Fintech, es una palabra cada vez más usada tanto en el entorno tecnológico como en el del emprendedurismo. Esto gracias a su gran valor y a los beneficios que aporta tanto a los individuos como a pequeños negocios y grandes empresas alrededor del mundo.
El término fintech, etimológicamente surge de la combinación de las palabras Financial + Technologies, o tecnologías financieras en español. Esta palabra es usada regularmente en el segmento de las startup tecnológicas, que están sacudiendo y cambiando distintas áreas de las finanzas como los pagos con móviles, préstamos en línea, la recaudación de fondos, entre otros.
Algunos ejemplos de empresas exitosas en estas áreas son Billpocket, una empresa 100% mexicana que ofrece la posibilidad de cobrar con tarjeta a través de una terminal punto de venta móvil con tecnología Bluetooth de manera fácil y segura, y Gofundme que permite la recaudación de fondos o crowdfunding. Ambas han tenido un desarrollo notable en los últimos años.
De acuerdo con el Banco Mundial, de 2011 a 2014 la inclusión en servicios financieros creció del 51 al 62% en el mundo, aunque algunos países de América Latina se mantienen debajo del promedio global como Colombia y México, ambos con un 39%. Sin embargo, esta exclusión bancaria ha sido aprovechada por nuevas empresas fintech latinoamericanas que han sabido tomar ventaja del aumento en el uso de dispositivos móviles e internet.
Las tendencias están inclinándose a este tipo de plataformas, que revolucionan y facilitan la realización de determinadas actividades, tanto para beneficio de los clientes y usuarios como de las mismas empresas y negocios, sea cual sea tu tamaño. En el caso de América Latina, las empresas fintech están logrando llenar huecos que las instituciones financieras tradicionales habían dejado vacíos, ofreciendo alternativas que son novedosas, pero sobre todo sencillas y convenientes, hecho que las ha llevado a convertirse en una rama de gran valor y potencial.