momento de aparición, lo cual la hizo liderar el mercado nacional a través del tiempo. Su sabor autentico marcó diferencia con lo convencional en un momento de pocas alternativas serias, generación tras generación aprendimos a disfrutar de Inca Kola y esa fue la fuerza que logro su posicionamiento desde Leticia a Tacna.

Inca Kola genero una identidad nacional homogénea por casualidad y naturaleza ya que la Inca Kola nació única para todo el Perú y no se hacía al modo casero local, por el contrario la chicha morada por su naturaleza pluri-autentica siempre fue diferente de sí misma aun siendo la misma idea, ya que por ejemplo su sabor limeño es por composición muy diferente a su sabor piurano hasta por el agua utilizada para su elaboración y todos tenemos asociado un sabor casero original de la chicha conceptualmente moradita, refrescante, hogareña y de domingo.

Reitero que lo auténtico de la chicha morada radica en que no existe imitación valida o por validar ya que el Perú es de chichas y no de chicha, pues la forma de prepararla y servirla es diferente en todo el país, la Inca Kola, chicha industrial, por el contrario para mí tiene un sabor a chicle y un color artificial unido a un aroma gaseoso ambiguo y una presentación falsificada sin el limoncito y la canela, concepto diferente o símil al de peruanos de otras latitudes, lo cual hace que deje de ser una alternativa autentica al paladar del “chichero” de toda la vida, logrando solo incrementar las filas de las chichas que quisieron ser la chicha del Perú.

La experiencia de mercado nos dice que el “exitazo” de gloria y demás bebidas de chicha (más éxito tiene el jugo de piña), no ha logrado consolidar aún ninguna marca comercialmente denominada como tal, salvo las gourmet en un escaso y selectísimo estrato de consumo diferenciado, por que no han sabido ser auténticos con el sabor y la apariencia preconcebida en el consumidor “diversicultural”, lección que pronto Inca Kola aprenderá con sutileza en sus proyecciones de crecimiento en ventas, esto sucede porque para desarrollar un producto y definir una estrategia es necesario el entendimiento de la esencia del producto y su consumidor potencial (idiosincrasia) y no solo su conceptualización comercial, un diagnostico mercadológico mal realizado es garantía de fracaso escandaloso y este error lo encontramos desde “Coca-Cola” hasta “sangucheria burguer Pérez”.

Lamentablemente esta chicha nació con la fecha de caducidad adelantada, particularmente recomiendo que la prueben e intenten entenderla ya que nace bajo el abrigo de un icono nacional pero les garantizo que será otro rotundo fracaso de mercado.

Salud con chicha autentica de casa y sazón.

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